¿Alguna vez has intentado edificar una torre de cartas? Mantenerla en pie es prácticamente un trabajo de ingeniería. La clave se encuentra en establecer una base sólida que prevenga cualquier derrumbe. Y algo similar sucede cuando creas una startup. Una idea disruptiva no va a tener éxito por sí sola. Cuando das con un vacío en las necesidades de una industria, y eres capaz de crear algo renovador para reemplazar dicha necesidad, es esencial trabajar en la estructura que sostendrá y desarrollará dicha idea a lo largo del tiempo.

El primer pilar es la fortaleza mental. El emprendimiento requiere confianza y optimismo y no dejarse llevar por las noticias negativas. No hay una receta para el éxito, mas debes realizar tu idea creyéndote que va a salir bien y que todo el ahínco que estás efectuando día a día se va a ver retribuido. Si crees en tu proyecto, en tu equipo, y todos trabajáis de forma constante y enfocada, va a llegar un instante en el que eches la vista atrás y te sorprendas con todos y cada uno de los pequeños (o no tan pequeños) logros que se han logrado. Mantener una actitud optimista no es labor simple.

El emprendimiento lleva inherente un elevado grado de incertidumbre por la naturaleza misma del negocio y el ahínco que supone «disrumpir» cualquier campo. Sin duda alguna, nuestras probabilidades de éxito van a ser superiores si aparte de trabajar duro, somos optimistas y confiamos en nosotros mismos.

Un hábito que aconsejo mucho a mis colegas –aparte de hacer ejercicio que me semeja la mejor forma de abrasar estrés–, es el de pensar. Intento dedicarle mínimo diez minutos todas y cada una de las mañanas, y eso me deja liberarme de fatalismos y centrarme en lo importante, ya no por lo general, sino más bien en las pequeñas labores que deseo solucionar en el día.

La cultura empresarial es otro de los pilares que mantiene un proyecto. Requiere una inversión notable de tiempo y esmero acotar los valores que guiarán a la compañía y su propósito ya antes de presentarla al planeta. Para promover esta identidad, es indispensable asegurarse de que los profesionales que forman tu equipo están alineados con los principios establecidos. Así, se crea un equipo unido que se retroalimenta en energía y motivación.

Otro factor esencial en la cultura empresarial son los financiadores, encontrar a los partners ideales para desarrollar tu idea de negocio y escalar juntos es tan esencial como el equipo: que estén alineados con los objetivos, con el ritmo de desarrollo y que comprendan que en este planeta es frecuente mudar los planes de negocio y que el desarrollo no siempre y en todo momento va a ser estable.

Por ello, es preciso hacer los deberes e investigar qué restricciones tiene cada fondo, cuál es su perspectiva del mercado en el que se quiere operar y qué prioridades tiene en el momento de examinar una ocasión de inversión. Así, el proceso va a ser considerablemente más efectivo y no se desperdiciará tiempo.

En esta profesión existe un índice altísimo de peligro e incertidumbre y el líder es el responsable de marcar el camino a la vez que transmite seguridad a su equipo. Alén de lidiar con cientos y cientos de negativas por la parte de posibles financiadores, como anteriormente comentábamos, la fuerza mental es precisa para encarar posibles escenarios como, por servirnos de un ejemplo, cuando hay mucha quema de caja y no se producen ingresos.

Controlar el agobio que supone la posibilidad de que la compañía se quede sin liquidez y que todos y cada uno de los sacrificios se vayan por la borda es uno de los aspectos más difíciles del emprendimiento. Hay que aprender a llevarlo, ser resilientes y eludir caer en pesimismos. Para lograrlo, es preciso cuidarse a uno mismo y resguardar el cosmos de la psique que, al fin y al postre, es el motor de energía que impulsa el proyecto.

Por último, algo que asimismo aconsejo mucho es conectar con conjuntos o asociaciones de emprendedores/líderes de empresa, como pueden ser REF (Renaissance Executive Forums) o EYES (Emerging Young Entrepreneurs Society), y de las que formo parte, sobre todo para poder contar con su apoyo en los diferentes instantes del camino, y aprender de sus trayectorias, de sus aciertos y fallos.

Estos conjuntos, aparte de asistirte a desarrollar tu negocio basándose en sus experiencias, te van a ser de gran apoyo en los instantes en los que precises que alguien comprenda de momento que estés pasando precisamente con tu compañía y pueden ofrecer un gran punto de apoyo, nuevas perspectivas y posibles soluciones. Y asimismo sirven para hacer grandes amigos.

Emprender no es fácil. El nivel de inseguridad que se vive en los inicios de un proyecto es enorme, y la presión puede llevarnos al cierre de la compañía si no somos capaces de surfear más de una ola a la vez. Es más, el noventa% de las startups españolas no superan el tercer año de vida. El éxito jamás está garantizado, mas unas buenas bases en torno a nuestra idea, una cultura empresarial sólida y dirigida por un líder optimista y capaz de trabajar continuamente con una actitud positiva y con proyección, son los mejores ingredientes para lograrlo.

*** Jorge González-Iglesias es cofundador y CEO de Gibobs tu mejor hipoteca.

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José Manuel Gómez Aparicio