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Hace literalmente solo un par de semanas, El Fary y Núñez Feijóo circularon por los chats de España hablando un inglés fenomenal con su voz. Ahora, hace un par de días, Spotify ha anunciado que capítulos completos de podcasts en inglés estarán libres doblados en castellano, francés, alemán. De instante solo hay unos pocos ejemplos de prueba. El escritor israelí Yuval Noah Harari habla un de España latino exageradamente fluido. De repente ya hay, para los interesados, una entrevista de tres horas en castellano con Harari. Es una prueba que irá a más. Hay un detalle curioso: los episodios traducidos al de España son entre diez y treinta minutos más largos que el original. Quizá sea por la inteligencia artificial (IA), tal vez por la estructura de la lengua.
La novedad de Spotify ya merecía que nos centrásemos en el impacto que va a tener en nuestro porvenir lingüístico y en el consumo cultural. Pero en los últimos días Amazon, Meta, OpenAI (y pronto Google) asimismo han anunciado o sugerido cambios expepcionales en de qué manera vamos a vivir.
Podcasters – what if I told you could offer your pod to any listener around the world, in their own local language but still keep it in your own voice? That’s the pilot we’re launching @Spotify!
It’s called Voice Translation and using AI, translates podcasts episodes into… pic.twitter.com/kYq0bgxJYq
— Daniel Ek (@eldsjal) September veinticinco, 2023
La IA venía a por nuestros trabajos, mas terminará mudando una parte de nuestras vidas. Estos son solo ciertos anuncios de estos días (ciertos no son novedades absolutas, sino más bien mejoras): se va a poder conversar con ChatGPT, que no va a ser solo un avance con respecto a Alexa o Siri, sino más bien que hay quien lo ha probado como terapia (¿o amiga?) para descargar emociones tras un día de trabajo. En el chat de WhatsApp del instituto va a poder invocarse la inteligencia artificial a fin de que resuma cientos y cientos de mensajes o pedirle un sticker de una bicicleta con las ruedas en forma de corazón y una marmota al manillar para nuestra pareja. Podrá hacerse una fotografía a las sumas del libro de mates y va a dar los resultados. Podrán retocarse fotografías en el móvil con un nivel hasta el momento reservado a los especialistas en Photoshop, y va a ser tan fácil que lo bastante difícil va a ser encontrarse con fotografías originales. También va a explicar memes o secuencias de imágenes que no son evidentes a ojos humanos. Dentro de WhatsApp va a poder tenerse una charla con preguntas que hasta el momento se las hacíamos a Google: para esto, Meta ha creado aun chats con conocidos que ponen su cara a las IA especialistas en recetas, juegos, deportes o bromas; semeja hasta repelente para esta temporada.
Son solo ciertos ejemplos improvisados. Pero hay más. Meta anunció unas nuevas RayBan con cámaras que van a poder mirar un grifo estropeado y sugerir de qué manera repararlo con un vídeo que vamos a ver en las propias lentes. Y, como es lógico, vamos a poder caminar por El Cairo o Shanghai, mirar los carteles de las calles o las cartas de restoranes y leerlos en castellano en las lentes. No va a quedar tanto ya a fin de que esas lentes traduzcan lo que oigan en chino al de España en nuestras orejas. Esta semana se ha sabido asimismo que OpenAI habla con Jony Ive, insigne cooperador de Steve Jobs en Apple y hoy fuera de la compañía, para crear “el iPhone de la IA”. Y es que el móvil tal vez ya no es el dispositivo con el tamaño y formato más recomendable para este arsenal de opciones nuevas.
Pero ¿y las lenguas?
Tenía preparadas ciertas cosas para comentar el fin de la Torre de Babel con Spotify. Pero ya me semejan hasta secundarias. Es complicado imaginar el ritmo de cambios que va a traer la combinación de esas novedades que acabo de contar. La cantidad de contenido libre se multiplicará. ¿Por qué no oír una guía sobre los rincones de Bangkok o Mindanao elegidos por unos tipos locales avispadísimos? ¿Por qué no proseguir la NBA escuchando podcasts especializados hechos desde Los Angeles o Milwaukee? ¿Por qué no oír, asimismo en nuestra lengua, la última entrevista a cualquier vencedor mundial (de ajedrez, de CounterStrike, de minigolf, de bailes de salón)? Claro que de entrada no va a estar todo libre en todas y cada una de las lenguas, mas no debería tardar mucho; y el de España va a ser una prioridad tras el inglés.
La eliminación de las lenguas para consumir información es una novedad brutal. Pero esa no es la única barrera. A los medios globales, por poner un ejemplo, les cuesta marchar en otra lengua y fuera de su área de repercusión cultural. Los grandes medios anglosajones jamás han trasladado su peso a otras lenguas, si bien su repercusión en inglés sea enorme. Pero Hollywood o Netflix sí lo han hecho. Es probable que tutoriales y podcasts asimismo consigan más repercusión. Es incierto, no obstante, que el francés Squeezie o el estadounidense Kai Cenat invadan el terreno de Ibai o Auron. Sí es posible que haya transvases en todas y cada una direcciones, y más en el futuro, cuando los directos y el chat puedan ser traducidos a la vez en tiempo real y las máquinas cojan expresiones nuevas. Es bastante difícil imaginar el impacto específico de esto, mas ya no es utopia.
El incremento de traducciones es tan inminente que ya hay cuentas en X que traducen automáticamente las voces de los vídeos al de España con el tono de original. Su nivel de traducción es justito aún, mas este miércoles ya vi un clip de Mark Zuckerberg presentar sus nuevas lentes en un de España comprensible.
El beneficio de aprender una lengua proseguirá ahí, imagino. Yo hablo múltiples y me ha sido impresionantemente útil en mi vida. ¿Será de ahora en adelante el mejor modo de emplear horas de aprendizaje? No lo sé.
De un rascacielos a docenas
Ya habíamos comentado que ChatGPT parecía frenar su implantación. Quizá era solo mi deseo de comprender mejor su adopción. Me confundía mucho y poco a la vez: ChatGPT prosigue siendo un increíble generador de texto y poco más, mas a su alrededor no para de surgir competencia. Es tal y como si ChatGPT fuera el nuevo rascacielos en la urbe global con sus cuarenta y cuatro pisos y en apenas unos meses se hubiesen proyectado por doquier otros rascacielos de sesenta plantas.
Amazon, por poner un ejemplo, termina de invertir cuatro mil millones en Anthropic, los autores de Claude, uno de los primordiales contendientes de ChatGPT. Para comprender mejor las derivadas de la IA tenemos este caso de ejemplo que aparece en el anuncio de ese acuerdo: “Lonely Planet, una célebre editorial de viajes, redujo sus costes de generación de itinerarios en casi un 80 por ciento, después de implementar Claude 2; sintetizando sus décadas de contenido de viajes para ofrecer recomendaciones de viajes coherentes y altamente precisas”.
Es imposible que todo esto se transforme en rutinario a la vez. No somos capaces de aceptar tanta novedad. Pero irá ocurriendo. Nadie se resistirá a crear stickers inventados, consultar paridas en el chat grupal o preguntar recetas con lo que hay en la nevera en vez de recurrir a las frecuentes de internet con ingredientes extraños, o a recurrir a las lentes que nos afirman a qué edificio miramos. Mucha gente va a estar ahora pensando: “Nada, esto me pilla mayor, no es para mí”. Ya, asimismo me resistí a los móviles, mas llega un día en que resistirse es la postura irracional: lo nuevo es demasiado útil, entretenido o lo tiene el cuñado.
Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica.
Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales, es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.