El uso de la inteligencia artificial (IA) para recrear la voz y el comportamiento de personas fallecidas está en auge, generando preguntas éticas y emocionales. Empresas como HereAfter, StoryFile y Replika utilizan grabaciones y entrevistas para crear versiones digitales de los difuntos, con las cuales se puede interactuar a través de chat, voz o vídeo. Este avance tecnológico plantea interrogantes sobre su impacto en el proceso natural de duelo y la posible adicción a conversar con avatares virtuales.

Según Stephen Smith, cofundador de StoryFile, la plataforma utiliza contenido preexistente, como videos y grabaciones, para generar inteligencias artificiales que simulan conversaciones con los fallecidos. Sin embargo, los psicólogos advierten sobre el riesgo de generar una dependencia emocional hacia estas recreaciones, lo que podría interferir en el proceso de duelo y dificultar la adaptación a la pérdida.

Los vídeos conversacionales podrían ser útiles para mantener vivos recuerdos y cerrar temas pendientes, siempre y cuando estén supervisados por profesionales. Sin embargo, el uso sin control de esta tecnología podría conducir a malentendidos o generar cargas emocionales no deseadas.

Desafíos éticos y legales

El surgimiento de avatares de difuntos plantea dilemas éticos y emocionales. Gry Hasselbalch, experta en ética del Consejo Europeo de Investigación, cuestiona la idea de competir con la humanidad y superar los límites de la mortalidad a través de la tecnología. Además, existen preocupaciones sobre la recopilación y uso de datos personales para crear estas inteligencias artificiales, lo que podría revelar aspectos desconocidos de la vida de la persona fallecida.

‘Deepfakes’ y derechos de autor

El uso de esta tecnología plantea desafíos legales, especialmente en lo que respecta a los derechos de autor y la reproducción de la voz y el estilo de personalidades fallecidas. La recreación digital de figuras públicas, como el comediante George Carlin, ha generado controversia y demandas legales.

Asimismo, empresas como HeyGen ofrecen la posibilidad de crear vídeos con clonación de voz y estilos de habla, lo que plantea preocupaciones sobre el uso indebido de esta tecnología para generar contenido falso o manipulado.

En resumen, el uso de la inteligencia artificial para recrear a los fallecidos plantea desafíos éticos, emocionales y legales que requieren una reflexión cuidadosa y regulaciones claras para su uso responsable.

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