El Tesoro y los tipos de interés

En un escenario donde la economía se enfría y las previsiones de tipos de interés son menos agresivas, el coste de la deuda emitida por el Tesoro español ha disminuido ligeramente, ubicándose en un 3,285% al cierre de julio. A pesar de esto, el coste de la deuda pública española ha alcanzado el 2,2%. Años atrás, los esfuerzos por aumentar la vida media de la cartera de deuda habían contribuido a mantener bajo control el coste de financiación.

A pesar del incremento del tipo medio de la deuda, la gestión financiera llevada a cabo en épocas de tipos cero ha permitido una mayor solidez y capacidad de maniobra, según indica Javier Pino, analista de Afi. Es importante señalar que las menores necesidades de refinanciación y la emisión de nuevos bonos a tipos inferiores a los de referencia han ayudado a contener la carga financiera.

La esperada normalización de la política monetaria podría contribuir a mitigar el aumento del coste de financiación, especialmente con la rebaja de tipos realizada en junio y las expectativas de futuras bajadas. Esta situación ha generado un escenario propicio para abaratar el coste de la nueva financiación de manera gradual, a medida que las emisiones antiguas con tipos bajos vencen.

Retorno de las vacaciones

En agosto, la actividad en el mercado de capitales tiende a disminuir. El Tesoro español retomará sus actividades en septiembre, mes caracterizado por subastas y operaciones sindicadas. Hasta la fecha, se ha llevado a cabo un importante volumen de emisiones brutas, priorizando aquellas a medio y largo plazo para hacer frente a la subida de los tipos de interés.

La confianza de los inversores ha quedado reflejada en las emisiones sindicadas realizadas, con demandas récord y una participación significativa de inversores extranjeros. Ante la finalización de los programas de compra de deuda por parte del BCE, se espera un incremento en la exposición de los bancos a la deuda española.

En resumen, a pesar de los desafíos fiscales y de endeudamiento, la menor presión financiera actual brinda un respiro a las finanzas públicas, permitiendo a España avanzar en un escenario económico cambiante y desafiante.