La red se llena de vídeos de usuarios del nuevo Apple Watch Series 9 pellizcando el aire con sus dedos para supervisar el recién estrenado smartwatch sin poner un solo dedo sobre su pantalla: para quien no lo sepa o no lo haya visto aún (ver el vídeo abajo), es suficiente con unir un par de veces el índice y el pulgar de la mano que lleva el reloj a fin de que reconozca la orden de supervisar una app. Estos usuarios son los primeros que pueden probarla merced a la beta para desarrolladores de la última actualización de watchOS, la ciento uno, cuya versión terminante se prevé que esté libre a lo largo del mes de octubre.
¿Para qué sirve precisamente? Lo es cierto que no tiene una función determinada y lo que haga va a depender de la app que esté en funcionamiento en ese instante, dejando supervisar su botón principal: si nos llaman, sirve para descolgar o colgar; si está el control de cámara del reloj abierto, va a tomar una foto… Y así una extensa pluralidad de ejemplos: detener un temporizador, reproducir, detener la música o mudar de canción, postergar una alarma e, aun, contestar un mensaje con la voz.
Esta tecnología es posible merced al Neural Engine que incorpora el nuevo wearable de la firma de la manzana: un procesador extra que se ocupa de labores relacionadas con la inteligencia artificial y el aprendizaje automático y, en la función que nos ocupa, advierte a través del acelerómetro, el giroscopio y el sensor óptico de frecuencia cardiaca los pequeños movimientos y los cambios en la circulación sanguínea que se generan al hacer este ademán.
¿Solo para el Series nueve?
Y brota la pregunta: ¿van a poder gozarla los usuarios de versiones precedentes del reloj inteligente de la firma de la manzana? La contestación es no. Solo está libre en el Apple Watch Series nueve y en el Apple Watch Ultra dos siempre que se les instale la actualización watchOS ciento uno de la que charlábamos al comienzo.
Un dato a tener en consideración es que viene desactivada por defecto. Se activa desde el propio dispositivo o en la app del Watch del iPhone e implica dar permisos al sistema para desactivar ciertas opciones de accesibilidad que pueden interferir con ella. De hecho, inhabilita una característica muy semejante que tienen los modelos precedentes de Apple Watch, si bien muchos usuarios no la conozcan: son los Hand Gestures (ademanes con las manos, en inglés), un conjunto de ademanes ocultos entre las opciones de accesibilidad (en la función AssistiveTouch) que marchan de forma muy afín. Así, exactamente el mismo ademán de pellizcar hace que se pase al siguiente elemento del menú; un doble pellizco retrocede; si se cierra la mano en un puño, se elige un elemento; y si se hace un par de veces, se abre el menú de acciones (que deja desplazarse por la pantalla, tocar la corona Digital Crown y otras alternativas).
Compatible con el Apple Watch Series cuatro y modelos siguientes, el Apple Watch SE de primera generación y modelos siguientes, y el Apple Watch Ultra, resulta en especial interesante que estos ademanes se pueden personalizar para seleccionar a qué hace cada uno de ellos.
¿Cuál va a ser el futuro?
La idea de los ingenieros de Apple es continuar evolucionando esta función, tanto en lo concerniente al doble toque como el resto de opciones de control que hasta el momento estaban en el apartado de accesibilidad. Así lo preveía ya un paper publicado en el mes de abril de dos mil veintidos titulado Habilitar la personalización de ademanes con las manos en dispositivos de muñeca en el que ya charlaban de una combinación de giroscopios, acelerómetros y lectura de la piel para determinar qué se pide que haga el aparato en cuestión con los movimientos de las manos.
Es un total de doce ademanes que, conforme los ingenieros, han de ser completamente personalizables: “Para aprovechar los dispositivos deberían permitir a los usuarios añadir sus propios gestos más allá de un vocabulario gestual preexistente. Esto permite que esos gestos se recuerden mejor, una mayor eficacia en la interacción y una mayor accesibilidad para personas con necesidades especiales”, aseveraban en este documento. Para gozar de estas peculiaridades aún va a haber que aguardar.
Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica.
Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales, es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.