Desde limpiar baños en Disney World hasta dirigir una farmacéutica multimillonaria, he recorrido un viaje profesional lleno de enseñanzas, y la lección más valiosa que he aprendido es esta: siempre hay que añadir valor.
Mi experiencia de una década como director ejecutivo me ha demostrado que las verdaderas contribuciones suelen surgir de roles menos visibles y alejados del foco de atención. Sin embargo, esta es precisamente la clave: añadir valor es algo que todos, sin importar su rol, pueden lograr. Esta idea es un pilar fundamental de mi libro, The Detour CEO.
¿Por qué? Porque el valor se acumula. No hay fórmulas mágicas o secretos ocultos. El verdadero truco radica en el esfuerzo, la humildad y la actitud proactiva. Aquí tienes tres estrategias para comenzar a añadir valor desde hoy mismo:
- Hazte la pregunta: «¿Cómo puedo aportar valor hoy?»
A primera vista, esta pregunta parece obvia y sencilla, pero su simplicidad es precisamente lo que la hace poderosa y frecuentemente ignorada. Si inicias tu día reflexionando sobre cómo puedes sumar valor, te dispondrás a buscar pequeñas oportunidades por toda parte. Podría ser tan sencillo como animar a un compañero o identificar una ineficiencia en el equipo y proponer una solución. En lugar de quejarte, propon un camino hacia el cambio.
Este enfoque requiere que asumas la responsabilidad de tu trabajo, sin importar cuán humilde sea tu papel. Al aportar valor, das sentido a tu función y te destacas ante tus superiores. No dudes en acercarte a tu jefe y preguntarle: «¿Cómo puedo ayudar hoy?» Es una pregunta que no están acostumbrados a escuchar, ¡y hará que te remarquen!
- Lidera sin título
No necesitas ser un director para ser un líder. Si aspiras a un puesto de liderazgo, actúa como tal desde ahora. El auténtico liderazgo consiste en asumir la responsabilidad más allá de uno mismo. Algunas de las personas más influyentes que he conocido ni siquiera se considerarían líderes, pero su impacto es innegable. Recuerda, el título más significativo en tu vida provendrá de cómo los demás te perciben.
- Dominio en los pequeños detalles
¿Quieres sobresalir en tu carrera? Comienza a dominar las pequeñas cosas. Ser la persona que recuerda los nombres, que llega puntual y que siempre tiene una idea lista para compartir son habilidades que no requieren talento especial, solo observación y acción.
A medida que perfecciones estos pequeños hábitos, se convertirán en parte de tu rutina diaria y te dejarán más espacio para abordar también las grandes cuestiones, como realizar presentaciones efectivas o adquirir nuevas certificaciones. Las oportunidades más impactantes llegan a aquellos que dominan lo básico. Ciertamente, no he visto a un vendedor cerrar un trato importante sin primero dominar el arte de una llamada de ventas, ni a un emprendedor triunfar solo por la fuerza de una idea brillante.
El valor se acumula
La gran verdad es que añadir valor no solo beneficia a los demás, sino que también enriquece tu propia experiencia. Si abordas la idea de aportar valor como un medio para alcanzar un fin, es probable que no funcione. El valor tiene una naturaleza reciproca: al buscar añadir valor a otros, automáticamente te enriqueces tú mismo.
Cada pequeño gesto cuenta, y con el tiempo, te convertirás en una persona que siempre aporta, tanto en acciones como en palabras. Este tipo de impacto no puede definirse por un título en una empresa.
No esperes resultados inmediatos. Al comprometerte a añadir valor cada día, no solo construyes un currículum, sino que trazas un camino hacia el éxito personal y profesional que vale la pena transitar.