Suma y prosigue. La primera petrolera de España, Repsol, se anotó un resultado neto de dos mil setecientos ochenta y cinco millones de euros en los 9 primeros meses de dos mil veintitres, el segundo mejor resultado de su historia en ese periodo, tras el cosechado justo un año ya antes. La diferencia con entonces radica en los costes del crudo y el gas, que hoy son substancialmente más bajos aun tras el episodio de nerviosismo derivado de la guerra abierta entre Israel y Hamás. El mercado de comburentes fósiles, proyecta la compañía, “seguirá caracterizado en los próximos meses por la volatilidad derivada del convulso escenario geopolítico”. Pese a estos buenos resultados, la compañía que encabeza Antonio Brufau ha condicionado sus futuras inversiones en España a la continuidad o no del impuesto excepcional sobre las energéticas, que ha tachado de “ilegal” e “inconstitucional”.
La compañía que dirige Josu Jon Imaz invirtió cuatro mil trescientos sesenta y dos millones entre enero y septiembre, un ochenta y dos% más, “principalmente en España (41% del total) y Estados Unidos (37%), y en consonancia con la intención de destinar un 35% a proyectos bajos en carbono”. Las otras partidas que más han crecido al son de las ganancias han sido la recompra y siguiente amortización de acciones propias (una forma de remunerar al accionista, al elevar el valor de los títulos que quedan en circulación) y el dividendo, que en lo que va de dos mil veintitres medra hasta los cero con siete euros por acción, un once% más. Los títulos de Repsol, no obstante, han cerrado la sesión de este jueves con un retroceso del uno con cinco%.
“En un entorno volátil como el actual estamos obteniendo resultados sólidos, aumentando la retribución a nuestros accionistas y apoyando a nuestros clientes”, apunta Imaz en la nota remitida por la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en la que califica el ejercicio como “de profunda transformación”. La deuda neta cerró septiembre en mil ochocientos cincuenta y cinco millones de euros, trescientos veintiseis menos que un año ya antes, dejando atrás el fuerte incremento a lo largo de la pandemia, cuando las pérdidas se multiplicaron. Eso es, hoy, pretérito.
Amenaza por el impuesto extraordinario
El acuerdo entre Partido Socialista y Sumar para continuar aplicando por lo menos un año más el impuesto sobre bancos y energéticas escuece en Méndez Álvaro. “La posibilidad de que se mantenga un gravamen a las compañías energéticas, que se ideó como temporal y extraordinario, castiga a las empresas que, como Repsol, invierten en activos industriales, generan empleo y garantizan la independencia energética del país. En cambio, favorece a los importadores que no generan empleo ni actividad económica relevante en España”, critica la compañía, que informa de que la “falta de estabilidad regulatoria y fiscal” podría condicionar los futuros proyectos industriales [de la compañía] en España”.
El jefe de la petrolera, Josu Jon Imaz, ha ido un paso más allí horas después, en la conferencia con analistas: “Es un impuesto discriminatorio, ilegal e inconstitucional. Hay negocios [de Repsol], como el de la química, que están pagando este impuesto y eso hace que tengan dificultades a la hora de competir en el mercado internacional”. En su boca, el aviso a nautas al Gobierno que contenía la nota remitida al regulador bursátil se torna más bien en amenaza: “Condiciona nuestras inversiones futuras [en España]: antes de tomar una decisión de inversión, miraremos el entorno regulatorio. Seré claro, cristalino: si no vemos estabilidad, tomaremos decisiones”. Una idea que ha repetido hasta en 3 ocasiones durante la conversación con los que prosiguen el día a día del valor. La compañía calcula en algo más de trescientos millones de euros su costo en dos mil veinticuatro, de continuar activo el impuesto —como figura en el pacto de alianza entre Partido Socialista y Sumar—.
“Oportunidades” en Venezuela
La producción media de hidrocarburos de Repsol ascendió a seiscientos barriles de crudo al día entre enero y septiembre, un diez% más que en exactamente el mismo periodo de dos mil veintidos. “En Venezuela, el alivio de las sanciones por parte de Estados Unidos proporciona oportunidades futuras de desarrollo de mayor actividad y creación de valor en el país”, se lee en el comunicado de la energética. “Entre otros aspectos, aumenta la disponibilidad de crudo pesado para las refinerías de la compañía, que cuentan con características diferenciales para obtener mayor rendimiento de este tipo de petróleo”.