No siempre y en toda circunstancia la tecnología mira cara adelante para avanzar. Algunas veces es preciso repasar el pasado para recobrar ideas que fracasaron por el hecho de que no era su instante. Hace prácticamente un siglo del desastre del zepelín Hindenburg, que se incendió sobre New Jersey (EE UU) y terminó con la vida de treinta y seis personas. Este accidente postergó los globos a usos recreativos o de observación con tecnologías de escasas dimensiones. La Comisión Europea y 6 ministerios de Defensa piensan que es el instante de recobrar estas aeronaves y han destinado sesenta y tres,5 millones de euros al proyecto EuroHAPS (del inglés High-Altitude Platform Systems), que desarrolla ya demostradores estratosféricos (prototipos para poner a prueba todos y cada uno de los sistemas del futuro dispositivo) que den sitio a globos globos, ecológicos y recuperables para prosperar las capacidades de comunicación y misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR por sus iniciales en inglés). España va a ser la base de dos de los modelos cuyos primeros vuelos están previstos en un año.
Los globos estratosféricos son grandes aeronaves no tripuladas que emplean un volumen incesante de helio a alta presión y son capaces de lograr la segunda capa primordial de la atmosfera de la Tierra, lugar desde el que se pueden desarrollar tareas científicas, de comunicación y de seguridad y defensa. Esta zona del espacio, ubicada a unos veinte quilómetros de altitud, es un ambiente infrautilizado, pese a ser perfecto para misiones de larga duración con dispositivos recuperables y para links de telecomunicaciones.
La NASA y doce empresas ya han empezado a desarrollarlos y la UE no desea quedarse atrás, por lo que ha adjudicado 3 modelos cuya fabricación, despliegue y operación ha contratado con Thales Alenia Space, que ha reunido a treinta entidades de once países.
Uno de ellos es el Stratobus, un zepelín que va a arrancar las pruebas desde un estratopuerto que se edifica en Fuerteventura (España). Se trata de un globo estratosférico de helio que operará a una altitud de entre dieciocho y veinte quilómetros impulsado por electricidad generada desde 1.000 metros cuadrados de paneles solares. El modelo final va a tener ciento cuarenta metros de largo (el doble que el primer prototipo), 4 motores con una potencia de 5 kilovatios y doscientos cincuenta kilos de capacidad de carga útil.
El Centro Italiano de Investigación Aeroespacial (CIRA por sus iniciales en italiano) ha desarrollado y patentado el Hybrid High Altitude Airship o HAPS táctico, un zepelín híbrido capaz de sostenerse por flotabilidad autoestática y por las fuerzas aerodinámicas generadas por la manera de sus alas, como un aeroplano hinchable.
El Sistema de Globo Estratosférico Autónomo (Autonomous Stratospheric Balloon System-ASBS) ha sido desarrollado por las entidades alemanas ESG y TAO y supone el desarrollo de 3 aeronaves de helio de altitud controlable. Su modelo es más semejante a los globos aerostáticos usuales, mas con un diseño que deja el control de la trayectoria.
Los 3 prototipos se desarrollan ya paralelamente por el hecho de que cada uno de ellos da peculiaridades propias de vida útil, capacidad de carga y operatividad con las que contestar a los diferentes usos, que van desde la observación a través de radares láser (lídar), aun en ambientes cubiertos por flora, telecomunicaciones de gran velocidad hasta misiones de seguridad. En este sentido, 6 ministerios de Defensa apoyan la iniciativa.
La crisis de los globos chinos sobre territorio de Norteamérica ha puesto a estos dispositivos de actualidad. Pero José Antonio Álvarez de Arcaya, directivo de Estrategia de Thales Alenia Space, asevera que el trabajo del consorcio europeo es muy precedente. “Llevamos trabajando ya muchos años en el proyecto, desde 2016, pero nos ha venido bien la propaganda”, bromea.
“Estamos orientados a desarrollar una aeronave verde, autónoma y que, a diferencia del globo chino, tenga capacidad de manejo: que siga las trayectorias que queremos o que se quede quieto en una posición determinada durante un año en la estratosfera. Estas plataformas HAPS son seudosatélites, es decir, que están a medio camino entre un dron y un satélite”, explica.
La ventaja operativa de los globos estratosféricos es que pueden continuar sobre un punto determinado de manera constante y la capacidad de captar imágenes con ópticas más fáciles les hace singularmente útiles para vigilancia y seguimiento de objetos o para desplegar bandas de alta capacidad de telecomunicaciones en un sitio determinado a lo largo de un tiempo específico. “Puedes hacer todo lo que se te ocurra”, destaca Álvarez.
Además, los costos de operación son interminablemente más reducidos que con los sistemas de cohetes y están dotados de células solares flexibles de alta tecnología que nutren los motores eléctricos para corregir la situación. El globo, con su carga, se puede traer de vuelta a la Tierra para tareas de mantenimiento y regresar a operar.
Álvarez Arcaya defiende que, ante todo, son seguros:
Fuerteventura se transformará en la base de lanzamiento de dos de los modelos (Stratobus y ASBS), al tiempo que Cerdeña lo va a ser para el otro prototipo. Si todas y cada una de las pruebas salen bien, en dos mil veinticinco se lanzará ya un globo con 3 misiones contratadas relacionadas con toma de imágenes, detección de redes móviles y observación de costas.
Ninguno de los prototipos se ha concebido para transporte de cargas entre dos puntos ni para pasajeros. Para llevar doscientos cincuenta kilogramos se precisa una plataforma de ciento cuarenta metros, por lo que no es de momento muy eficaz en el campo de transporte de mercaderías pesadas.
Lighter Than Air (LTA) Research desarrolla globos eléctricos que espera poder operar en dos mil veinticinco en tareas humanitarias. Pero Carl Taussig, jefe de tecnología de la compañía, no descarta que se pueda ampliar la actividad. “Un dirigible es algo intermedio entre la carga marítima y la carga aérea”, arguye.
Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica.
Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales, es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.