Entre el 1 y el tres de febrero de dos mil veintitres, representantes de los países de América Latina y el Caribe aprobaron la Agenda Regional de Acción por el Agua en la sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en Santiago.

Allí se reunieron sacrificios de cara a cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6, que es garantizar la disponibilidad de agua y su administración sustentable y saneamiento para todos. Esa Agenda se presentará en la Conferencia de la ONU sobre el Agua dos mil veintitres, que se realiza desde este miércoles, veintidos de marzo, hasta el veinticuatro de marzo, en Nueva York. DW habló con la Dra. Silvia Saravia Matus, oficial de Asuntos Económicos de la Unidad Agua y Energía de la CEPAL, presente en tal conferencia.

-¿De qué forma valora las consecuencias humanas y económicas de los fenómenos climáticos extremos en América Latina, como las sequías y las inundaciones?

Silvia Saravia Matus: América Latina y el Caribe cuenta con una dotación de agua por habitante 4 veces mayor al promedio mundial. Sin embargo, esta se halla distribuida de forma heterogénea. El agua acostumbra a concentrarse en zonas rurales por poner un ejemplo, en ríos como el Amazonas, de la Plata, Madeira, Orinoco y Paraguay, al paso que las grandes urbes y zonas de mayor actividad económica reportan altos niveles de agobio hídrico (por poner un ejemplo, Lima o Santiago) o cuentan con limitadas áreas de captación de agua (por poner un ejemplo, pequeños estados insulares del Caribe, o Bogotá).

Los fenómenos climáticos producen inestabilidad y complican, además de esto, los procesos productivos y el acceso estable al agua y al saneamiento gestionados de forma segura. Según el informe del IPCC de dos mil veintiuno, América Latina y el Caribe es una de las zonas del planeta más perjudicadas por los desastres relacionados con el tiempo. Desde la década de mil novecientos ochenta los desastres relacionados con el agua (sequías e inundaciones) se han duplicado, pasando de trescientos cuarenta y cuatro desastres reportados a seiscientos quince. Lo precedente repercute no solo en concepto de personas perjudicadas y fallecidas, sino más bien en el valor económico asociado a los daños y pérdidas provenientes los desastres derivados del cambio climático.

¿A qué se debe la carencia de acceso al agua bebible y al saneamiento en la zona, pese a que esta cuenta con un treinta% de los recursos hídricos del planeta?

Según datos del Programa Conjunto OMS/UNICEF para el Monitoreo del Abastecimiento de Agua y del Saneamiento (JMP) de dos mil veinte, 161 millones de personas en América Latina y el Caribe no disponen de acceso a agua bebible gestionada de forma segura (veinticinco% de la población) y cuatrocientos treinta y uno millones de personas no cuentan con saneamiento gestionado de forma segura (sesenta y seis% de la población). Esto obviamente refleja que los sacrificios efectuados por la mayor parte de los países de la zona no han sido suficientes para lograr las metas seis.1 y seis.2 de la Agenda dos mil treinta sobre el acceso universal a los servicios de agua bebible y saneamiento gestionados de forma segura.

Silvia Saravia Matus, oficial de temas económicos al cargo de los recursos hídricos en la CEPAL.

Lo precedente se debe a múltiples factores, entre ellos, la alta heterogeneidad que existe, no solo en términos económicos y sociales sino más bien asimismo hidro-climáticos. A esto se aúnan los aumentos de la demanda de agua por urbanización, cambios de uso del suelo, y la humillación de las cuencas.

De igual forma, y fundamental, otro factor clave es la carencia de inversiones en el campo a nivel regional. En este sentido, conforme datos de CEPAL/BID/CAF (dos mil veintiuno), las inversiones públicas anuales de América Latina y el Caribe en infraestructura de agua bebible y saneamiento menguaron un cuarenta y tres% entre los años dos mil diez y dos mil diecinueve.

Otro estudio de la Organización Paramericana de la Salud (OPS), de dos mil diecinueve, apunta que la primordial barrera para atender las metas de universalización de acceso, aun cuando hay disponibilidad de recursos, es que numerosos países son ineficientes en la ejecución de estos, lo como contribuye con el retraso en el cumplimiento de las metas. Este estudio apunta que la diferencia entre presupuesto y ejecución de los gastos se produce por baja capacidad institucional, falta de capacidad de administración de proyectos, falta de información, entre otros muchos.

-¿De qué forma podría remediarse el inconveniente?  

En este tema específicamente, la CEPAL, en el marco de su propuesta de una transición hídrica sustentable e inclusiva y la Agenda Regional de Acción por el Agua, señala que se requiere:

Impulsar nuevas inversiones hídricas en cantidad, calidad y continuidad para universalizar el acceso a agua y saneamiento gestionados de forma segura con singular énfasis en el campo rural, en comunidades distantes de los centros y en zonas urbanas marginales, de forma que las operadoras públicas, privadas y/o comunitarias tecnifiquen los sistemas de agua y mejoren las capacidades técnicas relacionadas a la calidad del agua.Diseñar políticas de incentivos y regulación que fomenten la innovación y uso de tecnologías adaptadas a cada contexto y territorio, empleando principios de circularidad y conservación, salvando conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas, como soluciones basadas en la naturaleza, con el fin de resguardar las fuentes hídricas naturales y progresar las prácticas de uso responsable del agua entre todos y cada uno de los actores.Establecer asociaciones público-privadas (APP) y con actores distintos de la sociedad civil y las comunidades locales para acceder a la financiación y fomentar una nueva cultura y valoración del agua. En estas líneas, se insta a fomentar esquemas de tarifas justas y sustentables.Identificar y aprovechar las ocasiones financieras libres e renovadoras, como estructuras financieras combinadas, garantías multilaterales, fondos de agua, y bonos, entre otros muchos.

¿De qué forma impulsa la CEPAL el cumplimiento de la Agenda dos mil treinta para el Desarrollo Sostenible en lo relativo a progresar el acceso al agua bebible y al saneamiento para la población de América Latina y el Caribe?

En dos mil diez Naciones Unidas reconoció el Derecho Humano al Agua y al Saneamiento, consecuentemente, abundantes países de la zona han reconocido este derecho en sus constituciones. Asimismo, en dos mil quince la comunidad internacional manifestó que el agua es esencial para el desarrollo sustentable y la exterminación de la pobreza en sus formas. Por ello, la Agenda dos mil treinta para el Desarrollo Sostenible, plantea, entre otros muchos, el propósito de asegurar la disponibilidad y la administración sustentable del agua y el saneamiento para todos (ODS seis).

Para lograr estas metas, la CEPAL fomenta, de la mano de los países de América Latina y el Caribe, el fortalecimiento de sus sistemas de gobernanza del agua, basándonos en patentiza, a fin de que sean más robustos, trasparentes y eficientes. Asimismo, la CEPAL impulsa una transición cara la administración hídrica sustentable e inclusiva en la zona, la que plantea como uno de sus pilares asegurar el derecho humano al agua bebible y saneamiento gestionados de forma segura. Lo precedente, mediante un enorme impulso inversor que deje cerrar las brechas actuales de cobertura y calidad de agua al año dos mil treinta.

¿Cuál es la relevancia del agua subterránea en la economía de los países sudamericanos?

Debido a la exuberancia de agua superficial y el nivel limitado de uso de agua subterránea, menos del treinta% del agua dulce extraída en América Latina y el Caribe procede de fuentes de agua subterránea. En los países que sí dependen de las aguas subterráneas, más o menos la mitad de la extracción se usa para riego, una tercera parte para uso familiar y el resto para uso industrial. A lo largo de la zona existen falencias en la protección y monitoreo de las aguas subterráneas, dando sitio a su explotación intensiva y/o polución, poniendo en riesgo en último término su sustentabilidad, como su accesibilidad a las poblaciones más frágiles, que dependen de estas fuentes de aguas subterráneas para su suministro de agua bebible. Las aguas subterráneas juegan un papel esencial en los sistemas de abastecimiento de agua de la mayor parte de las urbes sudamericanas, si bien no siempre y en todo momento como fuente primordial. También representa el cincuenta% del agua empleada por el campo industrial. En el Caribe, donde el agua superficial tiende a ser parcialmente escasa, el agua subterránea representa alrededor del cincuenta% del agua extraída. Dado que la relevancia de los acuíferos para los ecosistemas, el desarrollo social y las actividades económicas de la zona va a aumentar aún más en el futuro próximo, la zona debe avanzar cara procesos políticos que armonicen la toma de resoluciones, el monitoreo y la administración de las aguas subterráneas tanto a nivel nacional como internacional.

¿Qué les espera a los países de la zona en vista de los fenómenos climáticos extremos que ya experimentan? ¿Aumentarán esos fenómenos en frecuencia y magnitud?

Las inundaciones, sequías y desplazamientos de masas húmedas se han amplificado con el calentamiento global y el cambio climático, y asimismo afectan las activas y la integridad de los ecosistemas de los países y territorios de la zona, complicando el logro de otros ODS.

La administración de peligro de desastres, la preparación y administración de urgencias, como la administración integrada de recursos hídricos, son esenciales para acrecentar la resiliencia y adaptación, así como reducir el impacto y mantener los ciclos hídricos precisos para la provisión de agua y saneamiento para toda la población y las actividades económicas. La subregión del Caribe se halla en una situación desfavorecida con relación a el cambio climático. La zona ha efectuado una contribución históricamente pequeña al cambio climático (cero con tres% de las emisiones globales de GEI), mas sus Estados insulares son enormemente frágiles a sus efectos. Desastres hidrológicos, meteorológicos y climatológicos incluyendo tormentas, inundaciones y desplazamientos de masa húmeda, impactan al Caribe, con daños y pérdidas económicas reportados entre mil novecientos setenta a dos mil veintidos ascendientes a ciento dieciocho con seis millones de dólares estadounidenses.

En una década, la zona de las Américas ha sufrido el veinticinco% de los desastres mundiales asociados a cambio climático, y como consecuencia, ha registrado el quince% de los fallecimientos, el seis% de los perjudicados y un cincuenta y tres% de las pérdidas económicas mundiales. Un ejemplo de esto es la megasequía de Chile Central, que con trece años hasta la data, forma la más larga en mil años, agudizando una tendencia a la desecación, y sitúa a Chile a la cabeza de la crisis hídrica de la región (Organización Meteorológica Mundial, dos mil veintidos). Con el cambio climático y el incremento de la cota de derretimiento, la situación se ha vuelto más aún más crítica en Santiago, enfrentándose cortes de suministro de agua debido a los incrementos en la turbiedad por el exceso de sedimentos.

Las proyecciones climáticas cara dos mil cincuenta y dos mil setenta, asociadas a los aumentos en la temperatura, señalan un incremento de precipitaciones en el oeste de la Amazonía y el sur de Sudamérica de entre un diez% hasta un quince%, y una tendencia a la sequía y reducción de la precipitación de hasta un veinte% en el nordeste de Brasil, México, Centro América y el Caribe.

¿Qué relevancia tienen las medidas que se toman en el campo agrícola e industrial, así para la seguridad alimenticia, para solucionar la carencia de agua?

La CEPAL ha definido acciones “Nexo” a ideas que pueden ser políticas, programas, planes o proyectos de diferente naturaleza que impliquen agua, agricultura, energía o medio ambiente, que se consideren intersectoriales o que por lo menos requieran de soluciones intersectoriales.

Lo que se ha encontrado es que en nuestros días existen muchas políticas sectoriales que normalmente están desorganizadas o que en muchas ocasiones tienen objetivos incompatibles entre sí, lo que consigue bajo impacto en ocasiones, y, además de esto, otro punto fundamental es que acostumbra a acontecer que hay una duplicación de sacrificios y de recursos (muy frecuentemente en diferentes niveles territoriales).

América Latina y el Caribe es una zona parcialmente rebosante en recursos naturales, equiparada con el resto zonas del planeta, y fundamenta una gran parte de sus actividades productivas en el uso intensivo de estos recursos. Sin embargo, se hallan distribuidos de forma muy heterogénea, particularmente el agua, tanto a nivel regional e inclusive en los países. Lo como causa muchos enfrentamientos. La zona es un enorme distribuidor de comestibles para el planeta y representa más o menos el dieciseis% de las exportaciones agrícolas mundiales. Y el cuarenta y cinco% de la generación eléctrica procede de hidroenergía. Los puntos precedentes, aunque representan una ocasión de desarrollo para nuestros países, asimismo han traído consigo impactos ambientales negativos. En el caso de la agricultura, por poner un ejemplo, esta produce más o menos setenta% de la deforestación en la zona y los embalses de las hidroeléctricas en muchas ocasiones se han visto inoperados por sequías o lluvias extremas.

Las políticas que normalmente requieren soluciones intersectoriales no siempre y en todo momento están absolutamente ordenadas y por eso es recomendado contar con un enfoque del Nexo durante todo el ciclo de la política: diagnóstico, formulación, implementación y monitoreo.

En la zona ya hay algunas ideas que alinean al enfoque del Nexo, como los planes de cuenca, políticas de riego, proyectos multipropósito, bioenergía y soluciones basadas en la naturaleza. Estas acciones representan una oportunidadad para fortalecer las fortalezas actuales, incluir una visión más integrada, que considere las correspondencias con los otros ámbitos, fomentar un mayor alineamiento entre los objetivos de políticas sectoriales y conseguir un uso más eficaz de los recursos a largo plazo.

¿Qué métodos o soluciones se pueden aplicar para darle prioridad al recurso del agua para el uso humano, y asimismo para la actividad agrícola y agropecuaria? ¿Cuál es la clave para una mayor sostenibilidad del agua en América Latina? 

En línea con lo que se ha citado previamente, la CEPAL plantea 4 pilares de acción para impulsar la transición hídrica sustentable e inclusiva en ALC como estrategia regional para el logro del ODS6 y atender los retos propios de la región:

Garantizar el derecho humano al agua y saneamiento gestionado de forma segura, sin dejar a absolutamente nadie atrás, mediante un fuerte compromiso de inversión en el campo a fin de cerrar brechas de cobertura y calidad.Promover el acceso equitativo y accesible a servicios de agua y saneamiento para suprimir la pobreza hídrica, considerando tarifas sociales para los conjuntos más frágiles. Lo precedente precisa robustecer los sistemas actuales de prestación y su regulación.Revertir las externalidades negativas asociadas a la sobreexplotación del recurso hídrico, la polución de los cuerpos de agua y los enfrentamientos por el uso, asegurando la conservación y restauración de servicios ecosistémicos. Lo precedente pasa por el fortalecimiento de los sistemas de gobernanza a distintas escalas y participación, incluyendo mayor fiscalización y monitoreo, a través de instrumentos económicos, como cobros, multas y sanciones, como mayor grado de digitalización para el monitoreo de los cuerpos de agua.Incentivos para adoptar prácticas renovadoras e impulsar inversiones en tecnologías que acrecienten la productividad y resiliencia frente al cambio climático, convirtiendo el manejo lineal del agua en una administración circular.

El agua, sus usos productivos y los servicios públicos de provisión de agua y saneamiento se hallan intrínsecamente ligados a las formas de organización social, como a las activas ecosistémicas y territoriales, los estilos de producción y consumo, la gobernanza y a las arquitecturas institucionales. Por lo mismo, no proceden recomendaciones únicas y generales que garanticen la gobernabilidad del agua. Sin embargo, basándonos en experiencias prácticas, es posible identificar una serie de preceptos centrales que se pueden estimar validos tanto para progresar la gobernanza como de cara al desarrollo de políticas públicas y de instrumentos de administración ideales para lograr las metas planteadas.

Andrea Gomez

San Salvador (El Salvador), 1997. Desde pequeña ha sentido una gran pasión por la escritura y la investigación, lo que la llevó a especializarse en reportajes de impacto social. En su tiempo libre, disfruta de la lectura de novelas históricas y de misterio, y también es una gran amante de la música, especialmente del rock latinoamericano. Además, es una ávida viajera, y ha tenido la oportunidad de visitar algunos países de América Latina y Europa para conocer diferentes culturas y enriquecer su visión del mundo.