Zsolt Demetrovics, presidente de la Sociedad Internacional para el estudio de las adicciones comportamentales, en uno de los pasillos del hospital de Bellvitge de Barcelona.
Zsolt Demetrovics, presidente de la Sociedad Internacional para el estudio de las adicciones comportamentales, en uno de los corredores del centro de salud de Bellvitge de Barcelona.Kike Rincón

Las contestaciones de Zsolt Demetrovics (Budapest, Hungría, cincuenta y uno años) llegan tras un silencio reflexivo. “En 30 años ha cambiado una forma de relacionarnos que era milenaria”, afirma, y acepta que es lógico que existan dudas o recelos a las nuevas tecnologías. “Detrás de los videojuegos online hay la misma necesidad de socializarse y divertirse que siempre”. Presidente de la Sociedad Internacional para el Estudio de las Adicciones Comportamentales, atiende a Forbes Hispano un poco antes de dar una conferencia en el centro de salud de Bellvitge sobre adicciones comportamentales.

Pregunta. ¿Tiene redes sociales?

Respuesta. Tengo cuentas en Facebook, Instagram y LinkedIn, mas no las uso. No tengo tiempo.

P. ¿Le preocupan su impacto en los jóvenes?

R. La cuestión es de qué forma utilizamos las redes y las tecnologías. En mi niñez ni tan siquiera teníamos teléfono en casa y debíamos ir a la cabina del pueblo. Ahora tenemos toda la información en el móvil. La tecnología se ha desarrollado rapidísimo en los últimos veinticinco años y es realmente difícil amoldarse a estos importantes cambios. Nos ofrece muchas posibilidades, mas asimismo hay peligros.

P. ¿Qué peligros?

R. La adicción y el sobreuso. Pero hay más consecuencias: físicas por el sedentarismo al que nos lleva estar delante de un PC, inconvenientes oculares, de sueño y de relación interpersonal.

P. ¿Existe una relación entre el sobreuso de los juegos para videoconsolas y la soledad a medio o largo plazo?

R. Este es un inconveniente esencial. Cuando comenzamos a utilizar las redes sociales, los dispositivos o los juegos para videoconsolas hay una razón detrás. Tenemos que mirar los motivos. Antes, la única forma de quedar con alguien era ir a su casa o a algún sitio; al tiempo que ahora asimismo es posible hacerlo online. Es algo bueno, mas puede tener unas consecuencias negativas para la persona.

P. A menudo habla de escapismo.

R. Sí. El escapismo puede ser relajarse, gozar o socializar. Jugar por Internet está bien tras un día de agobio. Esto es relajarse, como podría serlo tomar una copa de vino tras discutir con el jefe. El inconveniente aparece cuando el uso de Internet o de los juegos para videoconsolas tiene una afectación negativa significativa en el trabajo, los estudios o en nuestras relaciones y perdemos el control del tiempo en ello.

P. ¿Cuánto tiempo es el máximo?

P. ¿Somos menos capaces de encarar los inconvenientes?

R. Hay diferentes estrategias y ciertas personas tienen más que otras. Hay gente que se discute con el jefe y lo encara con naturalidad: “De acuerdo, seguiré haciendo mi trabajo”, afirman. Otros le dan vueltas y más vueltas a lo largo de días y tienen más contrariedades para administrar el agobio sensible. Son más propensos a buscar substancias o ciertos comportamientos para reducir su sofocación.

Zsolt Demetrovics, en el hospital de Bellvitge de Barcelona, después de la entrevista.
Zsolt Demetrovics, en el centro de salud de Bellvitge de Barcelona, tras la entrevista. Kike Rincón

P. Las adicciones medran entre los menores. ¿Por qué?

R. Las adicciones a los juegos para videoconsolas son más usuales entre los jóvenes, mas vemos que en comparación con la mayor parte de los comportamientos adictivos, incluyendo las substancias alcohólicas o los juegos de azar, semejan ser un trastorno mucho menos progresivo. La restauración espontánea es bastante usual entre los jugadores jóvenes.

P. ¿De qué forma ocurre?

R. Por ejemplo, un adolescente llega a jugar diez o doce horas cada día y tras unos meses o medio año la situación mengua y se normaliza. Esto no ocurre con el alcohol. Cuando se comienza a tomar, el inconveniente evolucionará a lo largo de una o dos décadas en la mayor parte de casos.

P. ¿Qué explicación hay?

P. Aún no sabemos suficiente. Puede ser que la persona no pueda gozar más o lograr el efecto que busca con los juegos para videoconsolas. Es preciso investigar más para saber si la adicción a los juegos para videoconsolas es un inconveniente progresivo o transitorio.

P. ¿Éramos más felices ya antes de Internet?

R. No lo creo. No me agrada calificar la realidad vinculada a las nuevas tecnologías como algo bueno o malo. Ha habido un enorme cambio en nuestras vidas y aún no estamos amoldando. Las redes sociales existen por el hecho de que hay una necesidad. Vivimos en una sociedad más personalizada, y en vez de parar en la calle y compartir nuestro día a día con los vecinos como hacíamos hace unos años, logramos Likes. Nuestras necesidades no han alterado, mas sí nuestro ambiente.

P. Las escuelas demandan una revisión del uso de las tecnologías.

R. Se precisa tiempo. Hemos visto las grandes posibilidades de las tecnologías: fuimos capaces de hacer clases online durante la pandemia y exactamente merced a ello reconocemos ahora la relevancia de la educación presencial.

P. ¿Cuándo deben introducirse las pantallas a los pequeños?

R. Seguramente no sea sanísimo hacerlo en edades muy tempranas, y después tarde va a ser preciso hacerlo de forma conjunta progenitores e hijos. No es bueno dar el móvil o el iPad a nuestro hijo a fin de que vea algo solo, como tampoco era una gran idea poner al pequeño delante de la tele. Hay una interacción entre la pantalla y el menor. Lo que no es conveniente es dar a los pequeños una pantalla a fin de que se calme, por el hecho de que llora o por el hecho de que está airado. Para eso no debemos utilizar la tecnología.

P. Los progenitores no tienen modelos para instruir en la tecnología.

R. Exacto. No lo vivimos cuando éramos pequeños y ahora aprendemos al lado de nuestros hijos. Nos alertaban del uso del alcohol, mas no de las tecnologías por el hecho de que no existían. Es bueno marcar las reglas y los límites al lado de los pequeños. Tenemos que comprender que hacen cosas distintas a lo que hacemos y qué es lo que significa un móvil para ellos.

P. ¿Las administraciones públicas deben regular el uso de la tecnología en el ámbito educativo?

R. No intervendría muy drásticamente, sobre todo a nivel de los usuarios, sino más bien de los desarrolladores. Lo esencial es explicar los peligros. Los gobiernos tienden a solventar los inconvenientes con leyes, mas los trastornos mentales jamás se han solucionado con una regulación.

P. La edad media del acceso a la pornografía ha descendido hasta los 8 años, conforme Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).

R. El consumo de pornografía es un inconveniente creciente. La cuestión es qué motivos hay detrás. Acostumbra a ser una acción compensatoria o de substitución. Si se ve porno para fortalecer la vida sexual no debe haber ningún inconveniente, mas si se consume por insatisfacción o por inconvenientes de pareja, ya es diferente. No se solventarán viendo porno.

P. ¿El porno es el peor contrincante de la salud sexual?

R. No lo creo. Puede contribuir a comprender que hay cosas que no deben normalizarse. El mayor peligro del porno es que muestra un sexo irreal.

P. Los progenitores pueden jugar a juegos para videoconsolas con los hijos, mas no ver porno con ellos. ¿De qué forma se les introduce la sexualidad?

R. Siempre es bastante difícil introducir a nuestros hijos en la sexualidad. Depende de nuestra relación. (Duda) Creo que es bueno jugar juntos, mas efectivamente no creo que sea bueno ver porno juntos. (Vuelve a meditar) No es una contestación fácil.

P. ¿Cuál es la adicción comportamental de mejor pronóstico?

R. Una de las contrariedades de las adicciones comportamentales es que son una parte de nuestra vida. El objetivo de un alcohólico es la abstinencia, no tomar más; el propósito de un adepto a Internet o al sexo no puede ser parar de tener relaciones íntimas o no jugar a juegos para videoconsolas.

P. ¿Cuál es su objetivo?

R. Aprender a supervisarlo. Y es realmente difícil.

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Adrian Cano

Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica. Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales,  es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.