Invertir en start-ups precisa de formación, experiencia y conocimientos ciertos. Esta máxima, que a priori cualquier actor del ecosistema del emprendimiento podría compartir, ha ido incorporando elementos distorsionadores desde dos mil diecinueve cuyos riesgos ponen ahora encima de la mesa desde el colectivo de inversores privados.
La asociación BIGBAN, una de las entidades españolas de carácter privado e independiente de inversores de referencia, ha analizado de la mano de sus especialistas tanto la evolución del campo de la inversión como el perfil del inversor entre los años dos mil diecinueve y dos mil veintidos.
Una de las conclusiones más señaladas pone el acento, exactamente, en el «desembarco» de personas «sin capacitación ni experiencia», atraídas por la crisis que desató la pandemia primero, y las incertidumbres macroeconómicas, después.
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«Cuidado. Invertir en startups supone un alto o altísimo riesgo. Hay que respaldarse en una red profesional, la que sea, y tener una capacitación y unos conocimientos muy concretos. En los últimos años se ha democratizado charlar de inversiones en start-ups, mas hay que saber lo que se hace».
Habla Victoria Majadas, presidente de BIGBAN, quien explica a D+I de qué forma desde el colectivo se ha detectado el despegue de este perfil carente de capacitación en los últimos 3 años.
Cuidado. Invertir en start-ups supone un alto o altísimo peligro. Hay que respaldarse en una red profesional
Y es que la circunstancia económica disparó el peligro y puso a las startpus en el punto de atención de muchos inversores que hasta ese instante no habían contemplado la posibilidad de aportar su capital a esta clase de proyectos emergentes.
De hecho, el análisis de BIGBAN remarca que «la pandemia ha tolerado la creación de nuevos automóviles de inversión, y la diversificación de carteras hacia opciones alternativas más peligrosas, como las startups, que ya antes no eran contempladas por inversores más tradicionales».
Profesionalización: la clave
Sin embargo, el periodo analizado asimismo lanza la llegada de un segundo perfil de inversor, procedente del emprendimiento, que tras arrancar proyectos de éxito se pasan al planeta de la inversión.
«Se trata de emprendedores de éxito, que ya tuvieron sus exits y que acumulan un enorme talento y conocimiento. En su nueva faceta de inversores son generadores de valor para todo el ecosistema. Tenemos muchos ejemplos; Pablo Fernández o Iker Marcaide con casos paradigmáticos«, agrega Majadas.
En este sentido, los especialistas de BIGBAN coinciden en apuntar que, en todo caso, el campo ha evolucionado cara una profesionalización con la creación de un mayor número de clubes de inversión y capacitación, por lo que, se evoluciona en la buena dirección para superar los desafíos que encaran.
«En BIGBAN hemos visto como desde dos mil veinte se han duplicado las altas de asociados todos los años, lo que da muestra del desarrollo inversor, y del valor que está aportando la asociación para atraer nuevos inversores».
El planeta de la inversión precisa un Código de Buenas Prácticas para proceder de forma moral, con valores y siguiendo los criterios ESG
De hecho, la asociación ha «ampliado el perfil de asociados adheridos con corporate, family office, venture capital y desdoblando en dos el perfil de business angel; en novel y advanced, ya que no tienen exactamente las mismas necesidades en el momento de invertir», apostilla la directiva.
Desde BIGBAN se seguirá este dos mil veintitres ubicando la profesionalización del colectivo como uno de las piedras angulares de su actividad y asimismo se insiste en la necesidad de contar con un Código de Buenas Prácticas.
Crecimiento y rentabilidad
«Necesitamos este marco en el planeta de la inversión, para proceder de forma ética, con valores y siguiendo los criterios ESG, algo que estimamos muy preciso en nuestro campo», arguye Majadas.
Además, el panel de especialistas de BIGBAN asimismo pone de relieve que «la pandemia ha mostrado la necesidad de que los proyectos emprendedores sean sólidos, resilientes y no solo orientados a desarrollo, sino más bien asimismo a la rentabilidad».
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En cuanto a campos, la covid, la digitalización de la economía y los cambios en los hábitos de consumo de la población, como la irrupción en todos y cada uno de los campos de los ODS y los criterios ESG, han dirigido las tendencias de inversión a campos como deep y fintech, health y sostenibilidad de forma más mayoritaria.
Dentro de este panel de especialistas, asimismo se ha abordado la incidencia que la Ley de Startups ha tenido en el planeta inversor que, aparte de la rebaja en el Impuesto de Sociedades para esta clase de empresas, «deja al impositor deducirse en el IRPF la mitad de lo invertido en subscripción de acciones o participaciones en empresas de nueva creación hasta un máximo de cien euros», concluyen desde la asociación.
Primer panel de especialistas BIGBAN
Este primer panel de especialistas lo han formado los miembros de BIGBAN Tom Horsey, Pedro Gil, Nacho Alonso y Victoria Majadas. Tom Horsey es ‘business angel’ internacional e inversor de capital peligro en ‘early stage’. Pedro Gil es letrado, economista con dilatada experiencia en fiscalidad y operaciones de M&A y ‘business angel’ activo. Nacho Alonso es ‘business angel’, cofundador y CEO de Pinama Inversiones, como vicepresidente de BIGBAN. Victoria Majadas es ingeniero de telecomunicaciones, ‘business angel’ desde dos mil doce, y presidente de BIGBAN.
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Articulo original de El Español