Las redes sociales vuelven al Tribunal Supremo de Estados Unidos. Hace unos meses, los jueces sostuvieron la exención de responsabilidad de las tecnológicas sobre los contenidos que publican sus usuarios. Ahora son las propias políticas de moderación de contenidos de las plataformas la que está en juego. Los estados de Texas y Florida han aprobado leyes contra esas políticas con el razonamiento de que imponían la censura a sus usuarios. Varias compañías tecnológicas recurrieron y ahora va a ser el Supremo el que va a decidir, tras anunciar que admite pronunciarse sobre el caso en el nuevo año judicial que comienza el primer día de la semana.
Texas y Florida, estados con mayorías republicanas, dictaron leyes sobre las redes sociales en queja pues estimaban que se estaban acallando voces conservadoras, como las que defendían el bulo electoral de que a Donald Trump le birlaron las elecciones o las que publicaban desinformación sobre las vacunas o los orígenes del coronavirus en plena pandemia. Consideraban que al vedar esos mensajes y a ciertos usuarios (incluyendo el propio Trump) se estaba violando la libertad de expresión que consagra la Primera Enmienda de la Constitución.
Las compañías opinan justo lo contrario: que las leyes de Florida y Texas que limitan su derecho a moderar los contenidos violan la Primera Enmienda pues les dejan sin el derecho a seleccionar qué publicar en sus plataformas. Los recursos han sido presentados por asociaciones sectoriales (Netchoice y la Asociación de la Industria de la Computación y Comunicaciones) entre cuyos miembros están Google (que controla Youtube), Meta (Facebook e Instagram), X (ya antes famosa como Twitter), TikTok, Yahoo, Snap y Pinterest, entre otras muchas. Los casos son Moody v. NetChoice y NetChoice v. Paxton.
Las leyes (cuyo contenido es similar, mas con sus matices) ya fueron impugnadas frente a los tribunales federales, con resultados contradictorios: una sentencia anuló la ley de Florida, al tiempo que otra apoyó la de Texas, así que parecía claro que el Supremo aceptaría aunar la doctrina a este respecto. Los jueces del Alto Tribunal ya suspendieron cautelarmente el año pasado la aplicación de la ley, en una resolución tomada por cinco votos a 4. El Supremo tiene una mayoría de 6 jueces conservadores en frente de 3 progresistas.
De fondo, se trata de decidir de qué forma se aplican en la red leyes escritas ya antes de la era digital. Las tecnológicas se temen que las leyes impidan a las redes sociales quitar los alegatos extremistas y de incitación al odio y han festejado la admisión el recurso a trámite. “Nos complace que el Tribunal Supremo haya aceptado conocer de nuestros casos emblemáticos”, ha declarado Chris Marchese, directivo de Litigios de Netchoice por medio de un comunicado. “Los servicios en línea tienen un derecho bien establecido en virtud de la Primera Enmienda a alojar, conservar y compartir contenidos como consideren oportuno. Internet es una plataforma vital para la libertad de expresión, y debe permanecer libre de la censura gubernamental. Confiamos en que el Tribunal estará de acuerdo”, ha añadido.
El Gobierno de Joe Biden se ha puesto del lado de las compañías: “El acto de seleccionar y curar el contenido que ven los usuarios es inherentemente expresivo, incluso si el discurso que se recoge es casi en su totalidad proporcionado por los usuarios”, arguyó en un escrito del caso la procuradora general, Elizabeth B. Prelogar.
El Supremo debe decidir paralelamente si acepta a trámite la impugnación de una sentencia que limita al Gobierno Federal y sus agencias la posibilidad de pedir a las redes sociales que eliminen mensajes que puedan ser perjudiciales para la seguridad y la salud pública.
Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica.
Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales, es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.