Meta estudia cobrar unos trece euros al mes a sus usuarios situados en la Unión Europea por emplear Instagram o Facebook. El pago sería obligatorio para quienes no admitan la opción de percibir anuncios personalizados; quienes admitan, van a poder continuar como hasta el momento. Esa es la contestación de la compañía dirigida por Mark Zuckerberg al cerco que se pone desde Bruselas al rastreo no permitido de la actividad de los navegantes para servirles publicidad adaptada.
Ejecutivos de Meta transmitieron este plan en el mes de septiembre a la autoridad de protección de datos de Irlanda, país en el que el gigante tecnológico tiene su sede europea, y a las autoridades de competencia de Bruselas. Así lo ha desvelado hoy The Wall Street Journal, que señala asimismo que Meta tendría pretensión de desplegar el plan de subscripciones “en los próximos meses”. Según el rotativo estadounidense, las tarifas fluctuarían entre los diez euros para Instagram o Facebook desde computador a trece desde el móvil, agregando 6 euros auxiliares por cada cuenta asociada.
La medida se semeja a la que medita arrancar Elon Musk, dueño de X, en su red social. Aunque, en el caso de la vieja Twitter, el motivo de demandar un pago a cambio del uso sería combatir el ejército de bots que habita en la plataforma.
“Meta cree en el valor de los servicios gratuitos que se sustentan en los anuncios personalizados”, afirma un portavoz de la compañía. “Sin embargo, continuamos explorando opciones para asegurarnos de que cumplimos con los cambiantes requerimientos regulatorios”.
El planteamiento de Meta procuraría encarar los requerimientos de la Ley de Mercados Digitales (DMA, por sus iniciales inglesas) de la UE, que pretende “poner fin a las prácticas desleales” de los gigantes de la economía digital. Meta es uno de los 6 gigantes tecnológicos a los que se dirige esa normativa, que les somete a obligaciones como tener que facilitar la interoperatividad o que los usuarios tengan la posibilidad de dar su permiso (o no) antes que estas plataformas puedan intercambiar sus datos entre servicios de exactamente la misma compañía (por poner un ejemplo entre Facebook y WhatsApp).
El modelo de negocio de Meta vive exactamente de procesar y explotar esos datos. El detallado conocimiento que tiene de la actividad digital de cada uno de ellos de sus usuarios es valiosísimo para los anunciantes, que pagan por poder llegar a perfiles muy ciertos y delimitados.
Meta estima que sus ingresos en Europa ascendieron a unos diecisiete con siete euros por usuario de Facebook en el segundo trimestre del año, o unos cinco con setenta y tres euros mensuales de media por usuario en sus aplicaciones. El plan de subscripciones desvelado por The Wall Street Journal presenta unas tarifas muy afines.
La compañía estadounidense tiene múltiples frentes legales abiertos en Europa. El regulador de datos irlandés impuso en el mes de mayo una multa de mil doscientos millones de euros, la mayor de la historia, por transgredir la normativa de privacidad. En febrero de dos mil veintidos, la compañía conminó con llevarse Facebook e Instagram de Europa si Bruselas le forzaba a tener que alojar en territorio comunitario los datos sobre ciudadanos europeos.
Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica.
Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales, es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.