El veintisiete de octubre de dos mil veintidos, el magnate Elon Musk entró en la sede de Twitter con un lavatorio. El día después, ya hace un año, se hizo oficial su adquiere por cuarenta y cuatro millones de dólares estadounidenses. Desde entonces, una increíble actividad ha generado docenas de cambios en la red social: Musk despidió a la mitad de empleados, creó subscripciones, anuló el uso tradicional de la envidiada señal azul, disculpó a miles y miles de cuentas eliminadas en interés de la libertad de expresión, monetizó la creación de contenido y cambió el nombre, de Twitter a X, de una plataforma que ya no es lo que era, para mejor o peor.
Forbes Hispano ha preguntado a veintiuno usuarios que tienen cuentas significativas en X de qué forma han vivido este año [la lista completa está al final del artículo]. Aunque no es representativo, existen algunas tendencias prácticamente unánimes, que suman más un noventa% de todos y cada uno de los que han respondido: utilizan la red y publican mensajes igual o menos que hace un año, mas no utilizan ninguna otra red más que X para exactamente el mismo fin. También piensan que por norma general ha empeorado. Sobre si un día terminarán por irse, la contestación dominante es que tal vez, mas por el momento, no.
La adquiere de Musk sacó a Twitter de la Bolsa. Sus datos ya no son públicos. Según la compañía, sus usuarios diarios son doscientos cuarenta y cinco millones en el mundo entero, al tiempo que en el mes de abril de dos mil veintidos eran doscientos veintinueve millones, y asegura que los usuarios están un catorce% más de tiempo en la plataforma. Los datos externos ofrecen, no obstante, caídas substanciales de uso: el tráfico global a X cayó un catorce%, conforme la asesora Similarweb.
NEWS: Linda Yacarinno announced that ?’s monetizable daily active usuarios were now ~245 million
In April dos mil veintidos, when Elon put in an offer to buy the company, the number was doscientos veintinueve million. pic.twitter.com/cgkgO8JK8q
— X News Daily (@xDaily) September veintinueve, 2023
Musk tiene el inconveniente de producir recursos. Las subscripciones no suponen por el momento una cantidad suficiente de dinero y los ingresos por publicidad han caído de forma notable. Musk aspira a transformar X en una “app para todo”, que combine desde vídeos largos de autores a correo y pagos. La información, uno de los usos más habituales de Twitter, se ha visto perjudicada por la supresión de los titulares en enlaces y la confusión entre cuentas aproximadamente fiables que pueden producir beneficios si crean polémicas o consiguen hacer viral.
La visión de los encuestados por Forbes Hispano está sesgada por el hecho de que han sacado provecho de emplear Twitter a lo largo de años y sus costumbres y volumen les hace bastante difícil desamparar la plataforma sin más. La mayoría prosigue utilizando “Twitter”, “tuit” y “tuitero”, palabras que ya definen una era de internet, para referirse a X.
El resumen de su uso, no obstante, es poco gratificante para la plataforma. Aunque un diecinueve% usa más de tres horas X, más de la mitad está menos en la plataforma: solo una persona de los veintiuno está más tiempo ahora que hace un año. Lo mismo ocurre con los mensajes diarios publicados: solo dos personas publican más de diez diarios. El resto publica igual o menos que hace un año.
No hay competencia
La gran fortuna de momento de X es que no tiene competencia. La mitad ha abierto cuenta en otras redes: sobre todo BlueSky y alguna Mastodon. ¿Pero utilizan alguna más que X? Solo una persona respondió que Bluesky mas que “es reciente” y solo prueba, y otra que empleaba ahora más Instagram.
¿Qué les echaría de X? Pocas cosas. Los 3 motivos más repetidos son que hubiese que abonar, que dejase de marchar bien por inconvenientes técnicos y que la comunidad se fuera a otra red o producto mejor. Pero es bastante difícil irse de un sitio que has utilizado a lo largo de tantos años: “Me confieso dependiente de la red, sigo entrando bastante”, afirma la cronista Sonia Sánchez. Y añade: “Pero sí que la consulto menos y me genera más desconfianza. Si la tendencia sigue así es posible que algún día la abandone. Ya la he medio abandonado porque no publico. Si sufriera alguna campaña de acoso grave, que puede ocurrirle a cualquiera, supongo que me marcharía. También si todas las personas interesantes que conocí a través de Twitter siguen con su tendencia a no publicar o a abandonar”.
Pero el abandono tiene un costo, conforme Lucas Melcón, autor de la cuenta de humor Malacara: “Existe la pulsion de querer abandonar aquello que desmotiva o que frustra, pero la comodidad o el hecho de que todo el mundo siga y no se haya mudado, de alguna manera, dificulta querer abandonar. En especial para cuentas o personas que, como yo, hemos adquirido cierta relevancia”.
Pero mientras que haya comunidad, allá van a estar. “Para mí el valor de Twitter son sus usuarios y la comunicación que se establece entre ellos”, afirma la persona tras la cuenta de humor sobre el presidente Pedro Sánchez Mr. Handsome: “Si perdiera la base de gente que la hace lo que es hoy, no sé si tendría mucho sentido seguir allí. En el caso de cuentas como la mía, que los usuarios que no paguen no puedan interactuar con ella sería un motivo más que suficiente para pensar que no es la plataforma adecuada para lo que quiero hacer”.
Hay múltiples motivos por los cuales X ha empeorado, conforme este puñado de usuarios con muchos seguidores. Estos son los principales:
1. Los vaivenes de su dueño. “Sin duda, ha empeorado”, afirma Fernando de Córdoba, asesor para marcas. “No es que Twitter fuese perfecto, pero las últimas novedades no me parecen muy acertadas. Dar check azul a todo el que pague, eliminar los titulares de las noticias, hacer TweetDeck de pago… me parecen medidas tomadas sin sentido”.
2. La polarización y la toxicidad. Twitter ya era conocido por su polarización. En X se le han sumado más factores. “Me he vuelto un tuitero mucho más pasivo”, afirma el politólogo Pablo Simón. “Consulto, pero tuiteo muchísimo menos en gran medida por la polarización en la red, especialmente en asuntos políticos. No tengo tiempo ni ganas de pasar un mal rato con trols, así que no emito apenas juicios”, cuenta. Es un caso afín al de la cronista Lara Hermoso: “Entro menos porque cada vez es más tóxica”.
“Hago el mismo uso”, afirma el asesor José Luis Antúnez. “Pero la conversación es más tóxica, hay más bots y spam”. “Lo uso menos para conversar”, agrega el cronista Emilio Doménech, de la cuenta @nanisimo. “Es más difícil encontrar conversaciones estimulantes y más común acabar cabreándote con alguien. A nivel informativo, es todo mucho más tóxico y peligroso. La experiencia ha empeorado para todos”.
3. La interacción es peor por las novedades. Las subscripciones y la obsesión del algoritmo por el contenido viral hacen que la experiencia de usuario sea con frecuencia peor. “El feed se muestra peor y han aumentado el número de anuncios, bots y spammers de casas de apuestas”, afirma Pablo, que lleva la cuenta de humor y entretenimiento @pablomurrrr. “Los beneficios algorítmicos de las cuentas de Twitter de pago tampoco ayudan”.
Los incentivos para conseguir explotar el algoritmo asimismo llevan a provocar más polémicas: “Sospecho que todo se polemizará más”, afirma el escritor Jorge Corrales. “La idea de que se moneticen los anuncios que aparecen en los comentarios y no la simple visualización va a generar que el interés esté en generar comentarios y la mejor forma de conseguirlo es con polémicas”, agrega.
Cada usuario tiene sus ideas sobre qué cambios pueden producir las nuevas promesas de X: “Habrá muchos cambios destinados a que X gane dinero o al menos deje de perderlo”, afirma David, que lleva la cuenta de humor @norcoreano. “Intentarán meter todo el contenido audiovisual que puedan, que es la corriente dominante de los últimos 6 o 7 años. Y streaming, compras, una especie de red social para todo. Otra cosa es que eso funcione porque Twitter tenía una identidad de red social de opinión y de texto”, agrega.
Eso termina por llevar a una red que tiene otras peculiaridades. “Hay más interacciones con usuarios desconocidos”, afirma la cronista Lucía Taboada.
“Los contenidos son menos orgánicos que antes. Ahora es muy importante conseguir estar en la conversación actual siempre y recibir muchas respuestas, antes tu contenido podía llegar a más personas con solo las interacciones de me gusta”, afirma Gabriel Fernández Martín, social media manager y autor de la cuenta de memes @skereunpesado.
4. Sus objetivos son más difusos. Antes era más simple saber a qué entrabas en Twitter: última hora, información, entretenimiento. Ahora es todo más confuso y se han añadido variables: “Ha perdido el foco”, afirma Jaime Rubio Hancock, cronista y autor de la columna Anatomía de Twitter en Forbes Hispano. Y añade: “Era una red muy centrada en última hora, tanto para información como para entretenimiento, y ahora no se sabe muy bien qué es. También me da la impresión de que mucha gente está como yo: entra, mira, y se va, sin participar. Otra cosa muy molesta son los anuncios: da la impresión de que cada tres tuits sale uno. También resulta más difícil encontrar cuentas nuevas interesantes”.
Hay asimismo algo bueno
A pesar de esta larga lista de lamentos, hay un usuario que ve a la red “mejor”. Es el inversor Javi López, que habla sobre todo de inteligencia artificial: “Ha mejorado y mucho. Desde el punto de vista de un creador de contenido ahora permite algunas opciones de monetización que antes no existían. Por ejemplo las suscripciones o el cobrar (aunque sea poquísimo, pero algo es algo) por las visualizaciones de tus publicaciones. Y aunque nos quejemos mucho del algoritmo, ahora se parece más al de YouTube o TikTok: la verdad es que ahora favorece a cada publicación más que antes (puede viralizar si el contenido es bueno) independientemente del número de seguidores que tengas. Y esto es bueno para las cuentas nuevas”, afirma.
Días tras enviar su contestación, López vio de qué forma su cuenta bajaba las interactúes y no se veían bien sus hilos. Era, afirmó, objeto de un aparente “shadow ban” o “supresión oculta”, que quiere decir que la red te castiga por algo sin explicarte por qué. López se quejó múltiples días en X, no consiguió contestación mas sus inconvenientes desaparecieron igual que llegaron. Estos vaivenes en la usabilidad aun para sus usuarios más convenientes son un inconveniente.
Hay otro dos detalles que múltiples usuarios resaltan como positivo: uno, la opción aún de emplear listas. “Me he refugiado en mis listas temáticas privadas para leer a quien quiero leer, en vez de a quien decide el algoritmo”, afirma el argumentista Manuel Bartual. “Este año he usado más mis propias listas porque la experiencia ‘en abierto’ es cada día menos fructífera”, agrega Carmela Ríos.
Y dos, las notas de la comunidad. Su aportación al discute solo recibe encomios. “Al igual que en Wikipedia”, afirma Lucas Melcón, “cuyo sistema de incorporación de información es (más o menos) colaborativo, se ha incorporado esta nueva posibilidad de matizar los tuits por parte de la comunidad. Es la única nueva incorporación salvable. Posiblemente viendo que estaban dando pábulo a la desinformación (pagada), en vez de expulsar a aquellos que recurren a ella, lo que hacen es dar la capacidad al usuario de matizarla. Nada mal”.
Los veintiuno participantes en el panel, ordenados alfabéticamente por su nombre en X, son: Carlos Langa (@carloslanga), Carmela Ríos (@carmelarios), Fernando de Córdoba (@gamusino), Jaime Rubio (@jaimerubio), Janira Planes (@janiraplanes), Javi López (@javilop), José Luis Antúnez (@jlantunez), Pablo Simón (@kanciller), Lucía Lijtmaer (@lalitx), Lara Hermoso (@lhermoso_), Lucas Melcón (@malacarasev), Manuel Bartual (@manuelbartual), Emilio Doménech (@nanisimo), David (@norcoreano), Pablo (@pablomurrrr), Mr. Handsome (@pdrsnche), Rafa Cabeleira (@rafacabeleira), Sonia Sánchez Plaza (@sanchez_sonia), Gabriel Fernández Martín (@skereunpesado), Lucía Taboada (@taboadalucia), Jorge Corrales (@yosoycorra).
Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica.
Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales, es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.