Barack Obama ha sido reconocido como un orador excepcional durante su presidencia. Sin embargo, no siempre fue así. En sus inicios como organizador comunitario, tuvo dificultades para captar la atención de la audiencia. ¿Qué cambió para que se convirtiera en un destacado comunicador político?

Según Terry Szuplat, ex redactor de discursos de Obama y actual entrenador de ejecutivos en oratoria, existe una regla fundamental detrás de todo gran discurso: 50/25/25.

Esta regla consiste en dedicar el 50 % del tiempo a investigar, organizar y esquematizar el discurso, el 25 % a la escritura y el 25 % a la edición y práctica del mismo, independientemente del tipo de discurso o el tiempo disponible para prepararlo.

La clave no solo radica en la preparación, sino en la proporción de tiempo que se asigna a reflexionar antes de escribir. Según Szuplat, la verdadera efectividad de un discurso se encuentra en la claridad de las convicciones centrales del orador.

Obama, en una ocasión, destacó que los oradores eficaces son aquellos que tienen claridad sobre sus convicciones centrales. Esto implica saber en qué se cree y por qué es importante, lo cual brinda una guía firme durante la exposición.

La regla 50/25/25 nos recuerda la importancia de reflexionar y aclarar nuestros valores y mensajes antes de subir al escenario. Esta práctica no solo es utilizada por grandes líderes, sino que también es fundamental para convertirse en un buen orador.

En resumen, la preparación y la claridad sobre lo que se quiere transmitir son elementos esenciales para dar un discurso efectivo. La regla 50/25/25 nos invita a reflexionar, aclarar nuestros valores y mensajes, y a poner en práctica estas enseñanzas para lograr el éxito al hablar en público.