Los asistentes de voz como Siri, Alexa, Ok Google o Bixby son, primordialmente, reproductores de música simples de usar, diligentes respondedores sobre cuestiones simples, marcos de fotografías digitales (los que tienen pantalla), un despertador o un interruptor. Pero estas funciones, que asimismo se pueden efectuar con los teléfonos móviles, no garantizan por sí mismas su aptitud futura. Uno de los pilares de su desarrollo era el comercio por voz (voice commerce), un ámbito que la asesora Nielsen augura que va a suponer el dos% de las compras en dos mil veinticinco. A la espera de que se consolide esta alternativa, las grandes tecnológicas, como Google, Microsoft, Samsung, Meta o las compañías de Elon Musk, se han fijado en las posibilidades que puede aportar la inteligencia artificial generativa a sus productos. El gigante Amazon tiene una estrategia propia: usar esta nueva herramienta para transformar a Alexa en el centro del hogar, en el punto de conexión de todos y cada uno de los electrodomésticos, en el computador de acciones rutinarias y rutinarias, en una mayordoma.

Alexa está integrada en más de trescientos millones de dispositivos de Amazon y de otras marcas. Pese a esta penetración, ciertos medios llegaron a calificarla como el enorme descalabro de la compañía. Vishal Sharma, vicepresidente en Amazon y responsable de inteligencia artificial para Alexa, lo niega: “Nunca ha sido un fracaso. Si se miran las estadísticas de uso o el número de dispositivos conectados, se observa que han crecido”. Según la compañía, las interactúes con el asistente medraron más del treinta% el año pasado en el planeta (en España asegura que el incremento fue del cuarenta%) y la mitad de los usuarios lo empleó para adquirir.

Alexa jamás ha sido un descalabro. Si se miran las estadísticas de uso o el número de dispositivos conectados, se observa que han crecido

Vishal Sharma, vicepresidente en Amazon y responsable de inteligencia artificial para Alexa

Sharma, a lo largo de un encuentro con prensa internacional, al que fue convidado Forbes Hispano, defiende que la compañía, lejos de dejar languidecer al asistente, ha redoblado su apuesta por él para aprovechar los avances en inteligencia artificial y transformarlo en un centro del hogar.

La razón la explica Dave Limp, asimismo vicepresidente de la compañía y responsable de dispositivos y servicios. “El teléfono móvil ha impulsado la mayor parte de la innovación en la industria: la miniaturización de las cámaras, nuevos sensores, baterías… Pero el hogar, donde pasamos gran parte de nuestro tiempo, ha sido ignorado”.

“La casa es increíblemente manual. La industria ha estado automatizando otras áreas, pero no el hogar. Así que hemos desarrollado esta visión que consiste en que el hogar actúe en beneficio de quien lo habita, que haga tareas, que sea proactivo [anticiparse a partir del aprendizaje de rutinas]. Es lo que llamamos inteligencia ambiental”, resume Limp.

Laboratorio de la casa inteligente de Amazon, donde se prueba la integración de Alexa con todos los electrodomésticos, a principios de mayo.
Laboratorio de la casa inteligente de Amazon, donde se prueba la integración de Alexa con todos y cada uno de los electrodomésticos, a inicios de mayo.Forbes Hispano

Sharma explica que esta automatización mediante comandos hablados no se ha producido ya antes por la dificultad que suponen la heterogeneidad de voces y la presencia de ruidos que hay que discriminar para dar una contestación “confiable”, que reconoce como una de las claves del sistema: si se solicita que encienda una luz, que lo haga y sea la requerida.

La otra clave es la rutina, que el asistente comprenda que una secuencia de acciones repetidas responde a un patrón frecuente y las reúna bajo un solo comando.

El móvil ha impulsado la mayoría de la innovación en la industria. Pero el hogar, donde pasamos una gran parte de nuestro tiempo, ha sido ignorado

Dave Limp, vicepresidente de Amazon responsable de dispositivos y servicios

Marja Koopmans, directiva del laboratorio de casa inteligente, lo muestra en una reproducción de un hogar en la sede central de Amazon en Seattle (EE UU). Si afirma “Alexa, me voy”, el asistente cierra la puerta con llave y apaga de manera automática todas y cada una de las luces y dispositivos, salvo aquellos programados para actuar en ausencia de la familia, como la aspiradora. Cuando Alexa la lúcida, enciende las luces, notifica del tiempo actual y el previsto, lee en alto la agenda y pone en marcha la ducha y la máquina de café.

Koopmans especifica 4 razones primordiales para desarrollar esta casa inteligente: facilita las labores, ofrece entretenimiento (música, T.V., juegos…), aporta seguridad a las personas (mayores y pequeños, primordialmente) y a los recursos (monitorización de la casa a distancia) y es más sustentable, al facilitar el apagado de dispositivos que no están en uso.

Para Vishal Sharma, la integración de todos y cada uno de los aparatos en un asistente aporta una ventaja substancial frente al móvil, que puede hacer funciones afines, o la acción manual: “No requiere que levantes tu teléfono y hagas como 1.800 cosas o tener que desplazarte por todo el lugar. Solo funciona sin preocuparte de qué tecnología hay detrás”.

Nuestra política no es tanto ganar dinero con los dispositivos como con el uso

Vishal Sharma

Los costos cambian dependiendo del dispositivo que se utilice como centro de comandos (entre cien y doscientos cincuenta euros), los enchufes inteligentes que se empleen (los hay desde 9 euros la unidad), y los electrodomésticos compatibles que se adquieran o a los que se puedan agregar elementos que se integren en Alexa (como los Fire TV Stick o Cube). “Nuestra política no es tanto hacer dinero con los dispositivos como con el uso”, asegura Sharma.

El gran reto de una vida conectada es la seguridad y la privacidad de los datos. Mattia Epifani, forense digital e instructora en el Instituto SANS, asevera en MIT Technology Review: “Puede ser una ubicación, un mensaje, una imagen… Puede ser cualquier cosa. Tal vez también puede ser la frecuencia cardíaca de un usuario o cuántos pasos dio. Y todas estas cosas se almacenan básicamente en dispositivos electrónicos”.

Para Rouhi, los principios esenciales son la trasparencia, “nunca vender información personal de los usuarios” y darles siempre y en todo momento la opción de que no se registren datos, imágenes o sonidos.

Nunca vendemos información personal de los usuarios

Leila Rouhi, responsable de confianza y privacidad de Amazon

Este compromiso choca con la necesidad permanente de aprendizaje de los dispositivos mediante la experiencia. Para distinguir la voz de un pequeño o de una persona mayor, de una mujer o un hombre o los diferentes acentos de un mismo idioma, las máquinas deben contar con ejemplos. Amazon asevera que para esta labor se usa el aprendizaje supervisado, con controles permanentes.

Sharma insiste en que el tema de la seguridad y la privacidad se lo toman “muy en serio”. “Somos transparentes con lo que ocurre bajo la superficie y siempre está disponible la posibilidad de borrar lo que quieras para siempre”, asegura.

Además del aprendizaje supervisado, ciertos dispositivos solo guardan información de forma interna o no registran información alguna salvo que se activen a propósito. Pero el uso de datos es indispensable. El responsable de inteligencia de Alexa lo explica con una analogía: “Si hablas con un amigo, quieres que recuerde lo que le has dicho, especialmente si ese amigo hace cosas para ti, asistiéndote”. No obstante, concluye: “Moveremos cielo y tierra para proteger la privacidad y garantizar la seguridad”.

La carrera de velocidad de los gigantes

La estrategia de incorporar la inteligencia artificial (IA) en todos y cada uno de los campos es común en los gigantes tecnológicos, mas se ha transformado en una acelerada carrera cuando se aprecian señales de restauración del ámbito.

Microsoft ha invertido diez.000 millones de dólares estadounidenses en OpenAI, la compañía tras el chatbot ChatGPT que ha integrado en su motor de busca Bing. Pero es solo un paso. La multinacional ha informado de que incorporará la inteligencia artificial en otros productos pues esta, conforme Satya Nadella, director de Microsoft, abre “una nueva era de la computación”.

El pasado marzo, el gigante surcoreano de la electrónica de consumo Samsung sacudió el ámbito tecnológico al aceptar que estaba considerando sustituir Google por Bing como el motor de busca predeterminado en sus dispositivos.

La contestación de Google ha sido apresurar la creación de nuevos sistemas de inteligencia artificial y actualizar los existentes con peculiaridades de IA. El objetivo del proyecto, llamado Magi, es ofrecer a los usuarios, como en la estrategia de Amazon, una experiencia adaptada, anticipándose a las necesidades de los usuarios.

Frente a ChatGPT, Google ha contestado de emergencia con Bard. Pero la inteligencia artificial no es nueva para la compañía. Su filial DeepMind lleva años estudiando la aplicación de exactamente la misma en modelos de lenguaje y en vehículos autónomos, como en su buscador o en funciones de reproducción de música o aun en programación.

El director ejecutivo de Google y Alphabet, Sundar Pichai, el pasado 10 de mayo durante la presentación de las herramientas de inteligencia artificial de la sede central de la compañía en California.
El director de Google y Alphabet, Sundar Pichai, el pasado diez de mayo a lo largo de la presentación de las herramientas de inteligencia artificial de la sede central de la compañía en California.Jeff Chiu (AP)

Hasta Elon Musk, creador de Tesla, nuevo dueño de Twitter y autor de SpaceX, se ha incorporado a la carrera, pese a haber advertido de los potenciales riesgos de esta tecnología. Según The New York Times, Musk pretende crear una nueva compañía de inteligencia artificial llamada X.AI y un contrincante para ChatGPT.

La propia Amazon, en su división de servicios web (AWS), ha puesto a predisposición de sus clientes del servicio modelos de lenguaje natural (LLM por Large Language Model), agrupados bajo la denominación de Titan, y un servicio de computación en la nube llamado Bedrock “para crear y escalar aplicaciones generativas de IA”, como la creación de textos, imágenes, audios y datos a demanda.

Meta ha presentado este mes una nueva herramienta de código abierto llamada ImageBind que, conforme la compañía, van a poder relacionar los objetos de una foto con su sonido, su forma tridimensional o su movimiento y crear imágenes desde ruidos. En el futuro aspiran a dotar a la máquina de sensibilidades como tacto y fragancia, acercándola a las capacidades humanas. Otra herramienta de inteligencia artificial de código abierto es la LLM Meta AI, con la que aspira a competir con ChatGPT y otras aplicaciones afines.