La famosa frase «errar es humano» nos recuerda que cometer errores es parte inherente de la condición humana. Sin embargo, lejos de ser algo negativo, los errores pueden ser una valiosa fuente de aprendizaje y crecimiento personal y profesional.
Figuras destacadas como Thomas Edison han reconocido la importancia de los errores en su proceso de creación. De hecho, el inventor de la lámpara eléctrica agradeció cada uno de sus mil errores, ya que cada uno de ellos lo acercaba más a su objetivo final.
El informe «To Err Is Human» del Instituto de Medicina, publicado en 1999, revolucionó el sistema de salud en los Estados Unidos al resaltar la importancia de la seguridad del paciente y fomentar la investigación en la atención médica. A raíz de este informe, se han implementado medidas efectivas para reducir las infecciones hospitalarias y mejorar la seguridad en la administración de medicamentos. A pesar de estos avances, la tasa de daños evitables aún continúa siendo elevada, lo que subraya la necesidad de invertir en herramientas que permitan medir y predecir el riesgo de daño al paciente de manera más eficaz.
Es común pensar que el conocimiento debe basarse en certezas absolutas, sin embargo, la historia nos demuestra que ninguna certeza es eterna. El pragmatismo nos invita a aceptar que el error forma parte inherente de cualquier actividad humana, y que buscar la perfección absoluta puede llevar a la parálisis por análisis excesivo.
La parálisis por análisis se manifiesta en proyectos que quedan estancados en una fase interminable de evaluación, sin llegar a la acción. En lugar de esperar a la perfección, es fundamental atreverse a actuar, sabiendo que la acción, aunque imperfecta, conlleva resultados y aprendizajes.
Aprender del error implica avanzar con hipótesis y verdades a medias, ponerlas en práctica, observar los resultados y ajustar nuestras acciones en función de la experiencia adquirida. La ciencia experimental se basa en este principio, buscando aprender de los errores y adaptarse a la información obtenida.
En definitiva, errar es humano y aprender de nuestros errores es clave para el crecimiento y el éxito. Es fundamental fijar metas realistas, no temer equivocarse, aprender a valorar nuestras propias ideas, reconocer públicamente las fallas, ser valientes y asumir la responsabilidad de nuestros actos. Los errores son parte del camino hacia el éxito, y saber gestionarlos de manera inteligente nos acerca cada vez más a nuestras metas.
Bogotá (Colombia), 1989. Apasionado por la investigación y el análisis de temas de interés público. Estudió comunicación social en la Universidad de Bogotá y posteriormente obtuvo una maestría en periodismo investigativo en la Universidad de Medellín. Durante su carrera, ha trabajado en diversos medios de comunicación, tanto impresos como digitales, cubriendo temas de política, economía y sociedad en general. Su gran pasión es el periodismo de investigación, en el cual ha destacado por su habilidad para descubrir información relevante y sacar a la luz temas que a menudo se mantienen ocultos.