En la sociedad actual, donde la tecnología y la velocidad dominan nuestras interactúes, el papel de los buenos modales en la educación y la capacitación de carácter prosiguen siendo vitales.
Los buenos modales son más que simples actos de cortesía; son herramientas esenciales que transforman a los individuos en seres respetuosos, empáticos y siendo conscientes de su ambiente.
Desde chicos, se nos inculca la relevancia de decir «por favor» y «gracias», mas los buenos modales las trascienden pues influyen en las relaciones y en de qué manera nos perciben el resto.
En el campo educativo, los buenos modales desempeñan un papel vital en la creación de un entorno de respeto mutuo y cooperación. Cuando los estudiantes aprenden a percibir atentamente a sus profesores y compañeros, a aguardar su turno para charlar y a expresar sus creencias de forma considerada, están desarrollando habilidades esenciales para el éxito en la vida. Estas habilidades no solamente se traducen en un mejor desempeño académico, sino asimismo los preparan para enfrentar situaciones sociales y laborales de forma eficaz.
Cuando tratamos a el resto con respeto, reconocemos su dignidad y valor como individuos. Esto fomenta la construcción de relaciones sólidas y perdurables, ya que las personas se sienten valoradas y apreciadas. Además, la práctica de buenos modales ayuda a disminuir al mínimo enfrentamientos y equívocos, pues la comunicación se vuelve más clara y receptiva.
En un planeta poco a poco más diverso y globalizado, los buenos modales trascienden las barreras culturales y lingüísticas. La etiqueta y el respeto por las reglas sociales son esenciales para navegar exitosamente en contextos interculturales, tanto en el campo académico como en el profesional. Aprender sobre las costumbres y esperanzas abre puertas y ocasiones.
Son cimientos sólidos para la construcción del carácter y conexiones sociales significativas. Su valor educativo se encuentra en la capacitación de individuos conscientes, respetuosos y capaces de comunicarse. No debemos infravalorar el poder transformador de los buenos modales en la educación y en la vida rutinaria.
Hoy nos llama la atención hallar a un pequeño con buenos modales cuando eso habría de ser lo normal. Actualmente se le da más relevancia al adiestramiento cognitivo que al comportamental. También se prioriza la inteligencia al buen modo de actuar.
Desde pequeños deberían saber que el resto tienen necesidades que hay que respetar.
La cultura del ejemplo es un modo de instruir. Los progenitores se quejan de que los pequeños no leen, mas en casa absolutamente nadie lee. Leer es una conducta valiosa. Decía Borges: “somos lo que somos por lo que leemos”. Portarse bien es tener buenos modales como el respeto por el otro. Normas sociales como la de no chillar ni decir palabras ofensivas.
Saber aguardar y percibir lo que afirman el resto sin interrumpir. Decir las cosas buenas que se ven en el otro y silenciar las malas. Saludar al entrar o al salir. Ceder el asiento a quien lo precisa. Mantener el orden y el aseo personal.
Muestran si una persona es refinada, adecuada y educada y se distinguen de las leyes en que no tienen otras sanciones que la desaprobación social
Los buenos modales acostumbran a estar avalados por la costumbre. Por lo tanto, acostumbran a mudar con el tiempo. Dama, por poner un ejemplo, es un término utilizado para designar una mujer con buenos modales y el término caballero se usa como su contraparte masculina.
Con el desarrollo de la tecnología digital y las comunicaciones en internet han surgido los buenos modales digitales. La meta de la cortesía digital es por una parte educativa. Por el otro es aproximar a las partes en la comunicación ya que el que espera desespera.
Quizás no lo sabías mas clavar el visto, o fingir que no leíste, es una falta de cortesía digital. La afabilidad conserva el espíritu de Internet. 1) Sé cortés. La cortesía jamás es anticuado. dos) No difundas algo sin permiso. tres) No abuses del emoticon. cuatro) No escribas en mayúscula, eso es chillar. cinco) No cambies por un chat, mejor es charlar. seis) No mandes ficheros pesados. siete) Se benevolente, asimismo fuiste principiante. ocho) Simplifica, evita torturar. nueve) Tu verdad no es universal. diez) Internet medró con el intercambio. El saber es el único bien que medra cuando se comparte.
Son oraciones que pasan de generación en generación, sobre todo entre los más chicos y las personas que los crían. Compartirlos marcha como procedimiento de enseñanza. Cada uno tiene su significado, y se han trasmitido de boca en boca, o aun en insignes libros como “El Quijote de la Mancha”, en la que se creó el dicho “ladran, Sancho, señal de que cabalgamos”.
De tal palo tal astilla. Este refrán explica que todos heredan, de sus progenitores, ademanes, valores, gustos y oraciones, entre otras muchas cosas. Es decir, quees común ver exactamente los mismos comportamientos entre personas que compartieron la crianza. El origen de estas oraciones muy frecuentemente es ignoto, y brotan polémicas sobre los primeros usos del refrán.
Refranes afines a de tal palo tal astilla. Cabra por viña, como la madre tal la hija.
Cuál el cuervo, tal el huevo. Cuál es el padre, tal es el hijo. Cuál es la madre, así las hijas salen. De progenitores gatos, hijos michinos. De tal vid, tal racimo
En boca cerrada no entran moscas. Es refrán apunta una regla social que estima recomendable cuidar mucho las palabras. Es recomendable meditar nítidamente ya antes de charlar.
Dime de qué alardeas y te afirmaré de qué careces. Es una parte del conjunto de refranes sicológicos. En ocasiones, acostumbra a acontecer que quien alardea demasiado de algo, realmente, no lo tiene.
El ladrón juzga a todos por su condición. Relata que quien usa malas artes, a menudo considera que el resto asimismo las realizarán.
Vísteme despacio que estoy apurado. Este se lo adjudican a Napoleón. Es bueno para charlar con los adolescentes de historia, mas asimismo para decirles a los pequeños que, al hacer las cosas veloz es posible que cometan más fallos que al hacerlas con calma.
Afortunado en el juego, poco afortunado en el amor. No se puede tener todo en la vida, se balancean los dones. Una de cal y otra de arena, es otro refrán que tiene un significado afín.
A buen apetito, no hay pan duro. Enseña a valorar lo que hay en la mesa familiar. Los pequeños deben aprender a estimar las pequeñas cosas que tienen. En instantes de contrariedad, o cuando los resultados no son los aguardados, es cuando mayor fuerza hay que sacar para procurar verle algo positivo en la situación.
Para estas ocasiones existe el refrán no hay mal que por bien no venga, que busca sacarle provecho a algo, aun cuando sea negativo.
La historia escrita mas asimismo, en buena medida la oral transmiten mediante los años valores que se traducen muy frecuentemente en tales o refranes. Es común se afirme como afirmaba mi abuela. Los refranes y dichos son unas partes de ese decir de las abuelas.
Darle tiempo al mismo tiempo. Existen muchas de estas oraciones vinculadas con el tiempo, a cuestiones climáticas, de estación o de algún periodo particular. Los refranes son oraciones y dichos que se han pasado de generación en generación.
En un planeta donde la educación cognitiva predomina, los buenos modales frecuentemente pasan inadvertidos. Sin embargo, cabe destacar que son más que formalidades; son ventanas cara la esencia de una persona bien educada. Con la evolución el énfasis en los buenos modales no debe desvanecerse, ya que son la base de la convivencia respetuosa.
Los buenos modales trascienden fronteras y generaciones, y son trasmitidos con refranes y dichos que son parte del legado cultural. Los refranes, como pequeñas pastillas de sabiduría, enriquecen nuestras conversaciones y nos conectan con la historia.
Como joyas heredadas, se transmiten de abuela a madre, de padre a hijo, tejiendo una red que une a las generaciones.
Los buenos modales nos recuerdan que todos merecen respeto. La cortesía digital, en la era de la comunicación electrónica, se halla en continua evolución. El «Decálogo de Cortesía Digital» es una guía práctica y un llamado a sostener la afabilidad y el respeto en nuestras interactúes on-line.
Los buenos modales, como los refranes, no solo son reglas, sino más bien asimismo un reflejo de la evolución cultural. Conforme la sociedad cambia, asimismo lo hacen los modales y las reglas sociales. Reflejado en refranes como el ya mencionado: «De tal palo, tal astilla», reconocemos de qué manera heredamos no solo rasgos físicos, sino más bien asimismo valores y comportamientos.
La literatura, como Borges sugiere, es un espéculo en el que nos reflejamos. Los buenos modales se manifiestan en el lenguaje que empleamos y en de qué manera tratamos a el resto. Las palabras cautelosas, como En boca cerrada no entran moscas, trascienden el tiempo y nos recuerdan que nuestras expresiones pueden tener un impacto perdurable.
En una sociedad que valora la personalidad, los refranes asimismo nos enseñan a no alardear como lo prueba Dime de qué alardeas y te afirmaré de qué careces. La humildad es un pilar de los buenos modales.
Así como el vino mejora con el tiempo, asimismo lo hacen los buenos modales y los refranes, fusionando pasado y presente. Los modales son más que normas; son la esencia del respeto que enriquece nuestras vidas y nuestras interactúes. En un planeta que valora la inteligencia, asimismo son una forma de sabiduría, una puerta cara la conexión humana auténtica.
Es el capital más esencial, ya que representa el valor de todas y cada una las relaciones que se tienen, el capital social. Los ideales de trabajo en grupo y sociedad solidaria chocan con los enfrentamientos. El nudo social puede cortarse por el hilo de las relaciones personales.
El comportamiento depende de la capacidad perceptiva, que es la ventana por la que incorpora el planeta. Lo real es uniforme, mas lo que importa es la percepción. Por ejemplo, si se escoge basura, basura entra, basura se guarda y basura sale.
La tendencia a percibir en conduzco automático evita ser invadido por múltiples estímulos, mas impide el ingreso de valiosa información.
Con la bipedestación, la mano sustituyó a la boca, el cerebro se desarrolló, nacieron el abecedario y el pensamiento, mas se perdió agudeza sensorial, elemento clave de la inteligencia social. Los conceptos abstraen lo general de lo particular, con ellos se lee, se filtra, se traduce y se interpreta. Como son filtros falibles, no admitamos siempre y cuando lo vi con mis ojos, ya que los ojos perciben mediante cristales deformadores.
Inteligencia social y emocional
El pensamiento no puede garantizar por sí solo la percepción, ya que asimismo es promotor de los fallos. El pensador no puede superar la calidad de los datos en los que cree, ni mudar los contenidos de la memoria. Además, la emoción actúa sobre la percepción como una guía poderosa mas imprecisa y primitiva. Apelar a la racionalidad no debe esconder la relevancia del sentimiento, cuya interacción con el pensamiento produce pretensiones que llevan a la acción y pueden hacer inteligente la pasión.
Para desarrollar el poder inteligente capaz de las acciones productivas, al estimar hay que sumarle la eficiencia. Entonces, identificar el estimar es principal, pues quien no sabe a qué puerto quiere llegar jamás logra vientos convenientes.
Una cosa es la realidad y otra la percepción
Como no existe la inmaculada percepción y sí la racionalidad limitada, hay que dudar de la inteligencia, a sabiendas de que es frecuente interpretar en favor de uno mismo, condicionado por emociones incontrolables y por opiniones, valores e impulsos ególatras formados en una sociedad competitiva que conduce al autoritarismo.
Conocer sus límites lleva a negociar sin soberbia, a estimar que si dos no desean un no puede y a ser responsables. Somos libres para decidir mas sepamos que los mejores resultados brotan cuando inteligencia social dirige la poderosa red de interactúes entre actos propios y extraños.
Como en el ajedrez somos piezas del tablero social en interacción con otras piezas y con las reglas del juego. Un peón puede ganar una partida y una neurona vale más si está conectada con el resto. El principio base de la inteligencia social es que solo no se puede.
Dijo John Donne: “Cada hombre es un pedazo del continente, parte de la tierra. La muerte de cualquier hombre me reduce pues estoy ligado la humanidad, en consecuencia Nunca preguntes por quién doblan las campanas, las campanas doblan por ti».
La tendencia a ver y juzgar a el resto desde una perspectiva egocéntrica, lleva a engañarse, apartando lo que se afirma de lo que se hace y fomenta acciones contradictorias con los principios que se enuncian. Como formamos una parte de abundantes conjuntos cuyo éxito va a ser asimismo el nuestro, aprendamos a producir un comportamiento en el que los fallos se transformen en guías del aprendizaje social.
Seamos autores de equipos de alta productividad con inteligencia social. El test de la excelencia estudia los conjuntos en los que intervenimos valorando el resultado de nuestras producciones sociales en familia, amistades, trabajos y relaciones. Podremos valorar el capital social que creamos en nuestra vida: dime con quién andas y te afirmaré quién eres. La realidad exterior existe mas lo valioso es como uno pueda edificarla internamente, para recrear un planeta en el que todos podamos morar.
Los buenos modales y la memoria deben ser parte de la educación y del tejido social.
La educación es la única moneda que jamás se desvaloriza.
Bogotá (Colombia), 1989. Apasionado por la investigación y el análisis de temas de interés público. Estudió comunicación social en la Universidad de Bogotá y posteriormente obtuvo una maestría en periodismo investigativo en la Universidad de Medellín. Durante su carrera, ha trabajado en diversos medios de comunicación, tanto impresos como digitales, cubriendo temas de política, economía y sociedad en general. Su gran pasión es el periodismo de investigación, en el cual ha destacado por su habilidad para descubrir información relevante y sacar a la luz temas que a menudo se mantienen ocultos.