La falta de lluvias en la presente campaña se ha llevado por delante la cosecha de los cereales de invierno —trigo, cebada, avena o centeno— en la mitad sur de la Península. La caída media de la producción ha sido del cuarenta%, hasta unas cantidades estimadas de entre los diez con dos y diez con ocho millones de toneladas, conforme diferentes organizaciones de productores, almacenistas y fabricantes de piensos. La demanda media, en cambio, se mueve entre los treinta y seis y los treinta y siete millones. La campaña la van a marcar los puertos con entradas de unos veintiseis millones de toneladas. Mientras tanto, la sequía asimismo ha asolado con la producción de paja, provocando un vuelco en las cotizaciones de los mercados, algo que hasta la data no ha pasado con los cereales.

España es un esencial exportador de paja y se ha labrado mercados lejanos —especialmente los países del norte de África, del Golfo, Taiwán y Japón—, mas hoy el ámbito tiene contrariedades para operar en el exterior con sus clientes del servicio tradicionales, por costos y además de esto por la carencia de producción. Así lo apunta Fernando Martínez, dueño de la compañía Nual, volcada en la exportación y situada en Arenillas de Muñó (Brugos). La empresa Europaja, por su lado, estima que, aparte de no poder exportar, las importaciones van a ser elevadas, en especial desde Francia. Prevén unos costos de doce euros el kilogramo en origen y de forraje cero con cuarenta euros, con destino a cabañas ganaderas como el vacuno y el ovino, para nutrición o para “camas” de suelo y pastos para las cabañas extensivas. Ante esta situación, el ámbito solicita que la paja no se destine a otros usos no alimenticios, como la obtención de energía (bioetanol).

En una campaña normal, con una superficie de unos 6 millones de hectáreas de cereales de invierno, la producción de paja se estima en unos 5 millones de toneladas, con una recogida media de unos mil kilogramos por hectárea. Este año, con unos cinco con tres millones de hectáreas de superficie, se prevé que la producción de paja no llegue a los 4 millones. Cerca del cincuenta% del territorio está la parte meridional de la Península, donde los rendimientos no han superado los quinientos kilogramos. Además, en miles y miles de hectáreas no se ha podido segar el cereal para dedicarlo a pasto de la ganadería. En la mitad norte los rendimientos medios han sido más elevados, y las bajas producciones al sur del Duero y del Ebro han sido compensadas por las mejores cosechas en las zonas más al norte.

Todo ello ha supuesto una subida de costos. La paja ha pasado de valer menos de cero con diez euros el kilogramo a una media en Castilla y León de hasta cero con veinte euros por kilogramo en el campo. A efectos de consumo, implica un aumento mínimo de 5 céntimos. Rosario Arredondo, ganadera de vacuno en Cantabria, se lamenta de que los costos de la leche se prosigan recortando muy bajo los costos “sin que nadie haga nada”. “Mientras, estamos pagando la paja a más de 0,26 euros el kilo”, lamenta. Una vaca de leche estabulada tiene una demanda de hasta 5 kilogramos de paja por comida, volumen al que hay que sumar las camas en los suelos. Por ello, habitualmente se ha reemplazado la paja por otros productos como el serrín.

Guerra en Ucrania

Por el contrario, el mercado de los cereales se semeja poco a poco más a una montaña rusa en función de lo que ocurre en Ucrania. Pese a la reducción de la oferta en España y en el conjunto de la UE por la sequía, los pronósticos iniciales eran optimistas y la previsión de buenas cosechas en otras latitudes y las estrategias de las multinacionales dieron sitio a fuertes bajadas de costos en otoño, que han llegado a 0,23/0,24 euros el kilogramo en origen para la cebada y a 0,26/0,27 para trigos y maíz. Esta evolución a la baja no se ha registrado en otras materias primas para la nutrición animal como la alfalfa o la propia yerba.

Ahora, pese a las malas cosechas en Europa, a la merced de la situación del corredor de Ucrania para exportar, los operadores piensan que ha empezado una restauración que apunta a una remontada en el costo de los cereales en un medio plazo. El analista de mercado Infomarket, basándonos en las importaciones, maneja para la segunda quincena de julio unos costos en destino de entre doscientos sesenta y doscientos setenta euros la tonelada ™ para trigos, de 255/265 euros para el maíz y de 230/245 en cebada.

Con los presentes costos, deficientes para compensar los costos de producción, en el ámbito cerealista hay una situación dominante reluctante a vender y a la espera de subidas, lo que presionaría a un incremento de las importaciones para aprovisionar la demanda ganadera. Antonio Catón, responsable del ámbito en las Cooperativas Agroalimentarias, apunta la conveniencia de ir soltando progresivamente el cereal para no incidir en una mayor bajada de los costos, aparte de eludir una amenaza de desabastecimiento que impulse una invasión de cereal en los puertos, que es donde se decidirá la campaña.

Mercedes Cruz Ocaña