La fiebre del oro continúa desatada en este 24 de diciembre. Por primera vez, el precio de la onza de oro supera los 4.500 dólares, tras un incremento cercano al 1%. Este metal precioso acumula una revalorización de más del 70% en lo que va del 2025, concluyendo así como el año más prominente desde 1979. Pero no solo el oro brilla: la plata también está alcanzando nuevos récords, sumándose a la tendencia positiva del cobre.
Impulso de los metales preciosos
Las expectativas en torno a posibles recortes en las tasas de interés en Estados Unidos, la depreciación del dólar y la inquietud geopolítica están activando el interés por estos metales. Tanto oro como plata se encaminan a registrar sus mayores ganancias anuales desde 1979. Además, el miedo a la escasez del cobre, esencial para la transición energética, también está influyendo en su creciente valor.
El aumento en el precio del oro se debe, en gran parte, a las compras masivas de bancos centrales y a la creciente entrada de capital en fondos cotizados (ETFs) respaldados por lingotes. Los movimientos estratégicos de la política comercial global, particularmente por parte de Donald Trump, han acelerado este impresionante rally desde inicios de año.
Papel clave de los bancos centrales
Desde el inicio del conflicto en Ucrania en 2022, los bancos centrales han intensificado sus compras de oro. Su influencia en el mercado es crucial para el aumento de precios. El Banco Central de China, por ejemplo, ha sido uno de los compradores más activos, aunque se sospecha que sus adquisiciones superan las cifras oficialmente reportadas. Esta falta de transparencia es habitual en activos que adquieren importancia geoestratégica.
Con la expectativa de nuevos recortes en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal en 2026, junto a un dato de inflación del 2,7% en noviembre que superó las expectativas, el dólar se ha debilitado frente a otras monedas. Esta devaluación facilita la compra de oro para inversores fuera de EE. UU.
A medida que los inversores se alejan de los bonos soberanos y otras divisas, aumentando su preocupación por la erosión de valores debido a altos niveles de deuda, el interés por el oro se intensifica.
La plata y el cobre: protagonistas olvidados
El precio de la plata también ha mostrado un notable aumento, alcanzando un nuevo récord de 72,75 dólares por onza tras un incremento del 2,3%. Hasta la fecha, su valor ha subido cerca del 150% durante el 2025.
En cuanto al cobre, fundamental para la transición energética, ha visto su precio crecer más del 30% este año. La amenaza de aranceles y la escasez de suministro están impulsando este metal hacia su mayor ganancia anual desde 2009, con un pronóstico que sugiere que podría alcanzar los 15.000 dólares por tonelada en 2026.
La creciente preocupación por el recorte en la oferta mundial del cobre ha superado a la desaceleración de la demanda, convirtiendo su evolución en un claro indicador del estrés presente en el suministro. Las difíciles negociaciones anuales para los contratos de mineral han resultado en tarifas de procesamiento históricamente bajas, lo que ha llevado a algunas fundiciones a reducir su producción o incluso cerrar sus puertas.
En este panorama volátil, los metales preciosos y el cobre se consolidan como elementos clave en la búsqueda de soluciones ante la incertidumbre económica y geopolítica.
