En el bullicioso inicio de 2022, las altas esferas de Pyongyang vivieron momentos de tensión. Mientras el ejército norcoreano llevaba a cabo varias pruebas de misiles balísticos en enero, un repentino apagón sacudió internet en todo el país tras dicho ensayo. Este apagón, causado por una serie de ciberataques, dejó a Corea del Norte incomunicada durante más de una semana, impactando desde sus sitios web oficiales hasta las conexiones internacionales. Lo curioso es que este ataque no fue obra de un gobierno occidental, como se pensó en un principio, sino de un individuo recluido en su hogar en Miami, conocido como P4x o «Pax».

Alejandro Cáceres, el hombre detrás del ciberataque, decidió tomar represalias contra los norcoreanos debido a un intento previo de hackeo a su sistema. Para él, era una cuestión personal, más que geopolítica. Este experto en ciberseguridad documentó todo su proceso y decidió revelar su identidad dos años después, desafiando las consecuencias que esto pudiera acarrear.

Alejandro, de 39 años y fundador de su propia empresa de ciberseguridad, Hyperion Gray, no teme por su vida, aunque ha tomado precauciones al respecto. Su valentía al enfrentar a un régimen totalitario y luego salir a la luz con su historia ha generado admiración y críticas por igual. Mantiene una postura sarcástica y desafiante en sus redes sociales, donde interactúa con una amplia audiencia que lo percibe como un «hacker» benévolo en busca de ayuda o colaboración.

Romance y desencuentros con el Pentágono

A lo largo de los años, Cáceres ha colaborado estrechamente con diversas agencias de seguridad estadounidenses, incluyendo el Pentágono, la DARPA y el FBI. Tras el incidente en Corea del Norte, fue contactado por el Departamento de Seguridad Nacional y la NSA en busca de información sobre su ciberataque. A pesar de las implicaciones legales de sus acciones, Cáceres se muestra crítico con la falta de agresividad de Estados Unidos en el ámbito cibernético, especialmente frente a amenazas como el grupo Lazarus de Corea del Norte.

Su experiencia lo ha llevado a alejarse de las agencias gubernamentales y centrarse en su empresa junto a nuevos socios. Considera que EE. UU. debería adoptar estrategias más contundentes en ciberseguridad y no temer responder a amenazas cibernéticas como las provenientes de regímenes hostiles como el de Corea del Norte. Su valentía, determinación y conocimientos lo convierten en una figura controvertida pero influyente en el mundo de la ciberseguridad.