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El ámbito del vino atraviesa esta campaña una situación de crisis provocada, por una parte, por un esencial volumen de existencias en las bodegas, y del otro por la caída del consumo en el mercado interior y en la exportación. Cuando falta medio año para el comienzo de la nueva vendimia y si bien aún se pueden causar daños por las heladas en muchas zonas, los viticultores de las organizaciones agrarias y de las cooperativas agroalimentarias se temen que una nueva campaña con unas producciones medias de entre los cuarenta y los cuarenta y dos millones de hectolitros agudicen más la situación actual de existencias por encima de la demanda y demandan medidas para eludir esa situación como instilación para alcohol, reducción de los rendimientos o vendimia en verde. Campañas como la pasada pusieron en patentiza que, pese a la sequía, al tener más o menos en regadío el cuarenta% de una superficie de novecientos cuarenta hectáreas, las producciones se sostiene estables.

Según los datos manejados por la Administración, las existencias al comienzo del año en curso se ubicaban en unos cincuenta y dos millones de hectolitros, una cantidad afín a la existente en campañas precedentes. En el ámbito preocupa esencialmente la caída de la demanda, tanto en los mercados exteriores como en el interior. En la exportación, conforme los datos manejados por el Observatorio Español de los Mercados del Vino, las ventas en el último año descendieron un 9% hasta menos de veintiuno millones de hectolitros, aunque medraron los ingresos hasta los 3.000 millones. Una cifra que, no obstante, se queda lejísimos de los doce millones de las exportaciones francesas o de los 7.000 millones de las italianas con menos volumen de ventas.

En el mercado interior, las ventas de vino prosiguieron con su caída libre, pasando de los once millones de hectolitros entre dos mil diecinueve y dos mil veinte, ya antes de la pandemia, a los 9,6 millones de hectolitros de la actualidad, pese a la restauración de ventas en la restauración. La crisis económica, así como la elección de otras bebidas en tiempos de temperaturas más elevadas, se estiman como ciertas razones para acrecentar el volumen de existencias en las bodegas que ya proponen reducir este año sus compras de uva, lo que influirá en los costes de exactamente la misma.

En contra de lo que ha sucedido de forma tradicional en ciertas comunidades autónomas con grandes producciones y rendimientos altos como Castilla La Mancha o Extremadura, donde se asistía a la instilación como primordial salida, actualmente el inconveniente de las elevadas existencias se ha extendido, entre otras muchas, a dos denominaciones de origen muy significativas como Rueda en blancos y Rioja en tinto, no sucede en Ribera del Duero, si bien con dos raíces muy, muy diferentes. En Rueda, la denominación paga su éxito en la venta de blancos, con un aumento de las superficies en la última década desde menos de catorce a unas veintiuno.000 hectáreas, con una comercialización que medró de cincuenta a ciento diez millones de botellas, con una producción de uva que pasó de setenta a ciento setenta millones de kilogramos, expansión que se ha tratado de recortar con una reducción de rendimientos en los últimos tiempos.

En Rioja, con una superficie estabilizada en unas sesenta y seis hectáreas, el inconveniente viene marcado, entre otras muchas razones, por el descenso en la demanda de vinos tintos y el ajuste de las exportaciones.

(*9*)Reducción de oferta

En este escenario de elevadas existencias y caída de ventas, desde las organizaciones agrarias, cooperativas agroalimentarias y desde los dos propios consejos reguladores, se manejan una serie de medidas, todas y cada una dirigidas a reducir la oferta. En esa dirección, una mayoría coincide en la necesidad de una instilación de crisis que debería solicitar España a Bruselas, cuando los fondos para exactamente la misma corresponden al Gobierno de España y a la UE. Se barajan unos 3 millones de hectolitros y para esto se contempla un quince% de los fondos de doscientos millones del Programa de apoyo al vino. Igualmente, se abunda en la posibilidad de una vendimia en verde cortando los racimos en primavera a cambio de una ayuda. Entre las propuestas más duras se aboga por prohibir nuevas plantaciones, caso de Rioja o solicitar los arranques. Desde el Observatorio de los Mercados del Vino, Rafael del Rey estima que las soluciones pasan por calidad y busca de nuevos mercados en el exterior.

España cuenta con unas novecientos cuarenta hectáreas en frente de 1,1 millones de hace dos décadas, ajuste que se hizo con fondos comunitarios, en teoría para reducir la oferta. Sin embargo, con otra una parte de esos fondos se apoyó paralelamente la reestructuración del ámbito con nuevas plantaciones que se hicieron pensando en conseguir mayores rendimientos, contra los objetivos de la Comisión.

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