“Mi género porno favorito es Pedro Sánchez en Bruselas y no lo sabía”, dice uno de los tuits más célebres de la cuenta Mr. Handsome, que celebra sin pudor el físico y la presencia del presidente del Gobierno en Twitter. “La verdad es que es un bombonazo”, responde una usuaria. “Ha nacido un latin lover”, escribe otra, entre docenas de mensajes de aprobación.

La persona creadora de Mr. Handsome sigue siendo anónima. Solo aseguró el 8 de marzo que era una mujer: “Me preguntan mucho ‘quién está detrás de Mr. Handsome’ y no sé hasta qué punto es relevante. Al final solo soy una persona que un día estaba en su casa y tuvo una idea en redes que ha funcionado”, afirma. Explicó a Forbes Hispano por correo cuál es la meta de una cuenta como la suya: “Más que crear un meme, mi intención era aprovechar uno ya existente para darle un toque positivo y que permitiera transmitir el mensaje político con facilidad”, agrega. Esta idea de colar mensajes políticos a través de una mezcla de humor, ausencia de dificultad y mensajes para iniciados es la base de la repercusión hecha meme.

Mr. Handsome, con sus más de setenta y cinco seguidores entre Twitter y TikTok, es solo un caso del papel sobresaliente de los memes en la política de España. En Instagram y TikTok las cuentas de Ayusopasión hacen algo afín para sus ciento setenta y cinco mil seguidores con la “presi” o “jefa” o “lady Madrid” Isabel Díaz Ayuso: “¡Qué guapa!”, escriben en una de sus últimas publicaciones, que se centran en el físico. En las últimas elecciones municipales se popularizó el “Que te vote Txapote”, una oración de Ayuso que se transformó en meme de ida y vuelta: pasó de las redes a escenas reales, que entonces se viralizaban nuevamente.

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En esta precampaña, Vox tuiteó el número “33″ cuando faltaban “33″ días para las elecciones. Era un tuit junto a un vídeo que solo decía eso: “Sí 33 jaja”. Fue visto uno con cinco millones de veces, más del triple que el tweet con el vídeo. Días después, su líder, aparece en un vídeo diciendo “33″. Tuvo 2,6 millones de visualizaciones. El “33″ se ha convertido en un número de apoyo a Fernando Alonso, el corredor de F1. La explicación del porqué es demasiado compleja, pero con saber eso es suficiente: con el meme de 33, Vox está sumándose a una corriente en redes que implica de manera irónica apoyo al corredor español y a la nostalgia de cuando ganaba mundiales. Que este año pueda volver a ocurrir es una vuelta al pasado, que es lo que quieren muchos votantes de Vox.

Se quiera o no, los memes son una parte creciente del debate político español.

Los memes, fragmentos de cultura popular que circulan rápido, no son nuevos. Tampoco su papel en política. Pero su increíble popularidad hace que empiecen a ser imprescindibles para entender cada ciclo electoral. La idea tradicional del votante era de alguien racional, que se informa y que vota para premiar o castigar a políticos, cuenta Clara Juárez, investigadora de la Universidad de Viena, que en su disertación comparó el comportamiento en internet de seguidores de Donald Trump, Bernie Sanders, Vox y Podemos. “Ahora empezamos a ver que, primero, la gente no está tan interesada ni lee tantas noticias y, segundo, a veces se premia o castiga a políticos por cosas fuera de su control. Hay un agujero ahí que no acabamos de entender”, sintetiza Juárez.

Ese orificio fuerza a buscar otras teorías que expliquen por qué alguien elige un partido, aspirante o ideología: “Ha surgido algo llamado teoría de la identidad social, que entiende el mundo en base a grupos y nuestra pertenencia a ellos, lo que nos lleva a desarrollar actitudes en coherencia con estas afiliaciones”, explica Juárez. Es una forma más social de mirar la política y en la que encaja el papel de las redes.

El teamfacha es uno de los fenómenos que mejor ha explotado la presencia de internet en la política. Con memes y gracietas, han ido poniendo en el discute nacional temas que no hubiesen entrado de otra forma y que han favorecido el desarrollo de Vox. “El teamfacha ejemplifica muy bien el discurso de extrema derecha presente en la juventud”, apunta Juan Manuel González Aguilar, maestro de la Universidad Internacional de La Rioja. “Mensajes ácidos, sin ningún tipo de tapujos, en algunos casos satirizándose ellos mismos con la finalidad de humillar al oponente”. Tanto el líder diligente del teamfacha, Españabola, como las personas tras Ayusopasión no han contestado a mensajes de este periódico. Fuentes del PP de Madrid aseguran no saber quién hay tras esta última cuenta.

Los memes circulan por redes más veloz que otro género de contenido. Su uso para popularizar ideas políticas es evidente: “Permiten un acercamiento fácil y rápido al electorado, a veces con mensajes superfluos o cargados de estereotipos”, especifica Guillermo Suárez-Tangil, estudioso de Imdea Networks en Madrid. Y ahonda: “Suelen ser muy efectivos para acarrear mensajes simples, pero cargados de ironía”. Aquí por servirnos de un ejemplo Españabola explica claramente de qué forma emplean el treinta y tres para llevar a “normies” [usuarios incautos] cara Vox merced a admirar a Fernando Alonso:

La idea común del meme es una imagen con texto por encima, mas esa concepción se ha quedado vieja. “Aunque tendemos a pensar en un meme como una imagen con texto superpuesto, los memes en realidad aparecen en muchos formatos diferentes, incluidos audio y video, que han crecido mucho con TikTok”, aclara Ioana Literat, maestra de la Universidad de Columbia (EE UU). “Los memes también suelen tomar prestadas imágenes o clips de los medios dominantes, con el objetivo de mezclarlos o recombinarlos para generar significados nuevos, y a menudo subversivos”, describe.

El fenómeno fan en política

La extensión del término meme deja que sean un vehículo perfecto para la política. “Un meme solo es meme cuando habita muchos cuerpos. No se limita a un formato o un diseño”, define Marco López Paredes, directivo del Observatorio de Comunicación de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.

La autora de Mr. Handsome vio esa alternativa con claridad al comenzar su perfil: “Todo parte de que, como persona de izquierdas, quería intentar que el mensaje político en el que creo se difundiera lo máximo posible de una manera honesta y entretenida”. La autora anónima cuenta que a lo largo de la pandemia se percató de que contenidos como las fancams (vídeos con musiquilla e imágenes) funcionaban realmente bien y que la gente tiende más a captar y compartir el mensaje político desde la emoción: “Me pareció que merecía la pena explorar esa vía y que además la figura de Pedro Sánchez tiene un componente casi épico, casi de prota de película que se enfrenta a todo y todos”, añade. Ese rol abre el atrayente de Sánchez como aspirante y la forma de transmitirlo es sencilla:

El meme te sitúa en tu equipo

Otro papel esencial del meme es su capacidad para distinguir entre “vosotros” y “nosotros”: quién comprende y esparce nuestro meme es de los nuestros. Eso hace asimismo que participar del conjunto sea gratificante: “Hay dos ideas básicas”, resume Juárez, “una, que más gente se haga de tu equipo y, dos, indicar cómo debes ser para pertenecer a ese equipo, qué debe hacerte gracia. La teoría de la identidad social define quién pertenece y quién no”.

Los memes no siempre y en todo momento tienen un propósito claro, con frecuencia empiezan con una gracieta interna. “Luego más personas se involucran en el proceso creativo”, describe Christina Neumayer, maestra de la Universidad de Copenhague, “y es probable que no todos tengan un objetivo político en mente, pero piensan que es divertido crear algo o ser parte de esa broma interna. Con esos memes podemos expresar una identidad política compartida, de nosotros contra ellos, a menudo criticando a la élite política y burlándose de ella, lo que a la inversa refuerza la polarización”, apunta.

Las charos es tal vez el meme original de España político que más cumple todos estos rasgos. En este caso ha servido para injuriar a un contrincante político. El término despectivo charo logró reptar desde el submundo de los foros de discusión, donde se produjo en dos mil once, hasta la actualidad: “Esas tipas de 40 años en adelante, tintes caoba, voz cazallera, y chapas propalestinas y del ‘No a la Guerra’. Esas que son acérrimas seguidoras de IU, o del PSOE en cualquier lugar de provincias y que buscan mantener su chiringuito”, afirmaba el post original, que tiene categoría de historia legendaria en su ambiente. El estereotipo, afín al ya en declive maruja, otro tradicional de España (o al Karen del internet anglosajón) se ha popularizado merced a la campaña de Vox en redes, en concreto en aquellos lugares donde se hace política de forma informal.

La popularidad del título se debe al giro de la política cara la cultura pop en el campo de la comunicación en los últimos tiempos. Esto ha tolerado que el partido de Santiago Abascal utilice memes extremistas sin problemas, como la rana Pepe, conocido símbolo de la extrema derecha americana, en el Congreso de los Diputados. Ese uso es frecuente entre partidos nuevos para hacerse notar: “Hemos investigado el uso de memes por parte de los partidos políticos (lamentablemente no en España), y también los usan sus cuentas oficiales; pero los usan más a menudo los partidos recién llegados, que intentan ingresar a la arena política y ganar visibilidad”, examina Neumayer.

El término de charo ha tenido como es lógico una evolución gráfica, como buen meme. Tras años de emplearse en foros de discusión o conjuntos pequeños en redes, el término es hoy conocido por la mayor parte de usuarios de redes interesados en política. La capacidad de bautizar ideas es un poder notable. Un instante determinante fue cuando usuarios insultaron a una cronista de España del New York Times en dos mil diecinueve. El uso estratégico de las redes sociales no públicas por la parte de Vox, singularmente para captar al votante joven, motivó al Ministerio de Igualdad a titular como “Charo” su última campaña navideña. También Más Madrid lo usó para refutar la mofa, con un spot promocional para las elecciones autonómicas del pasado veintiocho de mayo.

El éxito de un meme específico es bastante difícil de prever, mas tiene ciertos rasgos claros. “Son una forma popular de comunicación política en el ámbito digital y pueden tener un impacto significativo en el debate político. Y aunque no existe una fórmula exacta para crear memes políticos exitosos, sí tienen ciertas características: actualidad, humor, simplicidad, conexión emocional y compartibilidad”, cuenta Andrea Carrillo Andrade, asesora e estudiosa de la Pontificia Universidad Católica de Ecuador.

El humor juega un papel clave en la difusión de memes. La política, si hace reír, entra mejor. “Pero no solo el humor, sino también los límites de qué te parece ofensivo. Los participantes de derechas me decían que la izquierda no podía hacer humor porque, claro, todo el mundo era tan sensible“, sugiere Juárez. Reírse de esa sensibilidad del equipo ajeno es como una victoria, que une y provoca satisfacción.

El humor da, sin embargo, la opción de pisar territorios arriesgados o trolear demasiado (y, si alguien se escandaliza o se lo reprocha, excusarse con que todo era una broma). Pero el mensaje llega igual a quien debe llegar: “Pueden decirte que te has creído que eran franquistas, cuando todo era broma”, mantiene Juárez. “Nunca se sabe. Estos ejemplos se dan mucho en Forocoches. Resulta difícil hacer tareas de investigación o periodismo cuando no sabes si es en serio o se están riendo de ti”. Esa vaguedad, tan propia de las redes, es idónea para la política: todo queda bajo una turbia sombra chistosa, mas quien debe comprender, lo comprende.

Adrian Cano

Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica. Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales,  es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.