La banca de España busca un nuevo equilibrio. Tras años de tipos cero o negativos en Europa, con una rentabilidad anémica, el campo se ha encontrado con la bombona de oxígeno de las subidas del BCE desde el pasado julio. Unas levantas que han sido brillantes, más que jamás, lo que ha impulsado de forma fuerte los ingresos bancarios. Sin embargo, las entidades no han trasladado esta política monetaria con exactamente la misma intensidad a la retribución del ahorro, por lo menos no de momento, una cuestión que le está propinando críticas de las instituciones y del Gobierno. Pese a ello, la banca se enroca y se resiste a prosperar de forma substancial la rentabilidad que ofrece a las familias.

“Los depósitos subirán por competencia, no porque lo diga Calviño”, ha asegurado este martes César González-Bueno, consejero encargado del Banco Sabadell, en la segunda jornada del foro de discusión económico organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, patrocinado por el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria. Esta es la contestación del ejecutivo a la crítica que hizo en exactamente la misma sala un día ya antes la vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño. “No me cabe ninguna duda de que el sector bancario español tiene que empezar a transmitir la subida de tipos de interés al ahorro de los españoles”, afirmó en la inauguración del foro de discusión con Carlos Torres, presidente del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, sentado a su lado.

En esta segunda jornada asimismo ha participado José Ignacio Goirigolzarri, presidente de CaixaBank, que ha preferido pasar de puntillas sobre esta cuestión: “La vicepresidenta fijó cuál era su opinión, que me parece absolutamente respetable”. Sin embargo, sí que incidió en que la política de costos depende de cada banco. “Los que tienen que tomar las decisiones de su política de precios son los bancos, cada banco de forma individual, porque las patronales tampoco tienen nada que decir sobre política de precios”, ha zanjado el banquero vasco.

De esta forma, las entidades prosiguen retrasando la llamada guerra por el ahorro, alén de las ofertas de bancos con menor cuota de mercado. González-Bueno ha incidido en que esto acabará ocurriendo, si bien defiende que existen productos más beneficiosos: “Los depósitos a plazo están llegando de forma progresiva. Pero hay productos que creemos que son mejores para los clientes y que son mejores para el banco, para los dos”. En esta línea ha insistido poco después Goirigolzarri, como viene haciendo desde hace unos meses la entidad catalana que encabeza, y ha argumentado que aconsejan a sus clientes del servicio el paso a otras opciones alternativas que consideran más rentables a medio y a largo plazo.

Recuperar la rentabilidad

Los datos, de momento, muestran un desfase entre lo que pasa en España y la banca europea. En abril, último dato libre del BCE, las entidades nacionales pagaron de media un uno con treinta y tres% a los hogares por los nuevos depósitos a plazo de hasta un año, muy bajo el dos con veintisiete% que se anotó en la zona euro. Donde sí que se ha logrado la convergencia, o por lo menos ya queda muy cerca, es en el pago por los depósitos de las empresas: la banca en España abonó en el mes de abril de media un dos con seis%, muy cerca del dos con setenta y nueve% que registró la Eurozona.

Fuentes del campo financiero explicaban al comienzo de las subidas de tipos, hace ahora prácticamente un año, que la banca trataría de estirar el máximo posible la retribución del ahorro para así recobrar la rentabilidad perdida en la era de tipos negativos o cero. Así le daría tiempo al activo a repreciarse (por servirnos de un ejemplo, las hipotecas se actualizan frecuentemente al nuevo costo del dinero una vez al año, dependiendo del euríbor), a que medren los ingresos y poder conocer entonces qué margen tiene para retribuir depósitos y captar más fondos.

La cartera hipotecaria, que tarda en actualizarse por completo entre doce y dieciocho meses, ya responde en una gran parte al nuevo ambiente de política monetaria. A final de marzo, a CaixaBank le quedaba solo por actualizar un dieciseis% de su cartera, al Santander cerca del treinta% y a Bankinter una tercera parte, por servirnos de un ejemplo.

Así, con la actualización de las cuotas hipotecarias, la banca se queda sin una de sus disculpas para no retribuir los depósitos. Por otro lado, asimismo influye en buena medida la rebosante liquidez en el mercado a fin de que no tengan interés en abonar más por esos ahorros. Es decir, cuentan con una situación holgada que les deja ser menos beligerantes en su política comercial. Aunque esta cuestión asimismo se reducirá algo con la devolución de una buena parte de las TLTRO (la financiación en un largo plazo del BCE concedida en condiciones muy provechosas), un hecho que forzará a la banca a hacer más sacrificios para captar depósitos.

Eso sí, todo esto se debe conjugar con la inseguridad económica por el posible freno de la actividad y con el enorme miedo del sector: el apogeo de los impagos. Por el instante, la tasa de morosidad prosigue en niveles históricamente bajos, si bien se sostiene la vista puesta en este termómetro vital para la banca. Entre otras cosas, por el hecho de que el recuerdo de la crisis de dos mil ocho prosigue vivísimo. Por ello, las entidades son muy prudentes, tal vez con algo de exceso de celo, para no dar un paso en falso y estrujar nuevamente sus márgenes.

El que se ha salido del guion y ha puesto más énfasis en la oferta ha sido Ignacio Juliá, presidente de ING para España y Portugal. Juliá ha asegurado que las familias han comenzado a desplazar el dinero desde la disponibilidad que brinda la cuenta bancaria al depósito a plazo para conseguir más rentabilidad. La entidad holandesa ofrece un depósito a plazo, a 3 meses. Y ha recordado que ING ha subido 4 veces la remuneración de la cuenta naranja, ha lanzado fondos monetarios y fondos para invertir a más largo plazo. “Estamos dando opciones para diversificar”, ha señalado.

Reputación del sector

Otro tema en el que están coincidiendo prácticamente todos los comunicantes es en el peligro de un deterioro de la reputación de la banca, en una parte por sus renuencias a prosperar la rentabilidad de los depósitos de los hogares. “Tenemos que seguir esforzándonos en comunicar mejor nuestra utilidad a la sociedad”, ha dicho Goirigolzarri. A lo que ha añadido: “No sé qué pasará, pero el que decidirá es el cliente. Si no está conforme con una oferta, elegirá otras”.

La imagen del campo y de cada entidad es clave para un negocio que depende de la confianza de los clientes del servicio. Tal vez por esta razón han coincidido en este tema tanto González-Bueno como Goirigolzarri. Y lo han hecho además de esto haciendo alusión a un mismo dato: la imagen del banco con el que trabaja cada usuario es mucho mejor que la del campo en conjunto. “La reputación de la banca nos ocupa mucho y trabajamos en distintos ámbitos, pero es cierto que hay diferencias entre la imagen del sector y el de su entidad”, ha asegurado Alejandra Kindelán, presidente de la patronal bancaria Asociación Española de Banca (AEB).

Por otro lado, el presidente de CaixaBank asimismo ha contestado a las dudas expuestas tanto por Calviño como por Juan Bravo, vicesecretario de Economía del PP, sobre si el impuesto excepcional a la banca se sostendrá hasta dos mil veinticuatro e inclusive alén de lo aprobado en un inicio. “Espero que no. Es mi deseo y además creo que es lo razonable. Dicho esto, la decisión le corresponderá al nuevo Gobierno”, ha concluido Goirigolzarri. Por su parte, la presidente de la patronal bancaria AEB asimismo ha dejado claro su rechazo a la tasa temporal: “No nos gusta el impuesto, ni en el fondo ni en la forma. Por eso lo hemos recurrido”.

Mercedes Cruz Ocaña