Los exoesqueletos, dispositivos que pueden mejorar la movilidad de las personas, han sido objeto de estudio en relación con su eficacia y su impacto en la vida diaria de los usuarios. Ahora, la inteligencia artificial (IA) ha demostrado ser una herramienta clave en la optimización de los movimientos de los exoesqueletos, lo que se traduce en una reducción del esfuerzo físico y el estrés experimentado por quienes los utilizan.

Un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista Nature presenta un controlador basado en IA que utiliza datos y simulaciones virtuales para mejorar la eficiencia de los exoesqueletos. Este enfoque innovador permite entrenar las estructuras robóticas sin necesidad de pruebas extensas en humanos, lo que agiliza el proceso de desarrollo y reduce tanto el esfuerzo requerido por los usuarios como la logística asociada a las pruebas con personas reales.

Los exoesqueletos examinados en la investigación abarcan diferentes articulaciones del cuerpo, como cadera, rodilla, hombro y mano. Estos dispositivos han demostrado ser especialmente útiles en entornos laborales exigentes, como en fábricas, así como en situaciones que requieren un esfuerzo físico considerable, como las misiones espaciales. Al proporcionar una asistencia parcial en los movimientos, los exoesqueletos permiten que los usuarios reduzcan su esfuerzo hasta en un 30%, lo que facilita tareas cotidianas como caminar, correr o subir escaleras.

Además, los beneficios de los exoesqueletos van más allá de la mejora en la movilidad física. Estos dispositivos también pueden contribuir a la prevención de lesiones musculoesqueléticas, a la reducción del gasto energético durante diversas actividades y a la optimización de la interacción entre el ser humano y la máquina.

Una de las ventajas destacadas del enfoque basado en IA es la posibilidad de reducir significativamente los costos asociados con el desarrollo y la producción de exoesqueletos. Mientras que los modelos tradicionales podían llegar a costar entre 46.000 y 116.000 euros, el dispositivo propuesto en el estudio podría comercializarse a un precio mucho más accesible, entre 1.800 y 2.800 euros, gracias a las innovaciones en hardware y al uso de algoritmos de IA.

Si bien el estudio ha demostrado avances prometedores en el campo de los exoesqueletos, los expertos señalan que aún existen desafíos por superar, como la autonomía energética de los dispositivos, la adaptabilidad a diferentes tipos de movimiento y la efectividad en pacientes con lesiones específicas. Sin embargo, el potencial de la IA para acelerar el desarrollo de nuevas soluciones en el ámbito de la asistencia y rehabilitación motora es innegable, abriendo puertas a futuras aplicaciones en trastornos neurológicos como el Parkinson o el ictus.

Adrian Cano

Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica. Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales,  es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.