Desde que me lancé a estudiar a los emprendedores felices de serlo y que mejoraron su calidad de vida con sus negocios, descubrí que (prácticamente) todos debieron atravesar el desierto sin un mapa seguro de dónde se hallaba el oasis.

La travesía del desierto es esa etapa del camino (generalmente más larga de lo deseado) que prueba la ilusión con la que se empezó el proyecto. Es donde la maquinaria del negocio se está formando, mas aún no marcha ni se atisba cuál es la pieza o comburente que la va a hacer marchar claramente. Es donde la prueba y fallo se hacen rutina y donde las certezas no terminan de llegar.

Quienes alguna vez han escrito un Business plan, saben que este jamás se cumple y que hay un punto en que el cansancio y la inseguridad comienzan a hacer mella en quien ha emprendido con tanta ilusión su camino cara la libertad. Y es que emprender sin que aparezcan imprevisibles es como aprender a pasear sin desplomarse jamás, o sea que es imposible. Querer emprender sin que algo salga mal es como dedicarse a ser arquero de futbol y aguardar que jamás te hagan un gol, no sería realista. Como emprendedor, debes dar todo de ti para eludir los males a tu negocio, admitiendo que es imposible que estos no ocurran (estadísticamente hablando). Sin embargo, si bien para muchos esta etapa ha sido un instante bastante difícil, no todos y cada uno de los emprendedores lo viven como un instante obscuro, por el hecho de que pueden respaldarse en uno o múltiples de los próximos pilares:

Para muchos, el camino no requiere un esmero percibido por el hecho de que aprender es un placer en sí, o por el hecho de que el proceso creativo y de descubrimiento les reporta en sí una enorme motivación. Chris Guillabeau, autor del libro The cien$ Startup, asevera que podemos lidiar con un negocio que no nos apasiona, o con un negocio que lucha por ser rentable, mas no podemos lidiar con las dos cosas al tiempo.

Para muchos emprendedores, las contrariedades que brotan en el camino son parte del juego y sin ellas, no habría diversión.

Muchos emprendedores tienen contrariedades en hacer llegar sus productos a clientes del servicio que les adquieran, mas ven que el mercado está demandando soluciones diferentes como las que ofrecen y es cuestión de tiempo el hallar la fórmula para unir la demanda con su oferta.

Algunas personas tienen la capacidad de sobreponerse a las contrariedades y salir robustecidos de las batallas. Es quizá la característica que más garantiza el éxito de la aventura de emprender.

Muchos emprendedores tienen como máximo valor la libertad, sobre la seguridad. Esto no es universal y es por eso que emprender no es para todos, mas el hecho de admitir nuevos retos en libertad es un motor muy potente que deja aguantar las dificultades del desierto.

Si vas a emprender, has de saber que vas a atravesar el desierto y que debes contar con alguna “fuente de agua” extra para poder superar esta prueba.

Juan Pablo Cortez

Bogotá (Colombia), 1989. Apasionado por la investigación y el análisis de temas de interés público. Estudió comunicación social en la Universidad de Bogotá y posteriormente obtuvo una maestría en periodismo investigativo en la Universidad de Medellín. Durante su carrera, ha trabajado en diversos medios de comunicación, tanto impresos como digitales, cubriendo temas de política, economía y sociedad en general. Su gran pasión es el periodismo de investigación, en el cual ha destacado por su habilidad para descubrir información relevante y sacar a la luz temas que a menudo se mantienen ocultos.