Durante años hemos envidiado, encomiado y buscado una réplica en Europa del ecosistema de innovación de Silicon Valley. Pero resulta que el modelo de éxito para una estructura tan fragmentaria como la de la Unión Europea, podría estar considerablemente más cerca: Israel.

Es el análisis que hacen los organizadores del festival tecnológico y de innovación en el área del Báltico TechChill, festejado en Riga (Letonia). Y ahí lo especifica para D+I su cofundador Ernests Štāls: “Nosotros, los tres Estados bálticos, somos pequeños, así que ninguno tenemos un mercado local [suficiente] y necesitamos pensar [nuestras startups] globalmente desde el día uno”.

Letonia tiene dos millones de habitantes (Israel tiene unos 9 millones, que tampoco es un mercado significativo per se). Estonia es aún menor, con uno con treinta y seis millones de habitantes. Y Lituania, dos con ochenta y seis millones. Son mercados interiores mínimos en comparación con los prácticamente cuarenta y ocho millones de habitantes de España. Pero el nuestro, ya sabemos que tampoco resulta exactamente enorme…

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Para Štāls, asimismo es una clave del éxito que sus start-ups “no son habitualmente B2C, sino B2B. No somos muy conocidos por lanzar redes sociales o ese tipo de cosas. De donde se puede obtener más beneficio es de la relación con compañías que ofrecen servicios. Compañías de software as a service (SaaS), como los dos unicornios que tenemos aquí…”.

Es un dato curioso: Letonia demanda ya la existencia de dos unicornios en su ecosistema, y los dos se dedican a lo mismo: impresión y rotulación en camisetas, cartelería o lo que haga falta, marchando como plataformas de servicios en línea.

Primero fue Printify la que alcanzó esa valoración y ahora asimismo reclama tal nivel Printfull. En un TechChill que este año, en su duodécima edición, recobró pulso y la efervescencia de ya antes de la pandemia, la bienvenida la daba a la entrada de la sede la figura de un unicornio a tamaño natural.

Tecnología e imaginación

Pero tal vez lo más interesante de los dos casos es examinar de qué forma una actividad que pudiese parecer marginal (salvo para quien ande buscando una solución para serigrafiar las camisetas de algún equipo deportivo), se transforma en un estupendo negocio en desarrollo sin fronteras al usar tecnología, imaginación y métodos de organización renovadores.

El caso es que los últimos “han sido años muy duros”, confiesa a D+I Cristóbal Alonsoel patrón de Startup Wise Guys, una aceleradora esencial en el centro y este de Europa, que ya se extiende a Italia y España. Y prosiguen siendo tiempos bastante difíciles, si bien Alonso aprecia que algo van mejorando.

El unicornio de Printify en TechChill 2023.


El unicornio de Printify en TechChill dos mil veintitres.

Julio Miravalls

Saltando de unas actividades a otras, la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías ha incorporado a sus patrones la posible aplicación militar, sin tabúes. La tendencia ya se vio surgir fuertemente en la edición anterior del TechChill, con la agresión rusa a Ucrania recién lanzada.

Más de un año de guerra después, la bandera ucraniana prosigue omnipresente en Riga y, en la charla, esa tendencia se ha afianzado y normalizado tanto que aun incorpora debates como que “el sector industrial de la defensa está dominado por hombres y apenas hay mujeres”, conforme destaca Brad Lunn.

El gerente de General Atomics Aeronautics observa entre “los emprendedores más interés en defensa que en producir artículos deportivos”.

Sin restricciones éticas

Benjamin Wolba, de Lunar Ventures, declara sin miramientos que “las limitaciones éticas [sobre desarrollar tecnología para la guerra] están superadas”. Como buen empresario, lo que le importa ahora es que debe “buscar retornos para los inversores”. 

Lunn agrega que, ahora, “tecnología civil fluye hacia uso militar” (ya antes acostumbraba a suceder del revés), mentando que la “OTAN ha creado el programa Diana para la innovación”.

Este discute, como todos y cada uno de los que se desarrollaron en la sala llamada Hurdle Stage, sirve para percibir de qué forma soplan nuevos tiempos y, a la vez, para estimar el carácter renovador del acontecimiento, con un uso novedoso e imaginativo de auriculares desarrollado por la letona Brumo.eu.

Se trata de unos auriculares de apariencia normal, de los que cubren la oreja y se conectan por bluetooth, cuyo propósito es exactamente concentrarse en lo que se quiere escuchar en un sitio específico aislándose del estruendos ambiental.

La mentada Hurdle Stage estaba separada del auditorio anexo por una suerte de gran biombo, abierto, de tal modo que resultaba más fácil enterarse de lo que pasaba en la otra sala, con sus potentes altífonos. Así que, en la sala pequeña, la especial imagen era ver a todos los asistentes con cascos (con iluminaciones surrealistas), para prestar atención a intervinientes que estaban apenas separados por 3 o 4 metros.

La segunda una parte del invento de Brumo es que, recordando lo que afirma Štāls, su modelo de negocio no consiste en vender el dispositivo, sino más bien en arrendar su servicio (B2B) para acontecimientos, cruceros u otras actividades en las que se impone el exceso de estruendos o sea obligado sostener un entorno sigiloso.

Legislación amigable

Volviendo a la receta del éxito balcánico, conforme el análisis de Štāls, que no pone exactamente demasiado énfasis en dedicarse al hardware (“aunque algo hacemos también”), en una comunidad renovadora reducida se impone “la cooperación competitiva”.

“Por supuesto, cada uno [cada startup] trabaja para sí mismo, pero al mismo tiempo tenemos que cooperar a cierto nivel, porque compartimos el talento, el capital [su disponibilidad] y ciertas cosas de la comunidad”, agrega.

“También hacemos ciencia avanzada. Ahí tiene a Cellbox Labs, por ejemplo”, sigue Štāls, “que ha creado un dispositivo en el que puedes cultivar artificialmente células intestinales para probar medicamentos, en vez de hacérselos ingerir a ratas o que los tomen seres humanos. Está pendiente de patente”. 

Otro aspecto que resalta como esencial, para el desarrollo renovador, es, naturalmente, la legislación, que en Letonia es “muy amigable con las startups”, en especial en la reglamentación sobre stock options, como estímulo preciso para captar talento.

Štāls reconoce una ventaja ser de un país pequeño por el hecho de que “normalmente siempre conocemos a alguien que conoce a alguien que está en posición de ayudar a cambiar cosas… En países más grandes, como España, puede haber muchas más capas para poder llegar hasta el Parlamento o el primer ministro”. (Y para colmo, agreguemos, en el verticalizado Parlamento de España seguramente sirva de poquísimo poder plantear ideas a algún diputado…).

Y charlar en inglés

Su planteamiento es que “tenemos que recordar a la sociedad que necesitamos las compañías que nacen, las startups, porque son las que pueden dar un acelerón a nuestra economía. Son necesarias todas esas grandes empresas que dan muchos puestos de trabajo, pero tenemos que apostar por the next big thing, porque eso no sólo crea compañías que molan, sino que a veces crean una industria completamente nueva, como ahora ocurre con la IA”.

Otros beneficios regulativos para el emprendimiento en Letonia es su Ley de Startups, que les exime de pagos de “impuestos sociales”. Lo que en España corresponde a la seguridad social. “Si tienes que pagar a un empleado 1.000 euros y otros 600 de tasas [al Estado], con esta ley, durante un largo plazo sólo le pagas al empleado. Así que, si un inversor te da 200.000 euros, tienes más tiempo para desarrollarte con ellos”.

Y queda otra receta, cuya relevancia destacan los organizadores del TechChill: el inglés. En Letonia (en Riga, por lo menos) puede dar la sensación de que todo el planeta habla inglés.

“Es importante, porque es el idioma de los negocios y es muy bueno hablarlo desde el día uno si vas a salir fuera”, asevera Štāls. La cuestión es no solo aprenderlo. “Todas nuestras reuniones y presentaciones se hacen en inglés, aunque todo el mundo en la habitación sea letón”.

“Y es así, intencionadamente, por dos razones: primero, porque para vender fuera tienes que aprender a contar tu historia, practicar y adquirir el vocabulario. Y, segundo, muy importante, porque también viene aquí gente de fuera”, concluye. 

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