III Edición de los Premios Retina ECO | Economía

A las diecinueve y treinta, su majestad doña Letizia subió el pasado lunes al estrado de los Premios Retina Eco’23. Puntualidad deliciosa. En vez de en La Zarzuela se dice que vive en el Observatorio de Greenwich (fija las horas). Si este texto estuviese escrito a lo largo del pasado siglo charlaría de un traje verde de una pieza, de un fino cinturón negro o de un moreno sin despedirse del verano. Sin embargo, por fortuna, ya no son esos días. Doña Letizia lleva sobre la piel una extensa ovación de los más de doscientos veinte asistentes, que apenas caben en la Fundación de la Real Factoría de Tapices de Madrid (Madrid). Allí, en mil setecientos setenta y cinco, Goya, entregaba su primera serie de sus expepcionales cartones. Entonces era asimismo vanguardia. La publicación está festejando la tercera edición de los Premios Retina Eco’23. En las dos precedentes ocasiones, la anfitriona asimismo fue Doña Letizia. Su Majestad reconoce el valor de la tecnología, la sostenibilidad y la demanda del tránsito al planeta habitable. “Verde que te quiero verde”. El renombrado verso de Lorca se proyecta en la pantalla. Está cómoda Doña Letizia. Es un terreno que le preocupa. Este año 5 premiados (dos coinciden en proyectos cerca de las baterías), así sean empresas o instituciones, van a mostrar de qué forma se puede aplicar la innovación a la sostenibilidad. Cuando un premio (una preciosa pieza de la artista Cristina Almodóvar) pasa de una mano a otra, hay una cierta liberación en quien lo da y una alegría y, asimismo, responsabilidad, en quien lo recibe. Todo sucede un lunes, a las diecinueve y treinta, en La Real Factoría de Tapices. De manos de una reina. Esta convocatoria ha amontonado encima de la mesa unos cien proyectos. Trabajo para un jurado exigente.

Escribió Goya que “el tiempo también pinta”. Porque al reloj de esta casa de tierra y nubes le quedan menos tictacs cuando el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, refiriéndose a la urgencia climática, advirtió la semana pasada en Nueva York que “hemos abierto las puertas del infierno”. Pese a todo, existe esperanza. “Pues frente a empresas y Gobiernos que están en el lado de la inacción también existen quienes buscan la excelencia en este espacio que representan la sostenibilidad y la actividad”, resaltó Pilar Gil, vicepresidenta del Consejo de Administración de Prisa. Ha trazado números. En 3 convocatorias han participado unos trescientos proyectos. La directiva del conjunto que edita Forbes Hispano resaltó que desde hace cierto tiempo todas y cada una de las cabeceras están implicadas en lo sustentable.

Es verdad que hay una pequeña licencia de la rotura del hilo temporal. Hay que dar aire. La directiva de Prisa, como resulta lógico, agradece su presencia a políticos, Gobierno y empresarios. Francina Armengol, presidente del Congreso de los Diputados; Pedro Rollán, presidente del Senado; Joseph Oughourlian (presidente de Prisa) o Luis Abad, consejero encargado de Capgemini, firma que coopera, de forma tradicional, con el encuentro, entre otros muchos. Aunque no se escuche su voz, la presencia de Doña Letizia da a un profundo sentido de trascendencia.

Términos con sentido

En la charla ha quedado suspendida la alarma del secretario general de las Naciones Unidas. Luis Abad, emplea dos palabras en frente de ese “infierno”. “Ambición”, en un largo plazo, y “acción”. Esta es su lectura de la crisis climática. Sin embargo, tira los dados y sale otro doble. “Tecnología (ayuda a hacer un mundo un poco mejor) e innovación (este salto resulta esencial)”, sentencia.

Existen ciertos términos que han ido dejando esa idéntica sensación de desasosiego que tenían los marineros viejos cuando traspasaban la curvatura del planeta. El poder de la ficción —lo vemos en el cine por medio de finales tan duros como As bestas— recuerda en ocasiones que el humano vive en el fondo de la noche. En el daño. Frente a ellos, expresiones que son relámpagos. Luz de septiembre. “Transición justa”. “No dejar a nadie atrás”. “Tecnología con propósito”. Términos con los que el humano trata de meter nuevamente a Pandora en esa caja de la que se escapó hace décadas. “No existe nada más relevante que la emergencia climática”, mantuvo en Nueva York António Guterres.

Cuando el planeta semeja que solo rota en los extremos del tiempo tiene más sentido que jamás las 5 propuestas ganadoras. Todas llevan la innovación en las mitocondrias o en las áreas más profundas, el “impacto”, la “tecnología con propósito” mas asimismo brota una reivindicación de la “transición justa” a la que tanto hincapié dedicó Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra en funciones para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España. Todo ocurre cuando cada vez brotan urbes más grandes en el planeta y cada vez demandan más servicios y recursos.

En el Consumo Eficiente, el jurado optó por Efficientheating (Instituto Tecnológico del Plástico, Aimplas, Agència Valenciana de la Innovaciò) y sus sistemas de calefacción brillante. “Con lo que consumen dos bombillas sería posible calefactar una superficie de 60 metros cuadrados”, estima Arsenio Navarro, estudioso primordial del proyecto Efficientheating y líder de las investigaciones en Construcción y Energías Renovables en Aimplas.

Quizá cuando el próximo día un ciudadano suba a un vehículo de la EMT se acuerde de una oración que ha dado vueltas, en la sesión, como sus ruedas. “Hacer el bien, haciéndolo bien”. La Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Madrid ha conseguido el premio a la Movilidad Sostenible. Porque conduce cara la descarbonización total del transporte público urbano. Unos dos mil cien automóviles transportan a miles y miles de personas al día. Borja Carabante, encargado del Área de Gobierno de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad consulta el mapa. Desde el treinta y uno de diciembre de dos mil veintidos no circulan automóviles diésel y en dos mil veintitres se cierra el cupo al gas natural. Y a lo largo de dos mil veintisiete, una tercera parte de los buses empleará electricidad. “Seremos la primera gran capital europea con una flota 100% limpia”, aventura. E inclusive va a haber diez automóviles alimentados por pila de hidrógeno.

En el competitivo planeta de las baterías, I4BAT, de Capital Energy Services, se fundamenta en emplear baterías de segundo uso como sistema de almacenaje de energía solar. Apoyados por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y Red.es. Suyo fue el premio Generación Verde. Ese color lleva al agua. Bien lo conoce Coca-Cola Europacific Partners Iberia. El jurado le reconoce en ese paisaje que es el Ecosistema Sostenible. O sea, restituir y devolver el agua a la naturaleza. Producir un litro de bebida demanda solo uno con setenta y seis litros de agua, de los que uno se halla en la bebida y cero con setenta y seis se usa en trabajos fabriles. “Y pese a que dos de las factorías (Sevilla y Tenerife) están situadas en zonas de alta vulnerabilidad, nuestro compromiso es reponer y regenerar”, describe Carmen Gómez-Acebo, directiva de Sostenibilidad de Coca-Cola Europacific Partners Iberia. Esto incluye recobrar acuíferos en zonas de elevado agobio hídrico como el Guadalquivir.

Grandes y pequeñas, suman la ambición y las ideas. La pyme Cubierta Solar se ha llevado la categoría de Innovación en Sostenibilidad. Ha instalado la megabatería más grande de Europa en la firma textil TexAthenea (Alicante). Aprovecha toda la energía del sol cuando calienta las placas. Y Luis Navarro Buciega, consejero encargado de Cubierta Solar, zanja cualquier duda: “Sí, se puede descarbonizar una industria”. Es la manera de que Pandora y la furia de sus vientos retornen a su caja.

“No podemos orillar a nadie; tenemos que hacer una transición justa”. La tercera edición de los Premios Retina Eco’23 la cierra Teresa Ribera. No sube papeles al atril. Tiene el Ministerio, y la inquietud, en la cabeza. “Vivimos días en verano que nos han dejado sobrecogidos, en ciudades en las que parecía que nos estábamos cociendo”. Y la memoria aumenta la preocupación: inundaciones en Libia y Grecia, fuegos en Canadá y, otra vez, Grecia. “Y no sobra nadie, y no podemos orillar a nadie. Debemos emprender una transición justa”. Además, “cada año somos más audaces e internacionales”, reconoce Ribera. Frente al agua de los días y el fuego de las noches.