Nueva Pescanova, empresa heredera de los activos de la quebrada Pescanova y propiedad de Abanca, ha comunicado este miércoles al comité de empresa su intención de “iniciar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), limitado al ámbito de los servicios centrales, en los centros de trabajo de Chapela (Vigo) y Madrid”. El ERE, que justifican por “causas económicas y organizativas”, afectará, según el comunicado, “a menos de un centenar de trabajadores de los más de 10.000 que integran la multinacional”. Preguntada, la pesquera no concreta ninguna cifra ni las condiciones de salida que ofrece a la plantilla. “Antes de llegar a esta decisión, Nueva Pescanova ha explorado todas las alternativas posibles y tomado medidas para minimizar el impacto en sus equipos”, menciona el comunicado. Desde CC OO añaden que han recibido la comunicación en la que les indican que dentro de 15 días se iniciará la negociación, que puede prolongarse durante un mes. El comité de empresa se reunirá con urgencia para analizar la situación.

El movimiento se produce como consecuencia de los malos resultados del ejercicio 2022, en los que el grupo perdió 53 millones de euros, “derivados principalmente de los elevados costes y del entorno inflacionario”. En el ejercicio fiscal (de marzo de 2022 a marzo de 2023), la empresa mantuvo el nivel de ventas por encima de los 1.000 millones (1.074), pero su resultado bruto de explotación se desplomó a 21 millones desde los 80 del ejercicio anterior, según la información adelantada por Expansión.

Abanca, la entidad financiera propiedad de Juan Carlos Escotet, tuvo que inyectar en enero 70 millones de euros en la compañía, que no levanta cabeza desde que concluyó el proceso concursal de la “vieja” Pescanova y que desde su refundación en 2015 solo ha logrado beneficios un año. Se da la circunstancia de que el año pasado la compañía pactó con los comités de empresa del grupo (representados por CC OO, UGT, CIG, USO y CUT) subidas salariales del 2,5% para 2022 y del 2% para los años 2023 y 2024. Ese acuerdo incluía otras mejoras, como una paga única y otra subida retroactiva en base al 2021.

En las últimas semanas se han sucedido los anuncios. El viernes, el consejo de administración decidía poner al frente de la gestión del grupo a Jorge Escudero, con 30 años de experiencia en la industria del gran consumo. Escudero ha desempeñado puestos de dirección, especialmente en el ámbito internacional, en compañías como Coca-Cola, Campofrío, Pascual o Deoleo. También este mes se retomaban las negociaciones con el grupo pesquero canadiense Cooke para la venta del 80% del capital. El proceso, que comenzó en abril y fue anunciado a bombo y platillo por la española, no está siendo fácil. Inicialmente el grupo aseguró que la transacción establecía un valor de 800 millones de euros para los activos y la marca de la firma con sede en Redondela (Pontevedra). Pero fuentes cercanas al proceso rebajan el optimismo de la gallega, que ha sufrido especialmente por la depreciación del euro frente al dólar y la evolución de sus granjas de cultivo de langostino en Latinoamérica.

A la vez, la empresa no responde si los despidos serían una exigencia previa de los compradores para abordar la operación, ni si la decisión ha sido tomada con el beneplácito del ejecutivo recién fichado, que tendrá que enfrentarse al proceso de negociación para hacer efectivos los despidos en cuanto tome posesión del cargo. El grupo opera en 18 países y sus congelados se distribuyen en 80 países de todo el mundo.

Mercedes Cruz Ocaña