Cristina Aristoy tenía claro que quería emprender y crear un negocio duradero que le apasionara. Tras regresar a Valencia en 2013, conoció a Paco Tormo en un evento de Demium Startups y juntos fundaron Singularu, una firma de joyas española que ha experimentado un crecimiento exponencial en la última década.
A lo largo de estos diez años, Singularu se ha posicionado como una de las marcas de joyas más populares en España, alcanzando una facturación de casi 20 millones de euros en 2023. Para este año, la empresa espera superar los 25 millones de euros en ventas, marcando un hito en su trayectoria empresarial.
Los comienzos de la marca estuvieron llenos de desafíos, ya que en un principio no tenían claro que se especializarían en joyería. Sin embargo, el enfoque en la artesanía y la personalización de las piezas permitió a Cristina y Paco encontrar su camino en el mundo de la joyería.
La expansión de Singularu
Después de experimentar con una cápsula de joyería en 2014, Singularu encontró su fórmula de éxito al permitir a los clientes participar en el diseño de sus propias piezas. La decisión de centrarse en joyería se basó en la experiencia previa de Cristina en el sector joyero de Valencia, además de la logística más accesible que ofrece este tipo de producto.
En 2017, la apertura de la primera tienda física de Singularu marcó un hito importante en su historia. Desde entonces, la marca ha expandido su presencia a lo largo de España con tiendas propias y franquicias, sumando un total de 57 tiendas físicas en la actualidad.
El siguiente paso para Singularu es la internacionalización, con planes de abrir tiendas en el extranjero a partir de 2025. Lo que comenzó como una idea emprendedora ha evolucionado hasta convertirse en una empresa de renombre en el sector joyero, empleando a más de 250 personas y generando una facturación significativa en el mercado.