No ha sido -otra vez- un año simple para el emprendimiento de España. Si adentrarse en la aventura que forma arrancar una start-up es siempre y en toda circunstancia equiparable a subirse a una montaña rusa -a veces con el cinturón de seguridad no ajustadísimo-, hacerlo en un escenario de gran volatilidad como el de este 2023 ha sido digno de valientes. O de supervivientes.
Porque a los emprendedores se les ha demandado más que buenas ideas, capacidad de resiliencia, un equipo sólido y… un pellizco de suerte. A las start-ups de este país este prácticamente extinto dos mil veintitres les ha requerido una dosis extra de adaptabilidad a un mercado que prosigue con el freno echado en lo que se refiere a la financiación y que prosigue ávido de rentabilidad y desarrollo sostenido.
Se terminó la barra libre del capital -ya quedó seca con la llegada de dos mil veintidos- y todo señala que, si bien el grifo de va abriendo poquito a poco y que los buenos proyectos siempre y en toda circunstancia saben cautivar al inversor, este dos mil veinticuatro va a alargar, cuando menos en sus primeros meses, lo que se ha venido comprobando este año.
D+I radiografía de la mano de las primordiales aceleradoras de España el instante que viven las start-ups al cierre de este convulso año; cuáles han sido sus mayores desafíos, en qué ha sacado buena nota, dónde precisan progresar y qué deben aguardar para este dos mil veinticuatro que ya toca a la puerta.
Lanzadera, SeedRocket, Wayra, Bcombinator y BerriUp lanzan un claro mensaje al emprendedor español: las contrariedades no se han acabado, mas el ecosistema está mejor dispuesto para encararlas.
«Las especies que sobreviven son las que se adaptan mejor al cambio«, afirmaba Albert Einstein en su mítica obra El origen de las especies. Desconocemos si el término start-up podría considerarse una especial nueva ‘especie’ en este nuevo planeta más digital y tecnológico, mas, de poder admitirlo, el argumento del universal científico no puede delimitar mejor lo que ha vivido el ecosistema este año.
«Ha sido un año complicado para los emprendedores; la incertidumbre en la situación macroeconómica, el desafío de la inflación, la tendencia que ya veníamos observando en el descenso de financiación en el venture capital han sido sólo algunos de los desafíos a los que han tenido que hacer frente los emprendedores», asevera a D+I Irene Gómez, CEO de Wayra.
«Se han priorizado factores como la sostenibilidad en el crecimiento y ejercer un mayor control de los costes, apostando por la rentabilidad»
«Sin embargo, hemos visto cómo los emprendedores han sabido reaccionar a este entorno económico volátil adaptando su estrategia a las circunstancias del mercado».
El modo en que han continuado medrando las start-ups ha sido uno de los primordiales cambios que han debido encarar para subsistir. «Han tenido que priorizar factores como la sostenibilidad, ejerciendo un mayor control de los costes y apostando por el camino hacia la rentabilidad para lograr mayor estabilidad», agrega Gómez.
En terminante, para la encargada de Wayra, los emprendedores que han tenido mejores resultados son los que han seguido «centrados en la obsesión por solucionar un problema real para sus clientes o usuarios».
Comparte este diagnóstico Marta Nogueras, directiva general de Lanzadera. Defiende que las start-ups mejores resultados han logrado son las que han puesto más el foco en su cliente del servicio.
«Para nosotros lo más importante ha sido la correcta ejecución por parte del emprendedor y saber decir que no cuando nos llegan propuestas que nos desvían de la misión».
Nogueras apunta, además de esto, que definir una estrategia Go To Market y refinar el producto para hacerlo funcional han sido dos de las primordiales necesidades que han compartido sus aceleradas este año.
«Para nosotros lo más importante es la correcta ejecución por parte del emprendedor y que sepan decir no cuando les llegan propuestas que les desvían de la misión»
La responsable de la aceleradora impulsada por Juan Roig agrega un nuevo término clave del ecosistema start-up de España este año: la mayor experiencia y madurez de los emprendedores.
«Cada vez más en Lanzadera nos encontramos con emprendedores que ya han emprendido antes o que han trabajado ya en alguna startup. Conocen mejor el terreno de emprender y eso les hace ser más resilientes y saber ejecutar mejor. Ellos son más conscientes de sus puntos fuertes y de sus puntos de mejora y saben rodearse de las personas adecuadas para complementarles».
Y es que España ha dado un salto cualitativo en este sentido en los últimos tiempos con emprendedores de segunda generación que ya han impulsado compañías emergentes y que producen círculos virtuosos de talento y valora añadido al ecosistema.
Así lo certifica Jesús Monleón, cofundador de SeedRocket, otro de los nombres propios del emprendimiento en España.
«El perfil emprendedor cada vez presenta una formación más alta. Con alta nos referimos a que, o bien ha estudiado una carrera -incluso muchos lo han hecho en el extranjero- o bien se ha especializado con un máster. Y no solo tiene una formación académica sólida, sino que también ha trabajado previamente y goza de cierta experiencia en alguna compañía, ya sea una startup o una scaleup».
Desde BerriUp, su directiva, Patricia Casado, agrega ciertas peculiaridades más del emprendedor género de este año: «Es un profesional maduro, con una mentalidad estable y perseverante, que ha decidido emprender después de años de experiencia laboral. Los equipos de las startups son diversos y equilibrados, reflejando la variedad de la sociedad y fomentando la toma de decisiones conjunta».
«Es un profesional maduro, con una mentalidad estable y perseverante, que ha decidido emprender tras años de experiencia laboral»
Sin embargo, entre tanta madurez y capacitación constatada, una materia pendiente surge en las áreas a progresar detectadas por la aceleradoras: la brecha de género.
Todos coinciden en que existe aún un largo camino que recorrer para situar a un mayor número de mujeres no solo al frente de los proyectos emergentes, sino más bien asimismo en las plantillas de estas empresas que están edificando una nueva economía más digital y tecnológica.
«Todavía tenemos un reto para hacer que la balanza se compense, pero es cuestión de tiempo«, asegura con una mirada optimista la directiva general de Lanzadera.
¿Y en capítulo meramente financiero? ¿Cuál ha sido la tónica general? Sergi Vila, CEO y cofundador de Bcombinator, lo tiene claro: «La época del crecimiento a todo coste, al menos por el momento, se ha acabado».
«Ha sido un año de ajustes en las startups, pero hemos visto que aquellas con tracción, equipos top y un modelo de negocio sólido, seguían recibiendo capital. El segundo y tercer trimestre de este año han sido muy duros: muchas start-ups han cerrado o han hecho down rounds con los inversores existentes para proseguir a flote».
«Los inversores han pedido a sus startups un foco en modelos de negocio y un camino hacia las rentabilidad claros», agrega. Y apunta aquellas áreas del emprendimiento que peor lo pasan ahora.
«Si con la covid la ‘blockchain’ y ‘web 3’ ocupaban todos los titulares, ahora en el 2023 ‘the new hot’ para el inversor es la inteligencia artificial»
«El mercado del venture capital suele moverse por oleadas de interés; si durante la pandemia el blockchain y el web 3 ocupaba todos los titulares; ahora en 2023 hay mucho menos interés inversor en estos mercados y the new hot es la inteligencia artificial. Las start-ups que más están padeciendo son las B2C, indudablemente, al ser más bastante difícil tener la recurrencia y seguridad que dan muchas start-ups B2B.
Llegados a este punto, ¿qué debe aguardar el ecosistema para dos mil veinticuatro? Jesús Monleón, desde SeedRocket, asegura que no solo el emprendedor ha aprendido y ha sabido amoldarse dada esta nueva coyuntura volátil e dudosa, el inversor, asimismo lo ha hecho.
«Los venture capital han aprendido que ya no sirve todo tipo de negocio, sino que lo prudente es apostar por algunos muy concretos, y sobre todo, que el crecimiento sostenible es ahora el quid de la cuestión, como lo fue antes del 2019″.
«Entre 2018 y 2022, daba la sensación de que había barra libre de dinero para todos o, si no para todo el mundo, sí para un sector muy concreto, pero en mi opinión esta situación cambiará radicalmente. Ya no es tan válido financiar cualquier tipo de compañía porque sus fundadores le coloquen la palabra tech delante«.
«Ya no es tan válido financiar cualquier tipo de compañía porque sus fundadores le coloquen la palabra ‘tech’ delante. El crecimiento sostenible es el ‘quid’ de la cuestión»
La viabilidad y la escalabilidad del proyecto, proseguirá siendo el primordial reto este dos mil veinticuatro para las start-ups en primeras fases, así lo certifica Patricia Casado desde BerriUp.
E insiste en el término de adaptabilidad: «Nuestra experiencia como aceleradora ha reforzado la idea de que es fundamental para el éxito de los proyectos. Los resultados más positivos se han obtenido no solo en fintech e ecommerce, sino también en aquellos proyectos que han integrado la innovación industrial con las tecnologías más recientes, especialmente en el contexto específico del territorio vasco».
Desde Lanzadera, Nogueras se muestra a la expectativa sobre el impacto que el aterrizaje de la IA pueda tener este dos mil veinticuatro en el ecosistema:
«Va a ser un año clave para ver si toda la disrupción tecnológica de la que hemos hablado en 2023 viene para quedarse en los siguientes años. Me refiero a si, realmente vamos, a implantar la inteligencia artificial de forma cotidiana y esa innovación tecnológica se asienta en nuestro ecosistema».
El instante de testear el aterrizaje de la IA
La velocidad con que se suceden los cambios y entran en juego nuevas variables asimismo va a ser una tónica en dos mil veinticuatro. «La gran velocidad con la que se están desarrollando tecnologías como la IA, el enorme crecimiento en capacidad de computación, tanto en la nube como en el Edge, hace que se abran muchísimas oportunidades de innovar y generar nuevas soluciones«, señala la CEO de Wayra, Irene Gómez.
Y concluye con una mezcla de pronóstico y deseo velado: «Seguro que veremos el nacimiento de nuevas compañías con aplicaciones de tecnologías disruptivas y la consolidación de startups que sepan adaptarse a este entorno volátil».
Tan solo es ya cuestión de tiempo revisarlo. Por el instante, el ecosistema de España ha conseguido subsistir a la circunstancia y encara el nuevo ejercicio con herramientas para proseguir librando la batalla. A por dos mil veinticuatro.