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Los datos publicados este miércoles por la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos cuentan dos historias diferentes. Una de esas historias invita al optimismo: la inflación general cae por noveno mes sucesivo, lo hace fuertemente, desde el 6% de febrero al 5,0% de marzo, su nivel más bajo desde mayo de dos mil veintiuno. La otra, más bien llama a la cautela: la inflación latente se enquista, sube una décima hasta el 5,6% y ya supera a la general, de forma que los culpables del incremento de los costos ya no son tanto los comestibles y la energía como el resto de productos y servicios.

La inflación llegó a tocar el 9,1% en el mes de junio del año pasado, su nivel más alto en 4 décadas, tras una escalada mareante en la que la cuenta de la adquisición en el súper y el surtidor de gasolina daban los mayores sustos a los usuarios. La subida de los costos desgastó la popularidad del presidente, Joe Biden, que ahora festeja con entusiasmo cada mejora.

La gasolina comenzó a dar un respiro en la segunda mitad del año pasado y a inicios del año vigente ya se abarataba en términos anuales. En marzo cae un diecisiete% interanual. Los comestibles han seguido subiendo fuertemente más tiempo y en los últimos doce meses se encarecen aún el 8,5%. Y, lo que preocupa más a la Reserva Federal, las subidas de costos se han ido propagando a todo género de productos y servicios.

En marzo, la inflación interanual ha bajado del 6% al 5%, puesto que en ese mes los costos se encarecieron solo un 0,1%, frente al 1% de marzo del año pasado. La inflación latente, en cambio, ha subido al 5,6% interanual. (*1*) señalaba Tiffany Wilding, economista para América del Norte de PIMCO, que adelantaba ese repunte de la inflación latente.

De instante no se ha producido la temida espiral de costos-sueldos, mas cuanto más tiempo prosiga la inflación tan sobre el objetivo del 2%, mayor es el peligro de que se enquiste y de que los llamados efectos de segunda ronda compliquen la lucha contra las subidas de costos.

En su conjunto, las cantidades publicadas este martes no apuntan a que la labor de contener la inflación esté acabada. Si además de esto se juntan con la robusta evolución del mercado de trabajo, llevarían a meditar que la Reserva Federal volverá a subir las clases de interés para enfriar la demanda y, con esto, quitar presión a los costos. Eso sí, tras las turbulencias financieras por la caída de Silicon Valley Bank y de Signature Bank, la inseguridad sobre la evolución de la política monetaria ha aumentado.

En la conferencia de prensa siguiente a la última asamblea de su comité de política monetaria, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, dejó abierta la puerta a una pausa en las subidas de tipos en la asamblea de los próximos días 2 y 3 de mayo. El comunicado del banco central alteró la manera de referirse a los próximos movimientos de política monetaria. Donde charlaba de que (*3*)harían falta “aumentos sucesivos” auxiliares de las clases, (*4*)cambió la redacción, para decir que (*6*). El presidente de la Fed aclaró que las palabras claves eran “podría” y “algún”, en frente de “aumentos sucesivos” que se daban por seguros.

Al tiempo, Powell reconoció la inestabilidad de los bancos y la fuga de depósitos en ciertos de ellos puede endurecer las condiciones crediticias tal y como si fuera otra subida de las clases de interés. Pero las tensiones financieras semejan haberse calmado con determinada velocidad tras las medidas excepcionales tomadas por las autoridades, lo que aumenta las posibilidades de nuevas subidas del costo del dinero.

(*2*), señalaba este martes Wilding, de PIMCO.

Junto al tono beligerante de ciertos miembros de la Reserva Federal asimismo ha habido otros que han llamado a la “prudencia y la cautela” en el momento de subir las clases, en especial por el hecho de que aún no se han apreciado todos y cada uno de los efectos del endurecimiento aplicado hasta el momento.

En un año, el banco central ha acometido las subidas de las clases de interés más violentas desde inicios de la década de los ochenta. El ciclo de subidas empezó en la asamblea de marzo del año pasado, con un levanta de veinticinco puntos básicos (0,25 puntos porcentuales). Después vino una subida de cincuenta puntos básicos, entonces 4 sucesivas de setenta y cinco puntos básicos, hasta el momento en que la Fed bajó el ritmo con una subida de cincuenta puntos básicos en el mes de diciembre, otra de veinticinco el 1 de febrero y la última, de otros veinticinco puntos básicos el veintidos de marzo, hasta el nivel del 4,75%-5%, el más alto desde dos mil siete.

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