Las acciones del banco First Citizens se disparaban este lunes más de quince% en Nueva York tras conocerse que adquirió una gran parte del malogrado Silicon Valley Bank, rebautizado por las autoridades tras su intervención como Silicon Valley Bridge Bank (SVB) .
First Citizens, con sede en Raleigh (Carolina del Norte), se va a hacer con los activos, depósitos y préstamos del californiano SVB, en una operación que incluye la adquisición de US$ setenta y dos millones en activos con un descuento de US$ dieciseis y quinientos millones.
Sin embargo, unos US$ noventa millones continuarán bajo administración judicial para su predisposición por parte Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC).
En un comunicado, la FDIC anunció que las diecisiete sucursales de SVBB van a abrir como First–Citizens Bank & Trust Company este lunes, y aclaró que los clientes del servicio deben seguir utilizando su sucursal actual hasta percibir un aviso de que se han completado las conversiones de sistemas.
Los depositantes de SVB se transformarán de manera automática en depositantes de First Citizens Bank & Trust Company, y todos y cada uno de los depósitos asumidos proseguirán estando asegurados por la FDIC hasta el límite del seguro.
“We are proud that the FDIC has selected First Citizens to take on the important relationships with Silicon Valley Bank’s depositors and customers, and in turn, strengthen the banking system and the U.S. economy.» – Frank B. Holding, Jr. Read more: https://t.co/WK00OrcQY9 pic.twitter.com/qUxZQRo8pt— First Citizens Bank (@firstcitizens) March 27, 2023
Adicionalmente, la FDIC recibió derechos de apreciación de capital en acciones ordinarias de First Citizens por un valor aproximado de US$ 500 millones.
La FDIC estadounidense estima que el costo de la quiebra del SVB para su Fondo de Seguro de Depósitos (DIF) es de aproximadamente US$ 20.000 millones, aunque el monto exacto se conocerá cuando concluya la administración judicial.
La creación de Silicon Valley Bridge Bank tuvo por objeto dar tiempo a la FDIC “para estabilizar la institución y comercializar la franquicia”, sigue el comunicado.
El pasado diecinueve de marzo, la FDIC anunció que el Flagstar Bank, una filial del New York Community Bancorp, alcanzó un acuerdo para adquirir la mayoría del Signature Bank, banco que asimismo fue intervenido por las autoridades tras el colapso del SVB.
Al igual que con SVB, las cuarenta sucursales que tenía Signature operan ya como Flagstar Bank, que se ha hizo con casi la totalidad de los depósitos de la entidad y con una parte de su cartera de préstamos, conforme anunció a última hora del domingo la FDIC.
La debacle del SVB, experto en start-ups, se debió en una gran parte a que a lo largo del bum tecnológico de la pandemia amontonó un sinnúmero de capital líquido procedente de depósitos de sus clientes del servicio que invirtió en su mayoría en bonos del Tesoro en un largo plazo, en un instante en el que los modelos de interés eran bajísimos.
Tras el fin de las vacas gorditas para las tecnológicas, muchos clientes del servicio del SVB comenzaron a demandar sus ahorros para navegar en los nuevos tiempos. Pero el SVB tenía ese dinero invertido en bonos en un largo plazo que aún precisaban tiempo para madurar, y su restauración le llevó a perder dinero.
Una vez que ocurrió esto, se desató la histeria entre sus clientes del servicio, que se precipitaron a retirar sus fondos, lo que provocó la debacle del banco y activó la intervención de las autoridades con la pretensión de estabilizar la corporación para después ponerla en venta.
Según la FDIC, a data de diez de marzo, el Silicon Valley Bridge Bank tenía US$ ciento sesenta y siete mil millones en activos, de los que más o menos US$ ciento diecinueve mil millones eran depósitos.
Su caída provocó una tempestad en el ámbito financiero estadounidense que se extendió a Europa y que despertó el temor a una posible recesión con la que los inversores llevan padeciendo pesadillas desde hace unos meses.
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EFE
Bogotá (Colombia), 1989. Apasionado por la investigación y el análisis de temas de interés público. Estudió comunicación social en la Universidad de Bogotá y posteriormente obtuvo una maestría en periodismo investigativo en la Universidad de Medellín. Durante su carrera, ha trabajado en diversos medios de comunicación, tanto impresos como digitales, cubriendo temas de política, economía y sociedad en general. Su gran pasión es el periodismo de investigación, en el cual ha destacado por su habilidad para descubrir información relevante y sacar a la luz temas que a menudo se mantienen ocultos.