EL PAÍS

Resurgimiento de la Teoría de la ‘Internet Muerta’ ante el Auge de la IA en Contenido Digital

Lo que al principio parecía un sueño se ha vuelto una fuente de terror. Esta es la experiencia descrita por el doctor Frankenstein en la obra clásica de Mary Shelley, «El moderno Prometeo». Algo similar ha experimentado Sam Altman, CEO de OpenAI, quien ha comenzado a cuestionar la esencia de la “internet muerta”—una teoría que postula que el contenido generado por inteligencia artificial (IA) superará al creado por humanos, generando un aumento en la desinformación y la manipulación.

### Un Llamado de Atención

El reciente tweet de Altman ha desatado inquietudes: “Nunca me tomé tan en serio la teoría de la internet muerta, pero parece que hay muchas cuentas en X (anteriormente Twitter) gestionadas por modelos de lenguaje de IA”. Esta afirmación pone en evidencia un fenómeno creciente; según expertos, se hace más complicado distinguir entre contenido auténtico y ruido digital.

### Cambio en la Dinámica de la Información

Aaron Harris, director global de tecnología en Sage, muestra precaución al referirse a este fenómeno. Aunque no utiliza el término “internet muerta”, destaca que el panorama de la información está cambiando rápidamente: «La proliferación de contenidos automatizados y el comportamiento de los bots hacen difícil discernir lo verdadero de lo falso».

Investigadores como Jake Renzella y Vlada Rozova también advierten que las redes sociales, hoy en día, son la principal fuente de información para muchos usuarios. «El crecimiento de cuentas de IA legitima su influencia, llevándolos a fomentar la desinformación que ha estado presente durante años», aseguran. Un estudio de Imperva ya indicaba que casi la mitad del tráfico en internet era generado por bots.

### La Viralidad del Contenido Automatizado

Los bots no solo crean contenido; también saben cómo maximizar su difusión. Un estudio reciente de la Universidad de Vermont revela que la propagación de información—ya sean creencias o rumores—sigue un modelo matemático de “cascadas de autorrefuerzo”, similar al comportamiento de incendios forestales.

Esto significa que la información puede intensificarse o debilitarse dependiendo de las condiciones, lo que aumenta su potencial de convertirse en viral. “El estudio proporciona una base teórica para entender cómo las narrativas evolucionan en las redes sociales”, destaca Juniper Lovato, coautora del trabajo.

### La Paradoja de la Susceptibilidad

Un hallazgo importante se refiere a la “paradoja de la susceptibilidad”. Este fenómeno sugiere que los amigos de un usuario son, en promedio, más influenciables que el propio usuario. Este interrelacionado patrón social puede explicar cómo ciertas tendencias y comportamientos se popularizan en distintas áreas de internet.

### Responsabilidad y Ética en la Era de la IA

La solución al creciente dominio de la IA en la red no es meramente regulatoria. Según un extenso análisis de Google DeepMind, se requiere una colaboración entre los asistentes de IA, los usuarios, los desarrolladores y la sociedad. Las pautas éticas sugieren que la IA no debería manipular a los usuarios ni perjudicar la libertad individual.

Aaron Harris sostiene que es posible construir un internet ético, pero subraya que no sucederá sin un compromiso real. “La responsabilidad y la transparencia son fundamentales en el diseño de IA. Las empresas deben hacer sus resultados auditables”, aclara.

### Un Futuro en el que la IA Coexista con lo Humano

Harris propone proteger el “internet humano” sin desestimar los logros de la IA. “No podemos borrar el contenido generado por máquinas, ya que este se ha entrelazado con nuestras vidas y puede aportar valor si se utiliza responsablemente. La clave está en asegurar que la IA complemente nuestras capacidades, no que las suplante”.

Finalmente, la tarea de navegar este nuevo mundo digital recae sobre nosotros. La vigilancia y la conciencia son esenciales para restaurar la confianza en un espacio donde la influencia de la IA está en aumento. La responsabilidad en la creación y difusión de contenido debe ser innegociable, manteniendo siempre al ser humano en el epicentro de la conversación digital.