La digitalización se ha convertido en un factor clave en la transformación de las economías y sociedades a nivel mundial. El índice DiGiX-2024 de BBVA Research, que evalúa el proceso de digitalización en 98 países, ofrece valiosas perspectivas sobre esta evolución. DiGiX combina 24 indicadores en seis dimensiones, abarcando infraestructura, costos, adopción de usuarios, adopción gubernamental y empresarial, y entorno regulatorio para brindar una visión completa del panorama digital global.
Los cinco países mejor clasificados, como Hong Kong, Singapur, Dinamarca, Suiza y Holanda, destacan por sus sólidas infraestructuras digitales, altos índices de adopción y entornos regulatorios favorables. Estas naciones han logrado desarrollar ecosistemas digitales que impulsan tanto el crecimiento económico como la calidad de vida de sus ciudadanos.
Por otro lado, países como Honduras, Camerún, Zimbabue, Nigeria y Nicaragua se encuentran rezagados en el ranking debido a desafíos como la limitada accesibilidad a la tecnología, altos costos y marcos regulatorios poco propicios para la innovación y la adopción tecnológica.
Para abordar estos problemas, se requiere de esfuerzos coordinados y colaborativos. Ejemplo de esta colaboración es el avance significativo de países europeos en los últimos años, en parte gracias a los fondos Next Generation EU. El salto en la clasificación de Croacia y mejoras en países como Grecia, Hungría, Italia, Letonia, Portugal y España, que ocupa el puesto 30 en el ranking, ilustran el impacto positivo de las inversiones públicas y la demanda creciente de servicios digitales tras la crisis de la COVID-19.
DiGiX no solo proporciona una radiografía del estado actual de la digitalización a nivel global, sino que también identifica áreas que requieren mayor atención. La colaboración entre los diversos actores involucrados se vuelve fundamental para aprovechar al máximo el potencial de la economía digital y garantizar que ningún país se quede rezagado.
En resumen, la colaboración público-privada se posiciona como un pilar fundamental para reducir la brecha digital y asegurar que los beneficios de la digitalización se distribuyan de manera equitativa y accesible para todos.