Acuerdo terminante. Con algo más de apuros de lo aguardado, los trabajadores de los Tres Grandes de Detroit (General Motors, Ford y Stellantis, que absorbió Chrysler) han ido ratificando los convenios colectivos que dejaron poner punto y final a una histórica huelga del motor en Estados Unidos, la primera que golpeaba simultáneamente a las 3 compañías. Los pactos con las compañías son afines entre sí y en los 3 casos incluyen fuertes subidas de salarios y otros beneficios.

La huelga ha sido un éxito para los cerca de ciento cincuenta trabajadores del motor afiliados al sindicato United Auto Workers (UAW) en los 3 conjuntos convocados. Se veían expulsados de la clase media por la pérdida de poder adquisitivo amontonada a lo largo de años, desde el instante en que aceptaron fuertes sacrificios frente a las amenazas para la aptitud de las compañías en plena Gran Recesión. Los nuevos convenios implican subidas de más del treinta% de los sueldos en 4 años y medio, al lado de otras mejoras de condiciones de trabajo, garantías de empleo y nuevos derechos.

El triunfo no se limita solo a General Motors, Ford y Stellantis. Los pactos firmados por las 3 compañías han tenido un efecto contagio sobre otras empresas automovilísticas presentes en Estados Unidos, mas cuyos trabajadores no están sindicados. Toyota, Hyundai y Honda han aprobado fuertes subidas de salario inmediatas para sus empleados.

Pese a todos las ventajas que incorporan los nuevos convenios colectivos, los empleados de múltiples centros de trabcajo de General Motors votaron en contra, lo que hizo temer por el resultado final en el conjunto de la compañía. Finalmente, una hoja de cálculo de seguimiento de votos en el sitio del sindicato muestra que, una vez incluyendo los datos de todos y cada uno de los centros, el acuerdo se ha ratificado con diecinueve y seiscientos ochenta y tres votos a favor (un 54,74%) y dieciseis y doscientos setenta y cuatro en contra. Un portavoz del sindicato confirmó el jueves a AP que la hoja de cálculo contenía los totales oficiales de GM.

En el caso de Ford, si bien aún no se han incluido los datos de todos y cada uno de los centros, la hoja de cálculo de seguimiento muestra una mayoría de dos tercios en favor del pacto, al igual que en Stellantis. Aunque la votación prosigue en Ford hasta el sábado, solo quedan por contar dos grandes factorías del área de Detroit y ciertas instalaciones más pequeñas. En Stellantis, las 3 grandes factorías del área de Detroit son las únicas que aún no han votado, y se espera que el recuento concluya el martes. En los dos casos, la ratificación se da por garantizada, si bien con más contestación que la conseguida en otros pactos laborales del año en curso, como el acuerdo de los camioneros con UPS o el de los argumentistas de Hollywood con los grandes estudios.

Los trabajadores más recientes de las 3 compañías son los mayores favorecidos con los nuevos convenios, lo que ha provocado el rechazo del pacto en las plantas que tienen una mayor una parte de empleados con más antigüedad. También estos consiguen esenciales mejoras, mas no tantas como los nuevos empleados, que ya antes continuaban 8 años penalizados por una doble escala salarial y ahora solo lo van a estar 3 años.

El presidente de la UAW, Shawn Fain, consiguió el apoyo de la opinión pública en un país nada amigo de las huelgas al utilizar las ventajas récord de las compañías y los salarios millonarios de sus directivos. Golpeó a las compañías con una estrategia de huelga de palo y zanahoria en que premiaba o castigaba a las compañías dependiendo de la evolución de las negociaciones.

Aunque hay alteraciones entre los diferentes convenios, en todos la subida es del veinticinco% en la remuneración por hora hasta abril de dos mil veintiocho, y que con ciertos ajustes por el costo de la vida va a ser de más de un treinta%, hasta más de cuarenta dólares americanos (treinta y ocho euros) la hora para el trabajador tipo. Las subidas del sueldo inicial y las de los empleados peor pagados son superiores. Los convenios asimismo incluyen mejoras en las pensiones y limitaciones a la temporalidad, acortan el periodo de aplicación de la doble escala salarial (la progresión de la de los nuevos trabajadores a la general pasa a efectuarse en 3 años en vez de 8) y reconocen el derecho de los trabajadores a hacer huelgas en queja contra el cierre de factorías, entre otras muchas medidas de seguridad laboral. Las mejoras salariales de este acuerdo, ha destacado la UAW, son mayores a las amontonadas en los últimos veintidos años.

Mercedes Cruz Ocaña