En España, la energía hidroeléctrica está viviendo un momento de contrastes. Mientras que el Mediterráneo sufre una dura sequía, el norte y el oeste del país experimentan una notable cantidad de precipitaciones, lo que ha llevado a un incremento significativo en la generación de energía a través de saltos de agua, situándose como la tercera fuente de energía renovable más importante del país, luego de la eólica y la solar fotovoltaica.
De acuerdo con las cifras de Red Eléctrica de España (REE), la energía producida por la hidroeléctrica ha alcanzado niveles máximos en las últimas semanas del invierno, acercándose incluso a su récord histórico. Esto se debe a las abundantes lluvias en las principales cuencas con centrales hidráulicas como Miño-Sil, Duero y Tajo, que han permitido que los embalses alcancen entre el 80% y 90% de su capacidad.
La diferencia entre la vertiente atlántica, con casi el 90% de la capacidad hidroeléctrica total española, y la mediterránea, con escasas centrales, es evidente. Mientras que en la primera el grado de almacenamiento de energía ronda el 82%, en la segunda apenas supera el 50%, afectada por la falta de lluvias.
En términos globales, España cuenta actualmente con un volumen de agua embalsada equivalente a 14.700 gigavatios hora, lo que representa un 21% más que el promedio de los últimos cinco años y un 13% superior al de la última década. Esta situación ha permitido que la hidroeléctrica sea la segunda fuente de electricidad en el país en lo que va de marzo, cubriendo más del 20% de la generación total.
Además, este incremento en la actividad hidroeléctrica ha tenido un impacto directo en los precios de la electricidad, contribuyendo a un descenso en el mercado eléctrico español. Las lluvias recientes han permitido almacenar agua para los próximos meses, garantizando un suministro suficiente durante los periodos de alta demanda, y reduciendo la necesidad de recurrir a otras fuentes de energía como el gas.
Balance climático de invierno
Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), el último trimestre ha sido en general normal en cuanto a precipitaciones en España, con febrero destacando por su nivel de humedad. Sin embargo, el reparto de lluvias ha sido desigual en el territorio, siendo superiores en el noroeste y más escasas en el tercio oriental, especialmente en las regiones mediterráneas y los archipiélagos.
En el cómputo total, las reservas de agua en la Península Ibérica se encuentran al 56,8% de su capacidad, mostrando una gran disparidad entre las diferentes regiones. Mientras que en el norte los embalses presentan cifras cercanas al 90% de su capacidad, en el mediterráneo la situación es más crítica, con niveles por debajo del 20% en algunas zonas.
En definitiva, la dualidad de las dos Españas del agua refleja la importancia de la gestión de los recursos hídricos y el impacto directo que tienen las condiciones climáticas en la generación de energía en el país. La hidroeléctrica, pese a los desafíos que presenta la sequía, se erige como un pilar fundamental en la transición hacia un modelo energético más sostenible y diversificado en España.