Mike Davies, director de Intel Labs y responsable del desarrollo del mayor sistema neuromórfico.
Mike Davies, director de Intel Labs y responsable del desarrollo del mayor sistema neuromórfico.INTEL

El incremento exponencial del tráfico de datos y las demandas cada vez mayores de la inteligencia artificial están llevando a los sistemas informáticos convencionales a su límite. Ante esta situación, la compañía electrónica Intel se ha destacado en el desarrollo de sistemas neuromórficos, una revolucionaria fusión entre biología y tecnología que busca emular la forma en que los seres humanos procesan la información.

Junto a Intel, empresas como IBM, Qualcomm y centros de investigación de renombre como el Instituto de Tecnología de California (Caltech), el MIT y la Universidad de Stanford también están incursionando en este campo, buscando lograr un procesamiento de información más eficiente y efectivo.

Recientemente, Intel ha anunciado el lanzamiento de Hala Point, el mayor sistema neuromórfico del mundo, equipado con 1.150 millones de neuronas tecnológicas y 1.152 procesadores Loihi 2. Este sistema, que consume un máximo de 2.600 vatios, ofrece una capacidad de procesamiento equiparable a la del cerebro de un búho, superando en eficiencia y rendimiento a las unidades de procesamiento centrales (CPU) y a las unidades de procesamiento gráfico (GPU) convencionales.

Mike Davies, director de computación neuromórfica en Intel Labs, destaca la importancia de estos avances para el futuro de la computación y la inteligencia artificial. Davies explica que los sistemas neuromórficos se inspiran en el funcionamiento del cerebro, integrando elementos de procesamiento y memoria de forma interconectada, a diferencia de los sistemas tradicionales donde la memoria y el procesador están separados.

En cuanto a la necesidad de sistemas neuromórficos, Davies señala que el aumento de los requisitos de computación para modelos de inteligencia artificial está creciendo de manera exponencial, superando las capacidades de la arquitectura informática convencional. Destaca que la eficiencia energética de los sistemas neuromórficos, inspirada en el cerebro, puede ofrecer ventajas significativas tanto en rendimiento como en consumo energético.

Además, Davies resalta que la implementación de sistemas neuromórficos en dispositivos como ordenadores, teléfonos móviles, vehículos autónomos o estaciones base inalámbricas es una posibilidad real a corto plazo, ya que estos sistemas pueden proporcionar un aumento significativo en la velocidad y eficiencia del procesamiento de datos.

En cuanto a la relación entre la computación neuromórfica y la computación cuántica, Davies considera que ambas son complementarias en ciertos aspectos, con aplicaciones potenciales en la resolución de problemas complejos y en el desarrollo de nuevas tecnologías.

Finalmente, Davies vislumbra un futuro prometedor para la computación neuromórfica, con posibles aplicaciones en neuroprótesis para la reparación de problemas cerebrales y una amplia gama de áreas donde la eficiencia y el rendimiento sean fundamentales. Con la innovación como motor, la computación neuromórfica representa una nueva frontera en el mundo de la tecnología, con el potencial de revolucionar la forma en que procesamos la información y enfrentamos los desafíos del futuro.

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Adrian Cano

Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica. Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales,  es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.