El precio de los carburantes no da tregua: con esta, marca ya ocho semanas al alza y ahonda, en el caso de la gasolina, en un nuevo máximo anual. De acuerdo con el último Boletín Petrolero de la Unión Europea, publicado este jueves, a las puertas de la operación retorno veraniega el litro de gasolina se pagaba de media esta semana a 1,72 euros, mientras que el de gasoil a 1,61, su mayor nivel desde febrero. Desde el comienzo de la racha alcista, a principios de julio, se han encarecido un 8,1% y un 12,1%, respectivamente.
Detrás de este incremento se encuentran las subidas del precio del petróleo en los últimos meses: el barril de brent, de referencia en Europa, se ha encarecido un 14% desde principios de julio y ya está cerca (-0,3% este jueves) de los niveles de principios de año. El WTI, referente en el mercado estadounidense, ha subido más de un 16% desde julio. Las limitaciones unilaterales de la producción de crudo por parte de Rusia y Arabia Saudí —que las mantendrá hasta septiembre— han empujado hacia arriba el precio de los combustibles.
Con todo, las estaciones de servicio españolas siguen siendo más asequibles que en el resto de sus pares europeos: la gasolina es un 6% más barata que la media en la Unión Europea y el diésel alrededor del 7%. El país más barato para rellenar el depósito —ya sea gasolina o diésel— es Malta, mientras que los más caros son Países Bajos en gasolina y Suecia en diésel, con el litro a más de dos euros. La media de Los Veintisiete ha sufrido también un aumento de los precios desde comienzos de julio, pero algo menor que en España: los precios medios de la gasolina en la UE han avanzado un 5,7% y los del gasoil algo más de un 10%.
Los precios de los combustibles de los países europeos han seguido caminos diferentes desde el comienzo de la guerra de Ucrania: aquellos que salen peor parados son los conductores de Hungría y Polonia, que han visto cómo los precios tanto de la gasolina como el diésel han aumentado más de un 20%. En el caso de Hungría, ambos carburantes cuestan ahora un cuarto más de lo que costaban a finales de febrero. En Irlanda, por el contrario, la gasolina se ha abaratado desde entonces y el gasoil apenas ha subido un 1,5%.
En España, en comparación con el resto de Los Veintisiete, el diésel se ha comportado mejor: es el octavo país en el que menos ha subido desde febrero de 2022, y el séptimo desde comienzos de este año. La gasolina, por su parte, ha subido más de media: España es el décimo país de la Unión en la que más se ha encarecido este combustible desde la semana previa al inicio de la guerra, y el decimosegundo que más lo hace desde que comenzó la racha alcista a principios de julio. De esta solo se ha librado Finlandia, que ya partía de precios muy altos y que ha visto moderarse tanto la gasolina (-4%) como el diésel (-1%) en los últimos dos meses.
El repunte del precio de los combustibles explica, junto al del gas, la ligera subida del Índice de Precios al Consumo (IPC) adelantada por el Instituto Nacional de Estadística este miércoles. El litro de gasolina se paga a un precio no visto desde noviembre del año pasado —desde agosto, si se aplica el descuento de 20 céntimos que estuvo vigente hasta final de año— y el diésel está en máximos desde febrero de este año.
Con estos precios, rellenar un depósito medio —de 55 litros— cuesta, de media, algo más de 94,65 euros para un coche de gasolina y 88,67 para uno de diésel. Hace un año, con el descuento vigente, llenar el de gasolina rondaba los 88 euros y el de gasoil superaba los 92. Eso sí, sin tener en cuenta el descuento, la gasolina es un 4% más barata y el diésel un 14%. Este último, a pesar del miedo a una espiral alcista por el veto introducido a los productos rusos, ha mantenido el tipo y ya suma 28 semanas por debajo de la gasolina, como acostumbraba hasta el estallido de la guerra de Ucrania.
Los precios de los carburantes se estabilizan de esta forma ampliamente por encima de los niveles previos a la invasión de Ucrania, a finales de febrero del año pasado. En la semana de la invasión, el litro de diésel se pagaba a 1,479 euros, y el de la gasolina a 1,594 euros. Eso sí, ambos están lejos de los máximos que marcaron el verano pasado, en lo peor de la crisis energética, cuando —sin aplicar el descuento— ambos superaron los dos euros el litro.
Difícil consuelo para los conductores españoles que cogerán el coche este fin de semana para volver a sus provincias después de las vacaciones, que probablemente paguen más por su desplazamiento de lo que pagaron en las gasolineras al salir hacia sus destinos vacacionales. Este jueves arrancó la operación retorno, que se prolongará hasta el domingo. La Dirección General de Tráfico (DGT) prevé que se produzcan un total de 6,82 millones de desplazamientos por carretera.