Janet Yellen, máxima autoridad en política económica de Estados Unidos, ha solicitado a la Unión Europea una «coordinación» en respuesta a las distorsiones comerciales generadas por la «sobrecapacidad» china en sectores cruciales para la transición energética como vehículos eléctricos, paneles solares y turbinas. Este llamado se realizó en Alemania, uno de los países de la UE más reticentes a aplicar aranceles como medida frente a estas distorsiones, muchas de las cuales están siendo investigadas por la Comisión Europea.
En su discurso en Fráncfort, Yellen defendió la reciente subida de aranceles a chips y vehículos eléctricos provenientes de China, aprobada por Washington la semana anterior. Expresó la importancia de una respuesta estratégica y unida entre EE. UU. y la UE para proteger la viabilidad de las empresas de ambos países y a nivel global.
A pesar de no abogar por un «desacople» comercial con China, Yellen enfatizó la necesidad de diversificar los riesgos reduciendo la dependencia de productos chinos como paneles solares, baterías y vehículos eléctricos.
En el panorama europeo, se destaca la postura más matizada de los aliados europeos hacia China, debido a las diferentes visiones entre los Estados miembros y la dependencia de la UE de productos fabricados en Asia para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones de carbono. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, recientemente abrió investigaciones y aplicó herramientas legales para contrarrestar la penetración de productos chinos en la economía europea.
Por su parte, el Gobierno chino ha respondido con medidas similares, como una investigación sobre importaciones de plásticos desde Estados Unidos, la Unión Europea, Taiwán y Japón. Este escenario de tensiones comerciales refleja un aumento global de restricciones comerciales en la última década, con más de 3.000 medidas en 2024, según el FMI.