Grupos de jóvenes tomaron al ataque comercios del centro de Filadelfia el pasado miércoles. Decenas de tiendas, entre ellas de Apple, Foot Locker y Lululemon, fueron saqueadas. La policía actuó y hubo decenas y decenas de detenciones, mas incidentes afines se vienen repitiendo en ciertas grandes urbes de Estados Unidos en los últimos meses. Se ha acuñado un nombre, smash and grab. Rompe y sujeta, literalmente; saqueos o latrocinios relámpago, atendiendo a su significado. En muchas ocasiones, los ataques se efectúan con total impunidad, a plena luz del día, con las tiendas abiertas, frente a la impotencia de los empleados y sin que la policía llegue a tiempo de intervenir.
Ese mismo día de los saqueos de Filadelfia, la cadena de supermercados e hipermercados Target anunciaba el cierre terminante de 9 establecimientos por el apogeo de la violencia y los latrocinios. La víspera, el martes, la Federación Nacional de Minoristas de Estados Unidos había alertado del apogeo del crimen organizado contra las tiendas y cifraba las pérdidas del comercio por latrocinios de todo género en un récord de ciento doce mil millones de dólares americanos (unos ciento seis mil millones de euros, al cambio actual) en dos mil veintidos.
Las redes sociales están llenas de vídeos de saqueos, muchos de ellos en la costa Oeste del país, con las áreas metropolitanas de Los Ángeles y San Francisco/Oakland como escenario usual. En uno de agosto, un conjunto de entre treinta y cincuenta encapuchados penetraron en la tienda Nordstrom de Topanga, al nordeste de Los Ángeles, y se llevaron productos de mucho lujo como bolsos de diseño con un valor de entre sesenta y cien dólares americanos, conforme con la policía. Los ladrones encapuchados usaron un espray repelente de osos para separar a los empleados de seguridad de la tienda. Las imágenes que muestran de qué manera los asaltantes asuelan con todo se hicieron virales.
Breaking News: A smash-and-grab robbery shocks LA! Police are seeking up to treinta suspects after a major heist at a Nordstrom store inside Westfield Topanga Mall around 4:15 pm on Saturday (8/12)pic.twitter.com/v5i1B0fN7Z
— Los Angeles Magazine (@LAmag) August trece, 2023
A Eric Nordstrom, consejero encargado de Nordstrom, le preguntaron por el accidente días después en una conferencia con analistas. “Lo sucedido en nuestra tienda de Topanga es perturbador para todos nosotros. Las pérdidas por robo están en máximos históricos. Y yo diría que nos parece inaceptable y debe ser abordado. Dicho esto, aunque es inaceptable, está dentro de nuestros planes. No hemos visto un aumento continuado de las mermas que haya superado lo que habíamos planeado”, aseguró.
Pese a lo dicho por Nordstrom, los latrocinios están desbordando la mayor parte de las previsiones. “Nuestra rentabilidad en el segundo trimestre fue inferior a nuestras expectativas debido en gran parte al impacto de la elevada merma de existencias, un problema cada vez más grave que afecta a muchos minoristas”, apuntó en la conferencia con analistas de presentación de resultados Lauren Hobart, consejero encargado de Dick’s Sporting Goods, un conjunto experto en artículos deportivos con más de ochocientos cincuenta tiendas repartidas por todo el país y con una facturación anual de más de doce.000 millones de dólares americanos. Hobart se refirió a la “delincuencia organizada minorista y el hurto en general” como “un problema cada vez más grave que afecta a muchos minoristas”. “El número de incidentes y el impacto de la delincuencia organizada en el comercio minorista fueron significativamente superiores a lo que habíamos previsto”, agregó el directivo financiero, Navdeep Gupta.
El directivo financiero de Foot Locker, Michael Baughn, también advirtió en su llamada a analistas: “Seguimos observando elevados niveles de mermas”. En el ámbito se acostumbra a emplear eufemismos como menguas o pérdida ignota, que incluye extravíos, pérdidas por deterioro y latrocinios, tanto externos como de empleados. Pero poco a poco más las compañías prefieren llamar al fenómeno por su nombre. Al anunciar el cierre de 9 tiendas (3 en Portland, 3 en el área de San Francisco y Oakland, dos en Seattle y una en Nueva York), Target declaró: “No podemos seguir explotando estas tiendas porque los robos y la delincuencia organizada en el comercio minorista amenazan la seguridad de nuestro equipo y nuestros clientes”.
Previamente, en su presentación de resultados, Brian Cornell, presidente y consejero encargado de Target, ya había denunciado “una cantidad inaceptable de hurtos y delincuencia organizada en el comercio minorista”. “Y, por desgracia, los incidentes de seguridad asociados al hurto van en la dirección equivocada. En los cinco primeros meses de este año, nuestras tiendas registraron un aumento del 120% en los incidentes de hurto con violencia o amenazas de violencia”, explicó.
Oleadas de robos
Ese género de saqueos o latrocinios relámpago, singularmente los violentos, son los que han encendido la alarma social. No son completamente nuevos. Llegan como se producen: velozmente y por temporadas. California padeció una intensa oleada cara las navidades de dos mil veintiuno. Esto hizo que el gobernante, el demócrata Gavin Newsom, prometiese invertir en seguridad unos trescientos millones de dólares americanos en 3 años. Las autoridades se enfocaron en elevar la presencia de policías en centros comerciales y negocios que han sido saqueados, como joyerías.
Las 5 urbes o áreas metropolitanas más perjudicadas por los capítulos de crimen organizado son Los Ángeles, San Francisco/Oakland, Houston, Nueva York y Seattle, conforme la patronal del ámbito. Las dos primeras están en California. A mediados de septiembre, Newsom recordó que aún dispone de cerca de doscientos sesenta y siete millones de dólares americanos que va a dar a cincuenta y cinco departamentos de policía y oficinas del sheriff. El dinero pretende financiar equipos de investigación y fortalecer el número de policías en otoño, la época alta comercial.
Los ámbitos conservadores mantienen que la proliferación de los ataques en California es el resultado de la aprobación en dos mil catorce de la Propuesta cuarenta y siete, que hizo menos graves ciertos delitos contra la propiedad si quien los cometía no tenía antecedentes penales, con el fin de desahogar las sobresaturadas cárceles del Estado, el más poblado del país.
Los activistas a favor de la reforma penal, como la Unión de Libertades Civiles (ACLU), defienden que la propuesta no es responsable del aumento de esta clase de latrocinios. De pacto con las leyes de California, cualquiera que robe objetos cuyo valor supere los novecientos cincuenta dólares americanos va a haber cometido un delito grave. En el estado de Washington, donde asimismo se han registrado capítulos afines, el máximo es aun más bajo, setecientos cincuenta dólares americanos. Texas y otras entidades tienen un techo más alto, de hasta dos mil quinientos dólares americanos, para clasificar los crímenes de baja cuantía.
Aumento de delitos contra la propiedad
Las autoridades demócratas de California arguyen que absolutamente nadie que cometa esta clase de delitos queda impune, como aseveran los políticos republicanos al apuntar que la zona es blanda en su trato con el crimen. El año pasado se cometieron dos mil trescientos trece delitos contra la propiedad, un aumento de seis con dos% con respecto a dos mil veintiuno. Rob Bonta, el fiscal estatal, procuró verlo con optimismo asegurando este verano que la cantidad estaba lejos del máximo histórico de seis mil ochocientos documentado en mil novecientos ochenta.
El fenómeno no se restringe a California. “Los minoristas están viendo niveles sin precedentes de robo junto con la delincuencia desenfrenada en sus tiendas, y la situación es cada vez más grave”, señaló el vicepresidente de Protección de Activos y Operaciones Minoristas de la NRF, David Johnston, en un comunicado. “Mucho más allá del impacto financiero de estos delitos, la violencia y las preocupaciones sobre la seguridad siguen siendo la prioridad para todos los minoristas, independientemente de su tamaño o categoría”.
Los comercios han experimentado un incremento increíble de las pérdidas económicas por latrocinios. En dos mil veintidos representaron ciento doce mil cien millones de dólares americanos, en frente de 93.900 millones en dos mil veintiuno, según la Encuesta Nacional de Seguridad Minorista dos mil veintitres publicada esta semana por la patronal del ámbito. La cifra incluye tanto latrocinios externos como de los propios empleados. El estudio asimismo afirma que con el incremento de la violencia, son cada vez más los minoristas que optan por no intervenir para detener a los ladrones. El cuarenta y uno% de los encuestados asevera que ningún empleado está autorizado a detener o detener a los ladrones.
Las empresas están fortaleciendo sus equipos de seguridad, contratando más vigilantes, guardando mercaderías de cada vez menos valor en cajas con cerradura y taponando y limitando las entradas y salidas de las tiendas para eludir saqueos. De instante no es suficiente. Ante la criminalidad, un treinta% de las compañías ha optado por reducir o cambiar la selección de productos en las tiendas, un cuarenta y cinco% ha recortado los horarios y hay en veintiocho% que, como Target, ha optado por la solución más radical: cerrar tiendas. Aunque más drástica es la visión de Donald Trump, expuesta este viernes en un acto en California: “Muy simple, si robas una tienda, puedes esperar que te disparen cuando salgas. ¡Disparo!”