El Gobierno de Joe Biden prepara una nueva regulación para obligar a las aerolíneas a compensar a los pasajeros y cubrir sus gastos en comidas y habitaciones de hotel si sus vuelos se retrasan o anulan por razones que están bajo el control de la compañía aérea, conforme ha anunciado este lunes el secretario de Transportes, Pete Buttigieg, a través de un comunicado. Buttigieg y Biden tienen previsto presentar su propuesta este lunes en la Casa Blanca. El proceso de preparación de las reglas puede llevar meses o aun años.
“Cuando una compañía aérea provoca la cancelación o el retraso de un vuelo, los pasajeros no deben pagar la factura”, ha declarado Buttigieg en el comunicado. “Esta norma propondría, por primera vez en la historia de Estados Unidos, exigir a las aerolíneas que compensen a los pasajeros y cubran gastos como comidas, hoteles y cambios de reserva en los casos en que la aerolínea haya causado una cancelación o un retraso significativo”, ha añadido.
La normativa prevista pretende acotar que es una cancelación o retraso controlable por la compañía aérea. Partiendo de esa premisa, va a abordar la compensación a los pasajeros cuando se genere una cancelación o un retraso significativo por causas bajo control de la compañía aérea; una comida o vale de comida, alojamiento nocturno, transporte terrestre de ida y vuelta al hotel, y cambio de reserva en el caso de retrasos o cancelaciones controlables, y el servicio puntual al cliente del servicio a lo largo de y tras periodos de irregularidades extendidas en los vuelos.
Los inconvenientes mecánicos del aeroplano o la carencia de tripulación, causa de muchos retrasos y cancelaciones, van a ser imputables a las aerolíneas. No probablemente se les imputen los que tengan causas meteorológicas graves si no media alguna responsabilidad de la compañía aérea. En diciembre pasado, una ola de frío provocó una avalancha de cancelaciones que afectaron de forma dispar a las compañías. La más perjudicada fue Southwest Airlines, que eliminó dieciocho y setecientos vuelos.
Las medidas propuestas por Biden llegan en vísperas de la temporada veraniega. El verano pasado, Buttigieg instó por carta a las compañías aéreas a progresar sus planes de atención al usuario. Según el Departamento de Transportes, ya antes de esa carta, ninguna de las diez mayores compañías aéreas de Estados Unidos garantizaba comidas u hoteles cuando era culpable de un retraso o cancelación. Ahora, las diez garantizan comidas y 9 facilitan alojamiento en hoteles cuando el inconveniente es imputable a ellas.
El Departamento de Transportes puso el año pasado multas récord, “ayudando a recuperar cientos de miles de personas cientos de millones de dólares”, conforme asevera. Además, a inicios de este año, Buttigieg presionó a las compañías aéreas a fin de que se comprometiesen a ofrecer asientos anexos gratis a las familias con pequeños. Tres compañías aéreas se han comprometido a asegurar la gratuidad de los asientos familiares y el Departamento de Transporte está gestionando una normativa que forzaría a todas y cada una de las aerolíneas a hacerlo.
La regla propuesta sobre reembolsos de billetes demandaría a las aerolíneas que notifiquen proactivamente a los pasajeros de que están en su derecho a percibir un reembolso en el momento en que un vuelo se anula o padece un retraso de más de 3 horas para un vuelo nacional y más de 6 horas para un vuelo internacional. La regla asimismo demandaría a las compañías aéreas que den bonos de viaje que no expiren cuando las personas no puedan viajar por sufrir covid u otras enfermedades transmisibles.
En la actualidad, en el momento en que una compañía aérea anula un vuelo por cualquier motivo, los usuarios pueden demandar el reembolso de la parte no empleada del billete y de ciertos extras que hayan pagado a la compañía aérea, como las tasas por facturar una maleta u conseguir una asignación de asiento. Las compañías aéreas procuran de forma frecuente convencer a los usuarios a fin de que admitan un bono de viaje en vez del reembolso.
Airlines for America, que representa a las mayores aerolíneas, ha afirmado en un comunicado que las compañías aéreas no tienen incentivos para retrasar o anular vuelos. El conjunto mantiene que más de la mitad de las cancelaciones en dos mil veintidos y dos mil veintitres han sido ocasionadas por “clima extremo” o interrupciones en el control del tráfico aéreo.
En enero pasado, un fallo informático de la autoridad aeronáutica (la FAA) llegó a inmovilizar por completo los despegues y provocó el caos en el transporte aéreo de Estados Unidos.
“Los transportistas han asumido la responsabilidad de los desafíos que están bajo su control y siguen trabajando diligentemente para mejorar la fiabilidad operativa”, incluyendo la contratación de más trabajadores y la reducción de sus horarios, asegura la patronal del campo.
Biden repitió en el mes de febrero pasado en el alegato sobre el estado de la Unión sus planes de agredir las tarifas y comisiones desmesuradas de bancos, compañías aéreas, hoteles y otras compañías, a las que llama “tarifas basura”. “Los estadounidenses están cansados de que los tomen por tontos”, afirmó entonces.