Las dos primeras décadas de este siglo se identifican por emprendedores digitales que ponen patas hacia arriba los modelos de negocio tradicionales en pos de nuevas formas de producir ingresos y servir a los clientes del servicio.
Esto ha sido posible merced a la aparición de varias nuevas oleadas tecnológicas, desde los ordenadores de sobremesa hasta Internet, los dispositivos móviles y la nube. En el futuro, estas olas de disrupción semejan destinadas a seguir conforme nuevos avances, como la inteligencia artificial (IA), prosigan redefiniendo la manera en que adquirimos, trabajamos, jugamos y vivimos nuestras vidas.
A menudo, estos modelos de negocio se combinan: por servirnos de un ejemplo, un distribuidor de software puede ofrecer una versión «freemium», financiada con ingresos promocionales, mas asimismo un servicio premium sin publicidad para quienes estén prestos a abonar. O los minoristas electrónicos como Amazon pueden conseguir ingresos del comercio on-line al paso que actúan como un mercado en el que otros vendedores pueden ofrecer sus productos a cambio de parte de las ventajas.
El modelo de negocio basado en la publicidad es uno de los más triunfantes de la era digital. Está tras el apogeo de empresas como Google y Facebook, que ponen en contacto a los usuarios con productos y servicios usando IA y análisis. Esto ha sido posible merced a la gran cantidad de datos que se pueden conseguir de los usuarios on-line.
El éxito de estas empresas se debe al término de que «si no pagas, eres el producto». En la temporada de la publicidad en prensa, radio y T.V., los datos que podían compendiarse se limitaban a la información extraída de encuestas de audiencia y estudios de mercado. Hoy en día, cada click, seguimiento, «me gusta» y «compartir» -como la información que damos de manera directa a sitios y servicios- puede usarse para aprender sobre nosotros. Estos datos se compendian de audiencias y usuarios y se venden a anunciantes que los emplean para pronosticar qué productos y servicios podríamos apreciar adquirir.
En su forma más simple, se refiere sencillamente a las compañías que ofrecen productos y servicios on-line de manera directa al cliente del servicio. Esto puede describir a gigantes como Amazon y Alibaba, que venden productos de manera directa a los usuarios, mas asimismo operan como mercados. También describe miles y miles de negocios más pequeños y de nicho que existen hoy en día, que en general operan por medio de plataformas y mercados como Amazon, Shopify, Etsy o Alibaba.
El comercio on-line ofrece una forma muy cómoda y accesible a fin de que prácticamente cualquiera pueda comenzar a vender sus productos en el mundo entero sin preocuparse por la logística y los gastos que supone abrir una tienda física. Las plataformas y los mercados hacen que la creación de un escaparate y la publicación de los productos sea labor de una sola persona, y los operadores de comercio on-line acostumbran a aprovechar el poder de plataformas promocionales como Google o Facebook para llegar a los clientes del servicio de su nicho. Se calcula que el valor del comercio on-line mundial rondó los diez billones de dólares estadounidenses en dos mil veinte y se espera que medre hasta los veintisiete billones en dos mil veintisiete.
‘Freemium‘
El modelo de negocio ‘freemium’ acostumbra a consistir en ofrecer gratis una versión básica y sin virguerías de un producto o servicio, mas cobrando a los usuarios si desean acceder a funciones premium. Algunos ejemplos son Spotify, que limita el acceso a la música a los usuarios que no están suscritos; Dropbox, que ofrece velocidades de almacenaje y trasferencia limitadas a los usuarios gratuitos; LinkedIn, que deja a cualquiera preguntar anuncios de empleo y listas de vacantes, mas ofrece funciones avanzadas de análisis a los subscritores para facilitar la busca de empleo y la contratación; y Zoom, que limita la duración de las asambleas y el número de participantes a los usuarios gratis.
Los distribuidores de software como servicio para la productividad y el sitio de trabajo asimismo emplean con frecuencia el modelo freemium, ofertando licencias individuales o corporativas a los usuarios que desean acceder a todas y cada una de las funciones sin restricciones. También es popular entre los editores de juegos, que emplean una versión gratis para enganchar a los jugadores ya antes de incitarles a subscribirse o a adquirir funciones o ventajas individuales «pagando por jugar».
Mercado/ Plataforma
Este modelo engloba tanto a los distribuidores de comercio on-line como Amazon y Alibaba, que se han transformado en mercados donde cualquiera puede montar su negocio. También engloba plataformas más especializadas como eBay, Uber o AirB’n’B. Los usuarios se favorecen de la prominencia y el peso financiero de estos distribuidores de plataformas, que con frecuencia emplean análisis y campañas de publicidad para atraer tráfico a las tiendas o anuncios de sus clientes del servicio. Para el dueño del mercado o de la plataforma, el beneficio es que ni tan siquiera debe ofrecer un producto o servicio, sino sencillamente se lleva parte de cada negocio que vende a través de ellos. También podemos incluir en esta categoría los sitios de «economía colaborativa» como Fiverr, Freelancer y Amazon’s Mechanical Turk, ya que ofrecen plataformas a fin de que los particulares ofrezcan sus servicios adaptados a las compañías.
Suscripción
Se refiere a cualquier negocio que cobra a los clientes del servicio un pago periódico. Inicialmente, acostumbraba a referirse a distribuidores de servicios, como Netflix, que ofrece películas a la carta, o Microsoft y Adobe, que ofrecen bultos de subscripción de software como servicio, como Microsoft trescientos sesenta y cinco o Adobe Creative Cloud. Sin embargo, poco a poco más minoristas y fabricantes de productos ofrecen asimismo recursos y consumibles por medio de subscripciones. Esto incluye empresas de reparto de comestibles frescos a domicilio como Hello Fresh y Gousto.
Amazon es un caso de empresa que cubre todo el espectro: ofrece servicios digitales como vídeo, música e infraestructura informática en la nube, y asimismo subscripciones a productos que entregan recursos físicos de manera directa en la puerta de los clientes del servicio. Este modelo de negocio deja a las organizaciones producir unos ingresos regulares al paso que desarrollan relaciones continuas con los clientes del servicio, lo que quiere decir que son capaces de ofrecer diferentes productos y servicios conforme cambian las necesidades de sus clientes del servicio. Los nichos y las compañías independientes asimismo pueden decantarse por producir ingresos a través de subscripciones aprovechando una plataforma como Substack, que deja al público conectar con autores individuales.
Sitios agregadores
Este modelo de negocio consiste en buscar en Internet empresas que ofrezcan productos y servicios para, ahora, agruparlos en un práctico portal en el que los compradores pueden cotejar costos, peculiaridades y ventajas. Algunos ejemplos conocidos son PriceRunner, PriceGrabber y Shopping.com. Otros agregadores se especializan en mercados específicos, como comparethemarket y moneysupermarket (seguros y servicios financieros) y Expedia (vacaciones y viajes). En sitio de cobrar una comisión a las compañías que anuncian sus productos en sus sitios, estas empresas producen ingresos desde las referencias que reciben cuando adquirimos productos a través de ellas.
Crowdfunding
El último modelo de negocio de la era digital que no podemos ignorar es el crowdfunding. Los grandes sitios de crowdfunding, como Kickstarter, Indiegogo y Gofundme, son asimismo plataformas que ofrecen a otras empresas la ocasión de colectar fondos por medio de pequeñas donaciones de un elevado número de particulares. Los propios negocios de crowdfunding son los que emplean el dinero generado por medio de estas plataformas como fuente de ingresos, con frecuencia para lanzar productos nicho o prototipos. Otros sitios como Patreon dejan a los autores entablar relaciones personales con su público, lo que con frecuencia les deja crear productos o servicios continuos como música, vídeos o escritura.
San Salvador (El Salvador), 1997. Desde pequeña ha sentido una gran pasión por la escritura y la investigación, lo que la llevó a especializarse en reportajes de impacto social. En su tiempo libre, disfruta de la lectura de novelas históricas y de misterio, y también es una gran amante de la música, especialmente del rock latinoamericano. Además, es una ávida viajera, y ha tenido la oportunidad de visitar algunos países de América Latina y Europa para conocer diferentes culturas y enriquecer su visión del mundo.