Una start-up de España, CO2 Revolution, ha aportado una de las soluciones más novedosas para combatir el cambio climático y la desertificación por medio de la reforestación de grandes superficies en tiempo récord usando drones y la “semilla inteligente” ‘iseed’, un modelo que ha llamado la atención de ‘The New York Times’ que ha publicado un extenso artículo a este respecto.

El periódico estadounidense recoge esta iniciativa coincidiendo con la celebración, en la urbe escocesa de Glasgow, de la COP26, la cima internacional sobre el cambio climático, donde líderes políticos y responsables de agencias internacionales están apostando por la adopción de más y nuevas medidas para frenar el calentamiento global.

Calificada como una de las cien mejores ‘startup’ del planeta por el South Summit de dos mil dieciocho, la plataforma global de innovación que conecta a estas empresas emergentes con corporaciones e inversores, CO2 Revolution presta sus servicios tanto a comunidades y organismos que precisen efectuar actividades de plantación como a aquellas instituciones que tengan el propósito de compensar su huella de carbono.

Para acometer estos proyectos de reforestación combina la experiencia de su equipo de dirección, a la cabeza del que está el creador y CEO de la compañía, Juan Carlos Sesma, en optimización de procesos y el ‘big data’ con una novedosa “semilla inteligente” ‘iseed’ que, merced a que está pregerminada, lanzada desde drones logra reforestar grandes extensiones de terreno en horas ahorrando costos.

La idea de CO2 Revolution, que ha acaparado la atención de ‘The New York Times’, que le ha dedicado un extenso artículo, nace en dos mil catorce fruto de una inquietud personal de Juan Carlos Sesma que en dos mil catorce salió de España para desarrollar un proyecto profesional en Bogotá.

Una serie de experiencias personales y ver las serias consecuencias que el cambio climático estaba generando en Colombia, con sequías, incendios como el de cerro de Monserrate en dos mil quince y el incremento de las temperaturas, hicieron que Sesma se pusiese a trabajar en ideas destinadas a combatir el cambio climático.

Para hacer en frente de las consecuencias de las emisiones de gases de efecto invernadero y la deforestación, Sesma concluyó que es preciso crear a gran escala ecosistemas “completos” por medio de la reforestación y decidió volver a España en dos mil dieciseis para trabajar en ese objetivo. Lo hizo con la ayuda del Monasterio de La Oliva, en Navarra, y el monje cisterciense Enrique Carrasco, cuyo trabajo fue esencial para conseguir las “semillas inteligentes”.

Las primeras pruebas se efectuaron en tierras navarras y fueron un éxito, con más del ochenta% de eficiencia en su desarrollo. Los árboles nacidos de esta fase se hallan en pleno desarrollo en el monasterio.

Los drones que se usan en la reforestaciones llevan adosados depósitos y sistemas de lanzamiento de hasta diez semillas y permiten reforestar asimismo zonas de bastante difícil acceso. Mediante un avanzado software y sistema para la navegación elige de forma autónoma el patrón de plantación más conveniente.

El ‘big-data’ permite examinar todas y cada una de las variables que intervienen en la creación de nuevos ecosistemas y elegir a través de algoritmos la forma más conveniente de reconstruirlos.