La “programación sin código”, “low-code o “no-code” aumenta su importancia y cada vez más supera la imagen de ser solo una solución temporal o de
bajo costo para nuestros negocios.
Disponer de una aplicación, programa o web sin saber programar -aunque sus prestaciones no sean tan amplias como algo construido desde cero-
puede ser una ventaja competitiva para una empresa que arranca e, incluso, para las que están ya establecidas.
La plataforma Liberafy, que crea “experiencias digitales personalizadas sin sacrificar velocidad, flexibilidad o
coste”, cita los beneficios de este movimiento o filosofía, que aumentará su presencia en los próximos años.
“Según Gartner, para 2024, el desarrollo de aplicaciones low-code será responsable de más del 65% de la actividad de desarrollo de aplicaciones y
el 75% de las grandes organizaciones utilizarán ya alguna herramienta low-code. En la actualidad, su adopción es ya una tendencia tecnológica en
expansión”, explican.
Herramientas de este tipo hay muchas, pero la gran importancia es que se convierten en aliadas indispensables de pymes y startups, que pueden
implementar sus proyectos a menor costo y con mayor celeridad.
Liberafy señala cuatro ventajas competitivas del low-code “que actuarán como motores del nuevo escenario de desarrollo tecnológico”.
Primero, hablan de una reducción de los tiempos de desarrollo: dinamismo y rapidez son características que este movimiento brinda a los procesos,
sea para webs corporativas, portales, plataformas de ecommerce, etc.
Además, esto permite tener a los equipos de TI centrados en lo importante, pues “el 80 % de las empresas afirman que formar a otros usuarios para
realizar labores de desarrollo ha dado más tiempo y recursos al departamento de TI para centrarse en otras iniciativas”.
En tercer lugar, brindan una mayor capacidad de respuesta ante el cambio, pues “soluciones, como landing pages, flujos de aprobación de
contenidos, órdenes de compra o procesos de onboarding (…) pueden dotar a la empresa de mayor flexibilidad, de una gran capacidad de reajuste en su día
a día, así como de una mejora continuada de sus procesos cotidianos”.
Como cuarta ventaja competitiva, encontramos la optimización de la experiencia del cliente, pues la “tecnología low-code puede ser un complemento
esencial en este proceso de mejora continuada, ya que permite revertir un pain point o corregir una herramienta que no está funcionando en muy poco
tiempo. El time to market es clave en la mejora de la experiencia y un valor fundamental para mantener la competitividad en el mercado”.