La Confederación de la Industria Británica (CBI, en sus iniciales en inglés), que llegó a asegurar que representaba a prácticamente doscientos empresas del Reino Unido y echó un sólido pulso al Gobierno tanto con el Brexit como su política de inmigración limitada, es hoy una corporación en riesgo de extinción. Decenas de grandes compañías, como BMW, Virgin Media O2, Vodafone, Aviva o John Lewis se han apurado a anular o suspender su membresía, frente a la acumulación de informaciones sobre supuestos casos de abusos sexuales dentro de una organización con más de trescientos trabajadores, cuya dirección fue torpe, negligente e inclusive oscurantista en la contestación.

“CBI comparte la conmoción y la repulsa ante los hechos ocurridos en el seno de nuestra organización, y ante los errores pasados que permitieron que estos hechos ocurrieran. Lo sentimos profundamente y expresamos nuestro sincero arrepentimiento a las mujeres que han sufrido estas horribles experiencias”, asegura la patronal en un comunicado de urgencia, frente al hundimiento de su prestigio y el cuestionamiento de su porvenir como órgano representativo del empresariado británico. “Queremos entender de un modo adecuado, después de escuchar a nuestros colegas, miembros, expertos y accionistas, cómo afrontar nuetro papel y propósitos futuros. Por ello, hemos adoptado la decisión difícil pero necesaria de suspender todas las actividades que implican desarrollo de políticas o relación con los miembros hasa que se celebre una Junta General Extraordinaria en junio”, anuncia el texto.

La policía de la City de Londres —el distrito financiero y jurídico de la metrópolis, que cuenta con su fuerza de seguridad— estudiaba ya desde hace unos meses una supuesto caso de violación, ocurrido a lo largo de una celebración interna de CBI festejada en dos mil diecinueve, en un navío amarrado en el Támesis. Al expediente ha incorporado múltiples casos más de conducta inadecuada (misconduct, el término empleado por las autoridades) denunciados por empleados de la patronal. CBI, por su lado, ha encargado al bufete Fox Williams una investigación independiente, cuyas conclusiones aún no ha publicado, mas que han llevado a la suspensión de 3 de sus empleados.

Un segundo caso de violación

El diario The Guardian publicó el pasado viernes la demanda anónima de una exempleada de CBI que aseguraba haber sido víctima de una violación cuando trabajaba en una de las delegaciones que la patronal tiene fuera del Reino Unido. La mujer se resolvió a contar su caso tras conocer los precedentes sometidos a investigación, y culpa a la “cultura interna” de la organización de no haber dado una contestación apropiada a su protesta cuando la propuso. Después de una noche en la que salió a tomar con sus compañeros, ha contado, despertó con dos de ellos en exactamente la misma habitación. Asegura al diario que no recuerda en ningún instante que diese su permiso a cualquier actividad sexual, y que por la mañana siguiente despertó con claras señales físicas que probaban lo opuesto. Sus compañeros llegaron a mostrarle al día después fotografías de ella, en un estado meridianamente inconsciente, a lo largo de esa actividad sexual.

“Culpo a CBI de una atmósfera que estimulaba el sentido de autoconfianza de las personas, y que les permitía actuar de este modo y no sentir más tarde preocupación o miedo por las consecuencias, hasta el punto de mostrarse orgullosos de ello en la oficina”, ha dicho la mujer al diario. “Y que no hubiese nadie en Recursos Humanos con quien poder hablar y en quien poder confiar”, ha denunciado.

El periódico no ha querido descubrir el nombre de la mujer, la oficina donde ocurrió todo o la data, para no poner bajo riesgo su seguridad.

“A última hora de la tarde de ayer [por el jueves] CBI recibió información adicional respecto a una nueva y grave ofensa criminal”, respondía inmediatamente la patronal, que aseguraba estar colaborando de manera estrecha con la policía.

La información, no obstante, provocaba una avalancha entre los asociados y ponía a CBI al filo del precipicio. Jaguar, Land Rover, WPP, Kingfisher, Deloitte, Ford, Natwest, AstraZeneca, Santander…una tras otra, las compañías miembro de la patronal anunciaban la cancelación o suspensión de su participación en la patronal. “A la luz de las serias acusaciones que hemos conocido, y ante el modo en que CBI ha manejado su respuesta ante estos hechos, creemos que ya no es capaz de cumplir su función principal, la de ser la voz representativa de las empresas en el Reino Unido”, aseguraba la compañía de seguros Aviva en un comunicado que repesentaba el sentir general de todos y cada uno de los que empezaban a desamparar el navío.

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