Aprender siempre y en toda circunstancia, de ti y de la competencia, es la clave central del Benchmarking, esa práctica o estrategia, en ocasiones olvidada, que te
dejará identificar ocasiones de mejora y aprender de las mejores prácticas de la industria.
Estudiar a fondo tu organización y a la competencia, no solo para advertir sus puntos enclenques sino más bien para reconocer asimismo sus virtudes y buenas
prácticas, puede transformarse en una ventaja a nivel competitivo que te aúpe al éxito.
No olvides aquello que escribió Sun Tzu, en el El arte de la guerra: “si conoces a tu oponente y te conoces a ti
mismo, no deberías temer el resultado de mil batallas. Si te conoces a ti, mas no a tu oponente, por cada batalla que ganes padecerás una
derrota”.
De eso y de considerablemente más, va el Benchmarking, que no es más que equiparar y medir el desempeño, las prácticas y los estándares de una organización
respecto a los mejores desempeños de otras referencias del mercado. En otras palabras: conócete y conoce al otro, mas asimismo, aprende qué estás
haciendo bien para hacerlo escalable y toma del resto lo mejor, para continuar medrando.
Hay múltiples géneros de benchmarking:
-Interno (comparación en exactamente la misma organización).
-Competitivo (comparación con contendientes directos).
-Benchmarking funcional (comparación de funciones concretas).
No deseches nada, puesto que todo puede servir como fuente de información: desde estudios de mercado, datos financieros, hasta análisis de
procesos.
Para desarrollar esta “evaluación comparativa” hay que mirar dos aspectos fundamentales: un punto de referencia o benchmark conveniente (contra qué
vamos a equiparar) y un sistema o medio para medir de forma objetiva los objetivos, actividades y resultados.
Primero, define tu patrón de comparación, que son las buenas prácticas -otro término relativo que implica un buen discute- y estándares de
excelencia que identifiques en tu industria o mercado. Tampoco olvides mirar cara otros campos, puesto que donde menos esperas hay ejemplos de ideas
relevantes o soluciones para extrapolar.
Ten claro que el Benchmarking es un proceso sistemático que implica identificar a los líderes del mercado, establecer criterios de comparación,
compendiar datos, examinar resultados y tomar medidas para progresar.
No olvides dejar bien establecidos los factores y aspectos con los que te vas a “mirar en el espejo” en pos de advertir qué hacemos
mal y qué podemos agregar. Recuerda que no se trata de solo “estudiar” a la competencia, sino más bien de aprender y amoldar, de manera creativa y con seriedad,
esas buenas prácticas.
Nuestro objetivo ha de ser el entender de qué manera otras organizaciones o productos llegan a esos altos niveles de desempeño y eficacia, para hacer
lo mismo con nuestra empresa o compañía.
El Benchmarking es solo una parte fundamental de algo que deberíamos hacer siempre y en toda circunstancia para no quedarnos desfasados: progresar de forma continua y
aprender de lo interno y lo externo. Dicho esto, es una herramienta que no debe faltar en una “organización inteligente”.
Como toda práctica que introduzcas en tu negocio puede acarrear desventajas -implica gastos de aplicación y hay quienes pueden indicar una
pérdida de identidad-, mas son más las ventajas para abandonar a esta.
Si buscas razones de por qué efectuar este proceso, hay muchas: identificar mejores prácticas, progresar el desempeño, crear y amoldarte, y
tener una visión estratégica. Finalmente, la más importante: transformar el estudio progresivo y el aprendizaje en una real ventaja a nivel competitivo.