Tiene sentido ser pesimista con los costes del petróleo ahora. Los ‘lápices afilados’ coinciden en que Estados Unidos se dirige cara una recesión inminente, empujado por una crisis de confianza en el sistema bancario. El costo del petróleo se ha desplomado un diecisiete% desde la primera semana de marzo, hasta los sesenta y siete dólares estadounidenses por barril. El gas natural ha bajado un cincuenta% desde diciembre. En las últimas semanas, las acciones de las compañías que se dedican a su extracción se han desplomado un veinte%.

Mientras tanto, la oferta es rebosante. Todavía vemos la contestación de la oferta a un incremento del cuarenta% en el gasto de capital en yacimientos petrolíferos, provocado por los costes del petróleo de más de 100 dólares estadounidenses del año pasado. La producción nacional de petróleo va a aumentar en quinientos barriles diarios (bpd) hasta lograr los doce con nueve millones este año. Incluso la producción de petróleo de Rusia ha resistido, con once con tres millones de bpd, apenas un tanto menos que cuando Putin lanzó la invasión de Ucrania.

Pero, ¿es hora de tener temor o de ser valientes?

«Los mercados del petróleo se han vuelto exageradamente fatalistas sobre las perspectivas», escriben Daan Struyven, analista de Goldman Sachs, y su equipo en una nota de investigación, en la que rebajan su objetivo de costo a 12 meses de 100 dólares estadounidenses a noventa y cuatro dólares estadounidenses por barril. «Históricamente, tras sucesos tan cicatrizantes, el posicionamiento y los costes solo se recobran gradualmente».

Aun así, sus noventa y cuatro dólares estadounidenses están bastante sobre la actual situación. ¿Son realistas estos costes alcistas?

Warren Buffett semeja meditar que sí. Este mes aprovechó los mínimos de 6 meses para adquirir otros trece millones de acciones de Occidental por prácticamente ochocientos millones de dólares estadounidenses. Esto eleva la participación de Berkshire Hathaway en Oxy al veintitres%, de doce y quinientos millones de dólares estadounidenses. Berkshire asimismo tiene garantías para adquirir alrededor del nueve% de la compañía por cinco mil millones de dólares estadounidenses, aparte de diez millones de acciones preferentes, por las que recibe doscientos millones de dólares estadounidenses en dividendos trimestrales.

El mejor pasaje de la reciente carta anual de Buffett deja claro que no tiene ninguna bola de cristal sobre el costo del petróleo, mas reconoce el poder de diversificación de los comburentes fósiles para la salud en un largo plazo de Berkshire, en especial teniendo presente los inmensos déficits del gobierno federal.

Aunque los economistas, los políticos y una gran parte del público opinan sobre las consecuencias de ese enorme desequilibrio, Charlie y aducimos ignorancia y creemos de manera firme que las previsiones económicas y de mercado en un corto plazo son peor que inútiles. Nuestro trabajo consiste en administrar las operaciones y las finanzas de Berkshire de manera que se logre un resultado admisible a lo largo del tiempo y que preserve el inigualable poder de permanencia de la compañía cuando se generen pánicos financieros o graves recesiones mundiales. Berkshire asimismo ofrece cierta protección modesta contra la inflación galopante, mas este atributo dista mucho de ser perfecto. Los déficits fiscales enormes y arraigados tienen consecuencias.

Oxy cotiza a 14 veces la previsión de beneficios para dos mil veintitres del analista de Jefferies & Co. Lloyd Byrne, basándose en los costes actuales de las materias primas. Hay opciones más asequibles para los que no adquiramos en las condiciones de Berkshire. Según los datos de Jefferies, el productor de petróleo independiente medio cotiza a once veces las ventajas. Entre las más asequibles semejan estar Northern Oil & Gas, con un PER de tres, y Diamondback Energy, a seis con ocho veces.

El ámbito es considerablemente más fuerte que, por poner un ejemplo, en dos mil veinte, cuando los cierres pandémicos destrozaron la demanda de energía hasta el punto de que los costes del petróleo en EE UU llegaron a ser negativos. Desde entonces, las compañías han recortado costos y reducido la deuda a un manejable veinticinco% de la capitalización. Byrne calcula que la compañía precisa de media un costo del petróleo de cuando menos cincuenta y tres $/bbl para «alcanzar el punto de equilibrio» tras abonar dividendos e inversiones de capital.

Entre los productores integrados de arenas petrolíferas canadienses, Suncor Energy semeja en especial interesante, ya que cotiza a 8 veces las ventajas, 4 veces el flujo de caja, con una rentabilidad por dividendo del cinco con tres%. La empresa bombea setecientos cincuenta bpd y la semana pasada cotizó con una caída de prácticamente el quince%. Durante el último año, Suncor ha estado negociando con el inversor activista Elliott Management sobre cambios en la administración y mejoras en la seguridad una vez que 5 empleados han fallecido en el trabajo desde dos mil veinte. Si las historias de cambio de rumbo no son para , sus pares de arenas petrolíferas Canadian Natural Resources y Cenovus Energy semejan prácticamente tan asequibles.

Los analistas de THP & Co. afirman que la inseguridad del ámbito energético es una ocasión, no una razón para el pánico. En apoyo de los costes, prevén que China aumente su demanda en un millón de barriles diarios y la India en doscientos cincuenta.000 este año. En todo el planeta hay una alarmante escasez de capacidad de producción de petróleo. Irán prosigue al lado y se espera que la producción rusa reduzca en quinientos mil de barriles, por lo que los mercados del petróleo se estrecharán a fines de año.

Ahora que el costo del petróleo ha bajado a su nivel objetivo, hay una persona que indudablemente habría de estar comprando petróleo a manos llenas: el presidente Joe Biden. Hasta ahora ha vendido más de doscientos cincuenta millones de barriles de la Reserva Estratégica de Petróleo, que prometió rellenar cuando los costes bajaran de setenta dólares estadounidenses. Consíguelo mientras que dure.

Juan Pablo Cortez

Bogotá (Colombia), 1989. Apasionado por la investigación y el análisis de temas de interés público. Estudió comunicación social en la Universidad de Bogotá y posteriormente obtuvo una maestría en periodismo investigativo en la Universidad de Medellín. Durante su carrera, ha trabajado en diversos medios de comunicación, tanto impresos como digitales, cubriendo temas de política, economía y sociedad en general. Su gran pasión es el periodismo de investigación, en el cual ha destacado por su habilidad para descubrir información relevante y sacar a la luz temas que a menudo se mantienen ocultos.