Meta comenzará a ofrecer subscripciones de nueve con noventa y nueve euros (para subscritores vía web) y doce con noventa y nueve euros (vía app) a sus usuarios situados en la Unión Europea para utilizar Instagram o Facebook sin ver anuncios. La compañía prosigue pensando que su modelo de anuncios adaptados es la base de su negocio y que es útil para pequeños negocios y usuarios “Como otras empresas, seguiremos abogando por una internet con publicidad, incluso con nuestra nueva oferta de suscripción en la UE”, dice Meta en un comunicado, hecho público hoy lunes. “Pero respetamos el espíritu y el propósito de las regulaciones europeas en evolución y estamos comprometidos a cumplirlas”, agrega.

Hasta marzo de dos mil veinticuatro, la subscripción cubrirá todas y cada una de las cuentas de un usuario. Desde entonces se va a aplicar seis euros en web y ocho euros vía app por cada cuenta extra. La red va a poder emplearse en cualquier soporte con independencia de donde se haga la suscripción: quien la haga vía web va a poder utilizar su móvil por exactamente el mismo costo. Meta hace esta distinción de costes para hacer abonar al usuario las tarifas que imponen Apple y Google en sus App Store y Play Store.

Esta medida es una contestación de la compañía dirigida por Mark Zuckerberg al cerco que se pone desde Bruselas al rastreo no permitido de la actividad de los usuarios para servirles publicidad adaptada.

“La opción de la suscripción sin publicidad responde a los requisitos de los reguladores europeos al tiempo que ofrece a los usuarios opciones y permite a Meta continuar sirviendo a todas las personas en la UE, el Espacio Económico Europeo y Suiza”, afirma el comunicado de Meta. “En su sentencia, el TJUE reconoció expresamente que un modelo de suscripción, como el que anunciamos, es una forma válida de consentimiento para un servicio financiado con publicidad”. Ejecutivos de Meta transmitieron este plan en el mes de septiembre a la autoridad de protección de datos de Irlanda, país en el que el gigante tecnológico tiene su sede europea, y a las autoridades de competencia de Bruselas.

La medida se semeja a la que medita arrancar Elon Musk, dueño de X, en su red social. Aunque, en el caso de la vieja Twitter, el motivo de demandar un pago a cambio del uso sería combatir el ejército de bots que habita en la plataforma.

El planteamiento de Meta busca encarar los requerimientos de la Ley de Mercados Digitales (DMA, por sus iniciales inglesas) de la UE, que pretende “poner fin a las prácticas desleales” de los gigantes de la economía digital. Meta es uno de los 6 titanes tecnológicos a los que se dirige esa normativa, que les somete a obligaciones como tener que facilitar la interoperatividad o que los usuarios tengan la posibilidad de dar su permiso (o no) antes que estas plataformas puedan intercambiar sus datos entre servicios de exactamente la misma compañía (por poner un ejemplo entre Facebook y WhatsApp).

El modelo de negocio de Meta vive exactamente de procesar y explotar esos datos: “Creemos en una Internet basada en publicidad, que brinde a las personas acceso a productos y servicios personalizados independientemente de su situación económica. También permite a las pequeñas empresas llegar a clientes potenciales, hacer crecer sus negocios y crear nuevos mercados, impulsando el crecimiento de la economía europea”, afirma Meta en su comunicado. El detallado conocimiento que tiene de la actividad digital de cada uno de ellos de sus usuarios es valiosísimo para los anunciantes, que pagan por poder llegar a perfiles muy ciertos y delimitados.

Meta estima que sus ingresos en Europa ascendieron a unos diecisiete con siete euros por usuario de Facebook en el segundo trimestre del año, o unos cinco con setenta y tres euros mensuales de media por usuario en sus aplicaciones. El plan de subscripciones presenta unas tarifas afines.

La compañía estadounidense tiene múltiples frentes legales abiertos en Europa. El regulador de datos irlandés impuso en el mes de mayo una multa de mil doscientos millones de euros, la mayor de la historia, por transgredir la normativa de privacidad. En febrero de dos mil veintidos, la compañía conminó con llevarse Facebook e Instagram de Europa si Bruselas le forzaba a tener que alojar en territorio comunitario los datos sobre ciudadanos europeos.

Adrian Cano

Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica. Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales,  es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.