Netflix ha sorprendido a sus seguidores al presentar el tráiler oficial de la cuarta temporada de la exitosa serie, que esta vez se adentra en la vida de Benedict Bridgerton. Con una estrategia diseñada para mantener la emoción y la expectativa, la plataforma ha revelado que esta nueva entrega se dividirá en dos partes: la primera se estrenará el 29 de enero de 2026, mientras que la segunda llegará el 26 de febrero del mismo año.
La cuarta temporada se inspira en la novela ‘Te doy mi corazón’ de Julia Quinn, reconocida autora de la serie literaria en la que se basa la producción. En esta entrega, se explora una historia con reminiscencias del clásico cuento de Cenicienta. La protagonista, Sophie, es una hija ilegítima de un conde que nunca la reconoció oficialmente, aunque se preocupó por su bienestar. Tras la muerte de su padre, Sophie se enfrenta a las duras condiciones impuestas por su madrastra y las hijas de esta, quienes la tratan con desprecio, forzándola a vivir prácticamente como una sirvienta en su propio hogar.
El vestuario: un derroche de lujo y creatividad
Uno de los aspectos más aclamados de Los Bridgerton desde sus inicios es, sin duda, su espectacular vestuario. La magnitud del esfuerzo detrás de la producción se revela en Inside Bridgerton, un libro que desvela los secretos creativos de las dos primeras temporadas. En él se señala que la talentosa diseñadora Ellen Mirojnick fue la responsable de más de 7,500 piezas de vestuario, que incluyen incluso ropa interior histórica. Durante la primera temporada, se calcula que se invirtieron más de 80,000 euros en la confección de vestidos, telas y accesorios.
Mirojnick creó cerca de 1,800 vestidos, y los miembros del elenco principal disfrutan de constantes cambios de vestuario. Un ejemplo de esto es la actriz Phoebe Dynevor, quien utilizó 86 trajes distintos a lo largo de la temporada. Este impresionante nivel de detalle, aunque costoso, es fundamental para dar vida a la atmósfera singular de la serie.
En Los Bridgerton, el vestuario trasciende su función estética. Cada prenda, color y textura están cuidadosamente seleccionados para reflejar estados de ánimo, tensiones sociales y la evolución emocional de los personajes. Esa atención meticulosa al detalle es, sin duda, parte del encanto que mantiene a los espectadores cautivados.